“Pet Sounds”: uno de esos discos –con “Blonde On Blonde” (Bob Dylan),
el primero de The Velvet Underground o el “Sgt. Pepper’s” de The Beatles– que parecen hechos a medida para recurrir a sentencias maximalistas y a frases rimbombantes, un momento crucial de la música popular y el álbum que empujó al abismo vital a un Brian Wilson empeñado en dejar atrás la “adolescencia” de
The Beach Boys. A los cuarenta años de su edición –se cumplieron el pasado mes de mayo–, la maquinaria de mitos se engrasa de nuevo para loar una obra que, indiscutible o no, sigue extendiendo su sombra sobre creadores de todo pelaje. A la nueva reedición de la obra original se añade como extensa nota a pie de página esta recreación de los trece temas primigenios, en el mismo orden, por una heterodoxa gama de músicos y grupos más o menos
wilsonizados que respondieron afirmativamente a la llamada de la discográfica barcelonesa Houston Party.
Con extensas notas a cargo de Domenic Priori –uno de los expertos más reputados en los meandros del devenir de Brian Wilson– y Miguel Martínez, “Do It Again” no pretende reproducir la magia del original, tampoco galvanizar el recuerdo con deconstrucciones gratuitas; su empeño parece centrarse en acariciar una colección de melodías que siguen tan lozanas como en el momento en que fueron fijadas y en ventilar estribillos pimpantes y melancólicos. La variopinta nómina de participantes –por orden: OLDHAM BROTHERS (Will, Paul y Ned), VIC CHESNUTT, NOBODY AND MYSTIC CHORDS OF MEMORY (con Dave Scher de Beachwood Sparks), CENTRO-MATIC, MICAH P. HINSON, ANTENNA SHOES (el nuevo grupo de Tim Regan de Snowglobe), DAYNA KURTZ, DANIEL JOHNSTON, MAZARIN, JODY WILDGOOSE, PATRICK WOLF, ARCHITECTURE IN HELSINKI y THE WEDDING PRESENT– no altera un producto que ha demostrado su inmunidad al tiempo, a los tópicos y al olvido. ¿Preferencias personales? Wolf y su fantasmagórica apropiación de
“I Just Wasn’t Made For These Times”, Will Johnson y sus Centro-Matic erizando de nuevo la piel con
“Don’t Talk (Put Your Head On My Shoulder)” y un Daniel Johnston habitando un destartalado
“God Only Knows” que mantiene intacto su desesperado S.O.S. de amor. ∎