Álbum

James Brandon Lewis

Apple CoresAnti-[PIAS] Ibero América, 2025

El saxofonista neoyorquino James Brandon Lewis tiene a sus 41 años una sólida reputación, impulsada el año pasado con la publicación del álbum “The Messthetics And James Brandon Lewis” en el sello Impulse!, mezclando free jazz y espíritu punk junto a un trío que incluye la sección rítmica de Fugazi. Pero la prueba de que es un músico de mente abierta ya era evidente antes. Solo hace falta fijarse en la reinvención del góspel de Mahalia Jackson que hizo en “For Mahalia, With Love” (2023), junto a su Red Lily Quintet, o en su anterior álbum para Anti ese mismo año, un “Eye Of I” donde exploraba las esquinas menos complacientes del free jazz.

Según explica, el precursor espiritual del actual “Apple Cores” es su tercer álbum, “Days Of Free Man” (2015), publicado por el sello Okey, igual que su anterior “Divine Travels” (2014), en el que empezó a mostrar su personalidad. Y si junto a The Messthetics enseña su lado más raw, ahora se inclina por el groove y por rendir tributo a maestros del free jazz y al ideólogo e intelectual Amiri Baraka –antes conocido como LeRoi Jones–, de quien toma prestado el título del álbum. Según explicaba Amiri Baraka (1934-2014) en su colección de ensayos “Black Music. Free Jazz y conciencia negra 1959-1967” (1968; Caja Negra, 2014; aunque la primera edición en español, titulada “Música negra”, es de Júcar, publicada en 1977), “durante algún tiempo tuve incluso una columna regular en Down Beat llamada Apple Cores”, en la que se dedicaba a difundir de manera entusiasta a los músicos del jazz, a los clásicos, como John Coltrane y Thelonious Monk, y a los de la denominada “new thing”, entre cuyos prebostes estaban Ornette Coleman y Don Cherry. En el sonido resulta determinante la labor de la sección rítmica, integrada por su asiduo acompañante Chad Taylor a la batería y por un no menos inmenso Josh Werner, al bajo eléctrico y guitarra, colaborador de Bill Laswell y con un currículo vinculado a músicos de reggae, rock experimental, hip hop y jazz.

Las tres encarnaciones del tema “Apple Cores” es lo más groove del álbum, con un corpulento bajo funk, en la estela de Jamaaladeen Tacuma, y una batería metronómica, sobre los cuales el saxo tenor dibuja fraseos que buscan la improvisación desbocada sin renunciar a anclar las melodías con precisión. El primer single, “Five Spots To Caravan”, es un homenaje explícito a Don Cherry y Ornette Coleman, ya que el Five Spots es el club neoyorquino donde ambos debutaron en 1959 y Caravan Of Dreams fue un “performing art center” ubicado en Fort Worth, Texas, la ciudad natal de Coleman; así no extraña que suenen como una versión actualizada de Prime Time. El free funk con fondo ambiental campa también a sus anchas por “Remember Brooklyn & Moki” –Moki Cherry, pintora y artista textil sueca, fue la esposa de Don Cherry y madre de Neneh Cherry–, y en el explícito título de “D.C. Got Pocket” el saxo tenor de Lewis combina fases melódicas con improvisación, sorteando las disrupciones experimentales y el wah-wah de la guitarra. Quien si toca una trompeta de bolsillo es Don Cherry en “This Is Our Music”, el disco de The Ornette Coleman Quartet publicado en 1961, al que Lewis hace un guiño con el tema final, “Exactly, Our Music”, donde de nuevo su saxo comparte protagonismo con la espacial guitarra de Werner, en lo que se convierte en un modelo de jazz paisajístico. Y “Broken Shadows”, un tributo al tema del mismo título compuesto por Coleman, se inicia con un sinuoso fraseo de aire arábigo que, tras un silencio, da paso a un torbellino percutivo sobre el que se explaya el saxo tenor, entre un oscuro oleaje sintético.

El tema “Don’t Forget Jayne” está dedicado a la poeta y activista Jayne Cortez. En esta ocasión, sin perder la contundencia de la sección rítmica, ni olvidarse del leitmotiv free jazz, abrazan también una cierta espiritualidad a lo Alice Coltrane. El sonido más particular es el de “Prince Eugene”, gracias a la kalimba de Taylor, dibujando unas notas de reminiscencias africanas sobre las que evoluciona un solo de saxo, que nunca se vuelve abrasivo, y un efecto de wah-wah que imprime tono psicodélico. Por último, “Of Mind And Feeling” funciona a la manera de una balada jazzística, con un fondo ambient que conecta con el new age de Carlos Niño y Miguel Atwood-Fergusson. ∎

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