Y la salida fue “What’s Going On”, el primer álbum de su carrera sobre el que iba a tener un control absoluto, un ciclo de canciones punteando el signo de los tiempos –de su tiempo– que reflexionaba en voz alta sobre la inutilidad de la guerra, la esclavitud de las drogas, la vida en el gueto, el deterioro ambiental y la redención colectiva vía el amor universal, sin olvidar elementos autobiográficos (esa plegaria al padre en el tema principal, con el ruego
“no me castigues con brutalidad”, pone los pelos de punta). Política e intimidad enmarcadas en canciones deslumbrantes –algunas finalizadas con la ayuda de Alfred Cleveland, James Nyx o Ronaldo Benson (de The Four Tops) y con unos precisos arreglos orquestales de David Van DePitte– que levantaron acta definitiva sobre el soul como un medio de expresión adulto y comprometido.
No era la primera vez que los artistas negros trataban temas sociales en sus canciones –Otis Redding, James Brown, Chi-Lites, Sam Cooke, los Impressions de Curtis Mayfield o Sly Stone ya lo habían hecho previamente–, pero nunca desde el planteamiento global de todo un largo conceptual. Y las alarmas sonaron en las oficinas de Motown: Gordy se negó a editar el LP –obligó a hacer una nueva mezcla en Los Ángeles; la original detroitiana se recuperó en la edición Deluxe del álbum en 2001, junto con un concierto grabado el 1 de mayo de 1972 en Washington DC–, pero finalmente accedió vistos los buenos resultados comerciales del sencillo de adelanto con el tema titular. Y desde su publicación en abril de 1971, “What’s Going On” no solo se convirtió en uno de los mayores éxitos de la historia de la compañía de Motor City, sino en el modelo a seguir para las grandes obras de madurez en los setenta de Mayfield, Stevie Wonder, Donny Hathaway o Gil Scott-Heron. También fue el florecimiento definitivo de Gaye como cantante –experimentando con todos los registros de su voz, doblada en varias pistas– y su reafirmación como compositor en unas canciones –exquisitamente envueltas en una instrumentación de ensueño, lujosa y cálida: bajos sinuosos, saxos nocturnos, pianos impresionistas, percusiones calientes– de cadencias relajadas y expansivas entre cuyos ritmos y melodías se mecían influencias caribeñas, de jazz, funk o blues.
Desde el sangrante prisma cínico y egoísta convertido en moneda común en las sociedades capitalistas desde la entrada de los ochenta es posible que el mensaje de “What’s Going On” parezca ingenuo y simplista. Gran error: sus surcos encierran el dolor y la esperanza de un humanista interrógandose sin máscaras sobre los vaivenes del alma. La sinceridad siempre es sencilla y “What’s Going On” la derrocha en forma de Gran Arte. ∎