Reedición

The Band

Stage FrightCapitol-Universal, 2021

La serie de reediciones de los clásicos de The Band en su 50º aniversario alcanza su tercera estación tras “Music From Big Pink” (1968) y el brown album, “The Band” (1969). El noble imaginario americano con raíces desplegado en aquellos trabajos vivió un cierto asentamiento en “Stage Fright” (1970), una obra menos mayestática pero todavía álgida, que ahora cobra un aspecto distinto por obra y gracia del superviviente Robbie Robertson.

Su primera misión ha sido restablecer el orden de las canciones que siempre tuvo en mente, y que en su día alteró para realzar las composiciones de sus compañeros. Se suponía que The Band era un proyecto colaborativo, y Robertson se avino a abrir el disco con el viscoso blues de “Strawberry Wine” y la recogida “Sleeping”, dando así cancha a Levon Helm y Richard Manuel. Canciones que el líder siempre vio más asociadas al corazón del álbum (la cara B original), y ahí han ido a parar en esta reedición, que invierte sendas mitades del tracklist y sitúa como pórtico el vivaz funk de “The W. S. Walcott Medicine Show”, a cuenta de los titiriteros y vende-pócimas de la vieja América profunda.

Robertson tenía también la espina clavada de la mezcla firmada por un joven Todd Rundgren, que a su juicio no llegó a entenderse en profundidad con el grupo ni a interiorizar su modo de vida, condicionado por las drogas. El “Remix 2020”, firmado por Bob Clearmountain, da un nuevo esplendor al cancionero, con picos como “The Shape I’m In”, el relato del correcaminos estresado por dilemas morales, o el tema titular, que proyecta la fascinación por la vida en el escenario más allá del efecto del miedo escénico.

Este “Stage Fright” gana peso con la incorporación de las veinte canciones del concierto de 1971 en el Royal Albert Hall londinense: puro estado de gracia. Y completando el pack, las tomas en la habitación de hotel de Calgary, un año antes, con temas propios y covers (“Before You Accuse Me”, de Bo Diddley), que con su vibrante informalidad refuerza la idea de que tocar en The Band no era un empleo, sino un modo de vida. ∎

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