Álbum

pablopablo

Canciones en MiAutoeditado, 2025

Hay dos nombres que vertebran la carrera de pablopablo incluso antes que el suyo propio: Jorge Drexler y C. Tangana. El primero, su padre; el segundo, el que termina de abrirle las puertas hacia una carrera musical favorecedora. El uruguayo colaboró con el madrileño en “Nominao”, cocompuso “Hong Kong” y volvieron a reunirse para “Tocarte”, cuando aparece Drexler hijo en la ecuación como un seudoingeniero de sonido. El resto, más o menos, es archiconocido: pablopablo acompaña a Pucho en su gira y, gracias a eso, su carrera en solitario despega. Su primer disco, de título homónimo, data del año 2022, si bien parece que se ha corrido un tupido velo en torno a este y el músico vuelve a presentarse de nuevo con Canciones en Mi, un LP misteriosamente nombrado como debut, que tenía prevista su salida en septiembre del año pasado.

Canciones en Mi” tiene un doble significado: son las canciones que habitan en él, y todas están escritas en Mi Mayor. Un juego de palabras que, más que ser una disertación sobre la acústica, remite a una tonalidad que, simplemente, le queda bien a su registro. Bueno. Creo que en “Sonrisas y lágrimas” hicieron algo parecido. Su nuevo disco sale poco después de “Spanish Leather”, el bien situado trabajo de Guitarricadelafuente en el que Pablo ha participado como compositor y productor, pero, en términos generales, Drexler desempeña bastante mejor su trabajo a los mandos y no tan en el frente. Es en esa zona intermedia, entre el foco y el fondo, donde su labor acaba de lucir. Sin embargo, como frontman, lo suyo es un trabajo genérico en una masa de proyectos similares: extremadamente elegante, pero en el que confunde la elegancia con el interés. La asimetría suele ser más atractiva porque es menos aburrida.

El (llamado) debut de pablopablo se parece al de su compañero valenciano y también a esa época fugaz en la que a C. Tangana le dio por el bedroom pop, encontrando la belleza en un sonido precario que les hace parecerse a la “gente común”. Por otra parte, recuerda mucho a Bon Iver: en los falsetes, en el ruido de fondo y en los teclados de reverberación catedralicia. Hay también jazz, algo de soul y un poco de góspel, aunque lo suyo (como productor) suele ser fijarse en la textura y tratar de recrearla. Pese a la influencia directa de Justin Vernon, se permite jugar con la ranchera en “Las tuyas”, que cierra el disco (y está escrita junto a Pucho), en la que habla sobre ese sambenito nepotista que le han colgado. “Vida nueva”, en el lado opuesto, es justamente el culmen de la fórmula que quería conseguir.

Las colaboraciones que pueblan “Canciones en Mi” funcionan más como elementos decorativos que como verdaderos contrapuntos. Macario Martínez aporta una intimidad contenida en “Ojos de ajonjolí”, mientras que Carín León consigue, al menos, romper el tono para-todos-los-públicos del conjunto en “Eso que tú llamas amor”. En cambio, tanto Amaia como Ralphie Choo, proyectos con una personalidad fuerte, se limitan a hacer algo bonito e intrascendente. Ese es, en el fondo, el punto central del nuevo disco de pablopablo: música pulida, cuidadosamente empaquetada, técnicamente impecable… pero hueca. Es como pasear por el centro histórico de una ciudad ya entregada al turismo, donde todo está limpio y perfectamente restaurado, pero en la que ya no vive nadie. Es bonito, pero no está vivo. ∎

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