Flamenco catalán.
Flamenco catalán.

En portada

Miguel Poveda

Veinte años después, flotando como un velero

Fotos: Óscar García

07.10.2025

Con motivo de su vigésimo aniversario, se acaba de reeditar “Desglaç”, aquel valiente disco rompedor de esquemas con el que Miguel Poveda rindió homenaje en catalán a la poesía catalana. “Temps era temps que vam sortir de l’ou”, que cantaba Serrat en 1984 en el LP “Fa vint anys que tinc vint anys”. Pues eso, que cómo pasa el tiempo. En fin, ciñámonos al presente. Y apuntemos que esta flamante reedición del álbum “Desglaç” –que además de remasterizado, con portada desplegable y actualizada, nos lo trae también disponible en vinilo por primera vez– se presenta con la guinda de un tema extra recién salido del horno, ya que el cantaor de Badalona ha puesto música y voz a un poema de Joana Raspall, “Si el món fos”, y lo ha hecho junto con la Cobla La Principal del Llobregat y con los arreglos (de sardana) de su muy admirado Joan Albert Amargós.

L

a charla-entrevista que estás leyendo se desarrolla en el jardín de un céntrico hotel de Barcelona, tras una rueda de prensa donde se ha presentado el asunto que nos ocupa, la reedición de “Desglaç” (Taller de Músics-Discmedi, 2005) y el concierto que Miguel Poveda (Badalona, 1973) dará este 15 de octubre en el Gran Teatre del Liceu, un evento que ha sido bautizado como “DISTINTO” y que forma parte de la serie flamenca De Cajón! del Festival de Jazz Barcelona. He aquí un resumen de por dónde fue yendo la conversación.

Para romper el hielo, se le leyó la reseña de “Desglaç” del número 400 de Rockdelux de junio de este año, en el que hay un listado de los mejores discos del siglo XXI, desde 2000 hasta 2024. En el apartado de los ochenta mejores discos nacionales, “Desglaç” ocupa el puesto 76: “Un reto (superado) que descolocó a sus amadísimos enemigos: un cantaor flamenco catalán entonando poemas de y en lengua catalana, contemporáneos y clásicos, con él llevando las riendas y no solo poniendo la voz, pues musicó también algunos y se empapó de todo. Colaboradores entregados a la causa colorearon cada letra sin alardes, discretos –este tema tanguero, aquel mechado con jazz, el de allí como bulería lenta, alguno pintado de bolero–, lo importante eran las palabras”.

“¿Que qué me parece ese texto?”, nos dice Poveda. “Pues que es muy bonito y me gustaría enseñárselo al mundo y colgarlo por ahí, en las redes. Aunque con un piropo uno siempre está de acuerdo, claro, o casi. Pero, sobre todo, en este caso, porque es verdad lo que dice, como lo de que los temas están pintados desde muchos lugares, con muchos colores. Hasta ese disco yo no había asumido la composición musical, fue la primera vez que me atreví, y encima con un trabajo en catalán. Quién me lo iba a decir a mí”.

20 años de “Desglaç”, un paso fundamental.
20 años de “Desglaç”, un paso fundamental.


Pero ¿te atreviste porque te empujaron mucho para que lo hicieras o con pocos empujones ya dijiste que sí?

Creo que fue por la calidad de los empujones, que viniesen de las palabras de Enrique Morente, que es palabra de Dios, y de Juan Habichuela, que fue un contraste muy fuerte para mí porque era un guitarrista gitano tradicional, del mundo más conservador del flamenco, y que me animase con ese fervor a que cantase en catalán pues pensé “hostia, tengo yo más prejuicios que este gitano mayor que es de Granada”. Y Enrique Morente me dijo “no sé por qué te piensas nada, si fuese yo gallego ya habría cantado en gallego, si tú eres catalán por qué no vas a cantar en catalán, ¿qué problema tienes?”. Y Lluís Cabrera, del Taller de Músics, saltaba “¡ves, lo ves, lo ves!”. Así que me dije “pues tienen razón”, y ya me tiré a la piscina y empecé a bucear. Porque no me tiré y me quedé nadando por encima, en la superficie, yo cuando me tiro a la piscina es hasta el fondo, hasta las entrañas de todo. Y fui preguntando y reuniéndome de forma obsesiva, señalando poemas que me gustaban. Y tanto fue así que tenía para un disco doble. La forma de involucrarme fue tan potente que tenía material para sacar otro disco.

¿Y por qué no se ha aprovechado esta reedición para sacar ese material?

