Compruebo que ya se han hecho numerosas listas en plan “los mejores discos inspirados en la pandemia del COVID-19”, pero, cinco años después de todo aquello, el influjo del confinamiento sigue sobrevolando sobre nuevos trabajos que aparecen. Es cierto que Perfume Genius publicó en 2022 “Ugly Season”, aunque aquella era una obra por encargo, y grabada antes del coronavirus. Es por eso que el séptimo álbum de Mike Hadreas se debe entender como la continuación de “Set My Heart On Fire Immediately” (2020), la expresión artística de toda la complejidad de pensamientos y sensaciones que han pasado por su cuerpo y su cabeza en este último lustro. “Glory” sería un estado mental que no suena frontalmente glorioso pero que, de alguna manera, debe tener pleno sentido para él.
En realidad, el confinamiento solo aparece explícitamente en el tema de arranque. “It’s A Mirror” comienza con las líneas: “¿Qué sacas del horizonte que se extiende / que me dejarías dando vueltas sin nadie a quien abrazar? / Peinando el suelo con la luz de un cigarrillo / Algo te estaba poniendo enfermo en nuestra casa”, pero el resto del recorrido del álbum, aun desde una clara autoconsciencia (y no siempre autoficción), emprende senderos algo más misteriosos. “Left For Tomorrow”, con sonido que, por alguna razón, me recuerda al Bruce Springsteen del cambio de milenio, es una canción sobre la ausencia de una persona querida. Pero también hay temas intrigantes, como “Capezio”, que, con un falsete adecuadamente forzado, parece fantasear con una relación sexual perversa. En “In A Row”, el protagonista aparece dentro de un vehículo en marcha, supuestamente secuestrado, sin saber nada de lo que está pasando a su alrededor, y pensando solamente en los poemas que le inspirará esa experiencia. “Full On” introduce una de las imágenes más poderosas del álbum: “Vi a todos los quarterbacks llorando / tumbados en el césped / y cabeceando como una violeta”. “Hanging Out”, por su parte, es poética y, al tiempo, violenta en una onda entre gore y surrealista, y muestra al narrador como si fuera un cerdo devorando a un personaje llamado Tate.
Hay un par de canciones que, para mi gusto, rozan lo cursi: “Me & Angel” y “Dion”, baladas genuflexivas de las que intenta extraer cierto sentimiento místico, pero que también tienen su componente de misterio. Parte del atractivo de la escritura de Hadreas, de hecho, radica en que nunca sabes de qué está hablando exactamente, pero te sugiere muchas cosas. También sobrevuela sobre él la idea del paso del tiempo, el verse como una persona queer de mediana edad (43 años cuenta actualmente). Por tanto, ahí está, una vez más, el tema de la identidad y las estrategias personales para sentirse a gusto con ella. Cómo ahuyentar los miedos, las paranoias y la fragilidad. A toda esta sensación de misterio contribuyen también las fotografías que le ha hecho Cody Critcheloe, homenajes bastante claros al trabajo del gran Gregory Crewdson, que tan bien ha sabido expresar la angustia de la vida suburbana.
En cuanto al sonido, hay cierto predominio del rock clásico y la americana, pero no tan frontal como parece. Eso está más patente en el arranque, con la citada “It’s A Mirror” y “No Front Teeth”, esta última engrandecida por la ¡ma-ra-vi-llo-sa! colaboración vocal de Aldous Harding y por un desarrollo que sorprende con su fuga hacia un indie rock distorsionado. “Clean Heart” ya apuesta por una producción preciosista y sofisticada sin traicionar su tono contenido, y ese seguirá siendo el espíritu troncal del disco. Tras la extroversión que Hadreas había mostrado en sus álbumes inmediatamente anteriores a la pandemia, ahora su música también parece recluirse, volver incluso a aquellas baladas con piano al estilo de su debut, “Learning” (2010), pero con todo el aprendizaje de estos años volcado ahora sobre ellas, y con un sonido mucho más robusto, cortesía del productor Blake Mills y del elenco de musicazos que lo acompañan en la actualidad. ¿Número 1 en una próxima lista sobre los mejores álbumes inspirados por la pandemia? ∎