El verano del sad boi no empieza hasta que lo diga Omar Apollo, que acaba de volver con su segundo álbum, “God Said No”, un trabajo en el que sobrelleva un doble duelo: lo encontramos llorando por el Omar que fue y ya no será y, por supuesto, por esos tíos que le han dejado con el corazón hecho añicos en los tres meses en los que se atrincheró, el año pasado, en Londres para grabar este LP en los míticos Abbey Road Studios. Llega este disco, entonces, después de anotarse su mayor éxito hasta la fecha, “Evergreen (You Didn’t Deserve Me At All)”, un habitual de TikTok y mapa para navegar en los cielos de la tormenta de la ruptura, esquivando la rabia, la duda, la angustia y el odio hacia uno mismo.
“La vida es injusta”, se lamenta en la canción de mismo título de “God Said No”, donde esta vez reduce al español, un idioma en el que antes cantaba para homenajear sus raíces mexicanas, hasta un protagonismo casi residual. Eso sí, se marca un par de versos en “Empty” que encapsulan mucho de su personalidad contradictoria, autocompasiva y anhelante. “Cantando en otro lenguaje pa’ que no me entiendes [sic]” suelta para atrincherarse en sus propias ruinas emocionales antes de acabar con “No quiero verte / No quiero tenerte / Todos los días, todos los días”.
A diferencia de lo que supuso “Ivory” (2022), un álbum de debut para estrenar su nueva etapa en major y, muy a la manera del mainstream pop, con una concurrida hoja de créditos entre productores de renombre y estrellas para darle mayor impacto comercial al proyecto, “God Said No” supone un paso atrás en ese sentido. Ahora ha acotado la ayuda externa a su núcleo de confianza –Teo Helm, aquí en tareas de productor ejecutivo, Carter Lang y Blake Slatkin–, y donde antes te aparecían un Daniel Caesar, una Kali Uchis, unos The Neptunes, ahora solo lo hace un Mustafa que funde su voz con la de Apollo intercambiando unos versos de intensidad poética y temática trascendental, ofreciendo una reflexión sobre las relaciones humanas y la salud medioambiental de la Tierra. Sin olvidar la aparición no acreditada de un Pedro Pascal que ofrece un monólogo spoken word en el que se hace pasar por el propio Apollo en “Pedro”, y brindar toques familiares con la risa de su padre y la voz de su madre en la canción de cierre.
A nivel de sonidos también sigue asumiendo ciertos riesgos, al menos en el contexto de un álbum lanzado por una multinacional. “Glow”, entre su bruma sintética y su cascada de pianos, hace preguntarse si no podría haber sido producida por Oneohtrix Point Never. De hecho, Omar Apollo ha citado, entre sus influencias, a Ryuichi Sakamoto, además del semiolvidado trío dream pop Ivy. También sorprendente, no por arriesgada, sino por ser una novedad en su cancionero, es “Less Of You”, un himno de synthpop inspirado tanto por el Giorgio Moroder de “El expreso de medianoche” (1978) como por ese pop electrónico que escuchaba en alta rotación un amante que le jodió la cabeza y el corazón en un hotel de Londres. Es indiscutiblemente la mejor canción del conjunto si nos olvidamos de las múltiples imitaciones de Frank Ocean (a falta del rey, nos contentamos con el príncipe) tanto en lo sonoro como en contenido, ofreciendo una lamentación sobre cómo de atomizados estamos en la era más (supuestamente) conectada de la historia de la humanidad. ∎