Pues mira, es que creo que este ha sido el año más intenso de mi vida. Por un lado he estado, y estoy todavía, de gira con “Poema del cante jondo” (Concert Music, 2024). Y en un momento dado me encontré con un local dentro de un edificio en el que había vivido Federico García Lorca durante siete años, toda su adolescencia, y vi que ahí no ponía nada, así que alquilé ese local y he hecho ahí un pequeño museo, que yo nunca había pensado ni me había pasado por la imaginación tener un museo o ser el director de algo de esto, pero ocurrió, como las cosas que me ocurren con Federico. Está en la Acera del Darro, 50, en Granada. Lorca nació en Fuente Vaqueros, luego vivió en Valderrubio y ya con 11 años se traslada a Granada y se instala en ese edificio y sale de ahí con 18 años, es decir, ahí empieza a ser aspirante a músico, a poeta, ahí conoce a Machado, ahí nace su hermana Isabel, y es un edificio donde no pone, o no ponía, nada. Así que me metí. También puse una placa en el Hotel Majestic de Barcelona, que es algo que también me daba obsesión, porque Federico se había quedado ahí, había escrito un epitafio a Isaac Albéniz, había hecho algunos sonetos de “Sonetos del amor oscuro”, dio una conferencia de la que hay unas fotos famosas… Y tenían la placa de Antonio Machado, pero no estaba la de Federico. Pues la pusimos. Y también otra en el hotel Alhambra Palace de Granada, donde se hizo el primer concurso de cante jondo de 1922. Es decir, que he estado ocupadísimo con eso, más la gira de “Poema del cante jondo” que te decía, además de terminando un documental también sobre Federico y haciendo un disco de villancicos, que sale el 7 de noviembre. Este año me ha dado para mucho, pero no para hacer un disco entero en catalán, que queda pendiente y me haría mucha ilusión repetir la experiencia.


“Creo que hice ‘Desglaç’ por la calidad de los empujones, que viniesen de las palabras de Enrique Morente, que es palabra de Dios, y de Juan Habichuela, que fue un contraste muy fuerte para mí porque era un guitarrista gitano tradicional, del mundo más conservador del flamenco, y que me animase con ese fervor a que cantase en catalán”



¿Si publicarás ahora “Desglaç” estarías tan tenso y sentirías tanta presión como la que tuviste en 2005?

Afortunadamente en eso he cambiado muchísimo, casi totalmente. Me he quitado muchas mochilas, muchos temores, me siento más libre, no tengo que rendirle cuentas a mucha gente, no voy a decir a nadie porque siempre hay alguien a quien preguntas y con quien buscas hacer las cosas en consenso y que te da buenos consejos, pero yo no tengo ahora la presión que tenía ni siquiera hace diez años, imagínate hace veinte. Ahora hago las cosas porque me salen del corazón, porque me escucho a mí mismo, escucho mi corazón, mi alma, mi espíritu y no escucho muchas voces de fuera. Y si canto en catalán es porque me da la gana y porque lo siento así, no pienso en qué van a pensar. Eso ya me lo he quitado, afortunadamente, no vivo con la angustia de qué va a pensar el de enfrente, lo tengo superado. Pero hace veinte años sí. Cuando tenía 28 o 29, que empecé a grabar “Desglaç”, o 30, cuando salió, pensaba “¿qué dirán los flamencos?”, que si soy menos flamenco… ¿O qué iba a decir la gente de la cultura catalana, que estaba siendo un intruso aunque yo fuese también cultura catalana, claro?… Tenía unos pitotes mentales que ya no los tengo; yo respondo ahora con naturalidad, sin miedo y sin tapujos, con respeto, por supuesto, porque quiero hacer las cosas bien, pero temores no tengo ninguno.

En términos discográficos, has construido tu carrera de forma escalonada, paso a paso y piso a piso, sin altibajos. Y dando a todos tus trabajos los cuidados que merecen. Pero si tuvieras que escoger un disco que fuera clave, el más importante, el que te marcó un antes y un después, el que más te tira, ¿cuál sería?

Como impulso mediático es verdad que el disco doble “Coplas del querer” (Universal-Discmedi, 2009) que hice con el maestro Joan Albert Amargós alcanzó unos niveles a los que yo no estoy acostumbrado. Fue disco de oro, disco de platino, hubo una versión de “A ciegas” que se grabó con Alberto Iglesias para la película “Los abrazos rotos” (2009) de Almodóvar, entré en una multinacional, Universal… Todo, entre una cosa y la otra, hizo que tuviera un éxito inesperado, porque no era buscado, no era perseguido. Fue un repertorio que Amargós trabajó muy bien, le dio una elegancia y un carácter a la copla y a la canción andaluza jazzístico, moderno y actual, fue una revisión maravillosa. En lo mediático, este sería el más importante.

Pero para mí, a nivel humano, personal, mis dos discos preferidos serían “Enlorquecido” (Carta Blanca-Concert Music, 2018) y “Poema del cante jondo” (2024). En el primero, porque es la primera vez que yo solo hago la selección de los poemas. Por ejemplo, en “Desglaç” me ayudaron, unos los elegí yo y en otros me ayudaron. En “Para la libertad. Sonetos y poemas” (Universal-Discmedi, 2015) fue Luis García Montero quien hizo una selección y Pedro Guerra puso la música. Yo propuse algunos. Era un disco, ¿cómo se dice?, un poco coral. Pero “Enlorquecido” era yo con el poeta. Quería hacer la música, que para mí era todo un reto hacerla de todo un disco entero. Y quería hacer también la selección, quería tener un diálogo directo con Lorca. Y ese disco me lleva a una obsesión tal que me “enlorqueció”, por eso le puse ese título, y me mostró a una persona que para mí se convirtió en un faro, en un guía, en un Dios. Por su sentido de la justicia, de la igualdad, por su compromiso con el arte, con la naturaleza, con los desfavorecidos. Me hizo descubrir no solo al artista, sino también al ser humano. Porque hay un Federico popular, pero hay otro vanguardista, hay otro muy de crítica social como en “Grito hacia Roma”. Hice una coctelera y lo volqué todo. Ese disco lo amo.

