Reed, Cale y compañía estaban creando artesanalmente épicos drones de guitarra de quince minutos y cantando documentalmente sobre drogas, sadomasoquismo y demás ya en 1966 y 1967. Eran todas canciones de hoja afilada. Este oscurantista, crudo, repetitivo y enorme
riff de guitarra con forma de drone de Bo Diddley, y la maligna borrasca vocal, esta influencia blues, siempre ha estado en los Stones, incluso si parece que en ocasiones se hayan dejado llevar. Pudo costarles a los Stones hasta 1969 dejarse ir con el extenso
sturm und drang de “Midnight Rambler”, pero el peligro siempre ha estado presente en el blues. La fría decadencia no ya solo del blues afroamericano, sino también de la variante europea explorada por Brecht y Weill, André Gide, Thomas Mann y otros, se halla muy presente en
“Exile On Main St.” (Rolling Stones-Atlantic, 1972).
De modo que aunque Joe Strummer declarara en 1977
“no Beatles, no Stones y no Elvis en el 77”, se trataba probablemente del resultado de la frustración de un cansado fan ante el rostro de la grotesca autoparodia de sus antiguos héroes y su progresiva irrelevancia musical, del mismo modo que se servía de ello como un eslogan publicitario, a la manera de los
angry young man distanciándose de la generación previa. De hecho, un Strummer más viejo y mas sabio declaró a la revista ‘Uncut’ en 2002:
“La verdad es que me gustan todos los períodos de los Stones…”.