Aunque haya quien se empeñe en decir que las listas de “lo mejor de” son cosa del pasado sin ningún interés, lo cierto es que nos siguen gustando. O al menos eso es lo que parece indicar la realidad a tenor del éxito que cosechan cada año –sin ir más lejos– las de esta casa, pero también las que se publican en otros medios de comunicación. Por mi parte, me interesan incluso las de gente random que publica sus favoritos de cada temporada en redes sociales. Creo que fue Jimi Hendrix quien dijo algo así como que uno nunca sabía si al doblar la esquina iba a encontrar a su nuevo músico favorito. Nunca se sabe quién te va a descubrir a un artista que te cambie la vida. Por eso estas listas resultan útiles. O, al menos, entretenidas. Y si hablamos de alguna de estas con especial relevancia, hay que mencionar la que la revista ‘Rolling Stone’ ideó en 2003. La actualizaron por primera vez en 2012 y se volvió a actualizar en 2020. El libro que nos ocupa recoge en su totalidad esa versión más reciente.
La idea de la lista original surgió como respuesta a las voces que en los primeros años del nuevo siglo vaticinaban la muerte del álbum musical como concepto. Para su elaboración, pidieron una lista de sus cincuenta discos favoritos de todos los tiempos a trescientos participantes entre músicos, periodistas, colaboradores de la revista y miembros de la industria discográfica en general. Nombres como Billie Eilish, Stewart Copeland, Bob Mould, Rob Halford, Mac McCaughan, Camilo Lara, Butch Vig, Juanes, Kelis, The Edge, John McLaughlin, Stevie Nicks, Moby, Beyoncé, DJ Shadow o las Hinds son solo algunos de los que cualquier lectora o lector de Rockdelux reconocerá. Cada uno de ellos envió una lista con sus álbumes favoritos. El mejor valorado obtenía cien puntos, el segundo cincuenta y así sucesivamente.
El resultado es un compendio de obras cuando menos sorprendente. No resulta raro encontrar “What’s Going On” (1971), de Marvin Gaye, en el puesto número uno (fue el segundo en la lista del Rockdelux 200) ni “Pet Sounds” (1966), de The Beach Boys, en segunda posición (fue el tercero en la lista del Rockdelux 200). Pero sí sorprende –al menos a mí– que el tercer puesto sea para “Blue” (1971), de Joni Mitchell (fue el treinta y uno en la lista del Rockdelux 200). No quiero desvelar más porque el resto del total de quinientos da para mucho. Y aunque cada cual tendrá sus propios favoritos y su propia opinión sobre quién está o no está o si el ranking es o no es justo con sus preferencias, las sorpresas y el buen rato de lectura están asegurados.
Prologado por el periodista y escritor –además de veterano colaborador de ‘Rolling Stone’– Rob Sheffield, cada disco cuenta con un texto de acompañamiento en el que se analiza brevemente –algunos con más acierto que otros– su significado o su historia o aquello que cada colaborador ha decidido destacar como más reseñable. También se incluyen numerosas fotografías que suponen un complemento perfecto a los textos. Además, aquí y allá se añaden columnas con el “Cómo se hizo” de varios de los álbumes incluidos, más algunas listas con los diez favoritos de parte de los artistas que han colaborado con sus votaciones. De entre estas, mi favorita es sin duda la de Adam Horovitz aka Ad-Rock, de Beastie Boys, con casi todos los discos inventados y una joya dub olvidada como es “Sign Of The Times” (1986), de Macka B, en el número uno.
La presentación, en gran formato cuadrado con tapa dura y papel brillo de buen gramaje, convierte la lectura en una experiencia gratificante y este libro en un objeto digno de ser recomendado para cualquier amante de la música en general. Además, supone una excusa excelente para volver a escuchar –o para descubrir, según sea el caso– cualquiera de los quinientos excelentes álbumes incluidos en la lista. ∎