DEBBY FRIDAY quiere ser una estrella, lo admite en la nota de prensa (y el título) de su nuevo disco, pero eso no significa que esté dispuesta a domesticar su propuesta. En la continuación del revelador “Good Luck” (2023), conduce su pop electrónico hacia la pista, pero no de forma tímida ni con ganchos genéricos, sino buscando algo realmente vibrante, intenso y cegador. Apoyada en la producción por Darcy Baylis (conocido por su alias emo-rap Wicca Phase Springs Eternal), coquetea con breakbeat o trance para redefinirse como diva de baile para party people pensante.
La inicial “1/17”, oda sexual con aromas PC Music, parece ser una larga intro beatless hasta que entra el beat y la tierra se mueve bajo nuestros pies; es un momento sublimado en ese recomendable videoclip filmado en el Massey Hall de Toronto, precisamente el lugar donde la artista recogió el premio Polaris por su debut hace ahora dos años. Si ese arranque trance recuerda a Danny L Harle, la posterior “All I Wanna Do Is Party” es algo así como el “Girls Just Want To Have Fun” de Hannah Diamond. Más dura, pesada y rápida es “In The Club”, tremenda colaboración con los clásicos del ghettotech HiTech.
Aunque no demasiado largo –33 cortos minutos–, “The Starrr Of The Queen Of Life” sirve en realidad a Friday para tantear diversos tempos y explorar toda clase de vertientes en su arte vocal: rapea en la electro “Lipsyinc”, especie de desplante a una copiona (“she said she heard my song / now all she do is lipsync”); susurra en “Higher”, en cuya segunda parte es ella la que parece copiar, a Amaarae en concreto; canta-habla al estilo softcore de la Madonna de “Erotica” (1992) en el interludio “ppp”, siglas de “pussy pink princess”; busca el tacto robótico del Bon Iver más experimental en “Leave.”, o sorprende finalmente sacando swagger rock en una “Darker The Better” con algo de post-punk pulido al estilo Lali Puna.
La variedad se extiende a unas letras que pueden pasar del puro hedonismo y las bromas internas a un relato tan íntimo como “Alberta”, su reflexión sobre lo que conlleva querer a alguien que pasa por el peor momento; también aquí, algunos detalles parecen solo para su círculo cercano. Por otro lado, en “Bet On Me” Friday parece expresar sus reservas hacia los excesos confesionales del pop moderno: “No pongo todos mis pensamientos por escrito / Tengo miedo a la permanencia”. Debe ser de las pocas personas que piensa así en este desbordante, agobiante, cacofónico momento de la historia.
Redondea la propuesta una portada fascinante, en cuya imagen Friday parece estar ascendiendo a los cielos y buceando hacia abajo al mismo tiempo. Según ella, es lo que tiene atreverse a buscar algo más, que puedes “volar hacia el sol o caer de vuelta a la Tierra”. De momento, su único camino es hacia arriba. Y todo parece insinuar que lo próximo será un asalto aún más directo al estrellato pop global. ∎