Álbum

Jlin

Black OrigamiPlanet Mu, 2017
Justo cuando parecía que el footwork había agotado las posibilidades de evolucionar con la muerte de DJ Rashad, Jlin abrió el género a espacios desconocidos con “Dark Energy” (2015). Motivada por la necesidad de encontrar una voz propia, la productora de Indiana dejó de samplear bases ajenas para aprender a construir sus ritmos desde cero. “Black Origami” dobla la apuesta por el poder del ritmo en un monumental tour de force construido sobre timbales digitales y parches sintéticos que reproducen patrones africanos.

Jlin sostiene que las raíces del footwork se hallan en África y está dispuesta a reconstruir ese nexo a través de descomunales secuencias de ritmos que giran en trance como caballos salvajes. El corte que abre y da título al álbum propone un código estético que se repite a lo largo de todo el disco con variaciones de esa misma pauta sonora. Pero la idea base es tan buena que no suena redundante, sino que amplifica su potencial en impresionantes batallones de ritmos como “Enigma”, “Hatshepsut” o “Challenge (To Be Continued)”.

La danza ha sido un motivo de inspiración esencial para Jlin, ya que el baile es otro cable tendido entre el footwork y los ritmos africanos, así como un vehículo para comunicarse con los espíritus en las sociedades tribales. “Black Origami” funde etnografía y tecnología, pasado y futuro, entroncando con el ideario de la Fourth World Music. Jlin también se deja contaminar por agentes externos, coproduciendo la operística “Holy Child” con William Basinski y “1%” con Holly Herndon, dos pistas que aparcan los motivos africanos para imaginar una fase evolucionada del sonido de “Dark Energy”. ∎

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