Y luego, en “Poemas del cante jondo” sigue estando Federico, pero es él con el cantaor y es un diálogo de gratitud hacia el poeta, por haber ido dando conferencias por el mundo diciendo a los intelectuales de la época lo importante y la belleza y la grandeza de la música flamenca. No fue solo cuando se involucró en el primer concurso de cante Jondo con Manuel de Falla, sino durante toda su vida, la que le dejaron vivir, pobre, dando conferencias por todo el mundo, por Buenos Aires, Nueva York, La Habana, Montevideo. Y yo le agradezco al poeta en ese disco todo lo que hizo por la música flamenca cuando la gente la miraba por encima del hombro.

Poveda con Joan Albert Amargós, director musical y arreglista en “Desglaç” .
Poveda con Joan Albert Amargós, director musical y arreglista en “Desglaç” .

Hablemos de tu participación en 2022 en el programa televisivo “Dúos increíbles”. Al margen de por el dinero que pudieras ganar, ¿cuál fue la motivación?

Pues me llamaron, me contaron el formato y me dijeron que iban a estar Ana Belén, Víctor Manuel, Sole Giménez, Carlos Goñi… Y les dije “¿pero seguro que van?”. Y me aseguraron que sí. Y que Ana Belén les había dicho que si iba yo, iba ella. Y yo les respondí que si Ana Belén iba, yo también. No sabía la gente joven que iba a participar, me contaron que se trataba de formar dúos y de rescatar, de poner un poco en valor un repertorio de canciones en español. Así que les dije “pues venga, voy”. Es verdad que también pagaban bien, no lo voy a negar. Ni tampoco que me dio respeto. Y miedo, porque era televisado y porque luego me comentaron que había una parte que se basaba en grabarte ensayando, en situaciones fuera de plató, un poco en plan talent show. Y eso me generaba un poco de temor. Pero me dije “si está Ana Belén, nada puede salir mal”. Y efectivamente, me lo pasé bomba.

Pude enfrentarme a repertorios de canciones en español que a mí me encantaban, cada semana era un reto. Fue una cosa desinhibida. Venía de los poetas catalanes, de Federico, de lo de Luis García Montero, del flamenco tradicional, y esto era puro desenfado, así que me encantó la experiencia. Luego me tocó hacer dúo con Antonio José, que era un perfil distinto a lo que yo suelo escuchar, pero me contagió entusiasmo, encontré como un hermanito ahí que me enseñó una parte de las canciones pop que yo desconocía, del pop actual. Me lo pasé muy bien.

¿Te has planteado alguna vez romper con la tradición del purismo flamenco si te lo pidiera tu independencia artística y vital, si lo vieras como una camisa de fuerza? Por ejemplo, si al cantaor que eres le diera por pararse a jugar, a experimentar con la voz y los recursos que le ofreciese la música electrónica, por ejemplo.

Siento el flamenco. Es como decir: “¿Te has planteado ir por la vida sin los dos brazos o las dos piernas?”. Pues no, aunque si me las quitasen me buscaría otros recursos, qué le íbamos a hacer. Pero yo tengo un compromiso con la música flamenca, no puedo darle la espalda nunca. Otra cosa es que a nivel discográfico me involucre en otras cosas porque soy inquieto y tengo la necesidad de probar, de experimentar, de escalar para ver el cielo y ver perspectivas de las cosas y por dónde puedo caminar… Por eso igual que mi próximo disco será de villancicos flamencos, con algunas composiciones mías, ya tengo pensado para más adelante un disco cañero, con tintes de rock andaluz, y de hecho alguno de esos temas los voy a estrenar en el Liceu el 15 de octubre.


“Yo tengo un compromiso con la música flamenca, no puedo darle la espalda nunca. Otra cosa es que a nivel discográfico me involucre en otras cosas porque soy inquieto y tengo la necesidad de probar, de experimentar, de escalar para ver el cielo y ver perspectivas de las cosas y por dónde puedo caminar...”



El flamenco se ha transmitido mucho por tradición oral. Pero esto es cada vez más difícil. Y más que lo será. ¿En qué medida puede afectar esto a su evolución?

Esa parte de la transmisión oral es fundamental. La parte viva y la parte fidedigna de las cosas cuando están vivas, esa fuente real que está dando un agua que no está embotellada es maravillosa. Pero qué vamos a hacer si los tiempos son los que son. Por eso cuando me preguntabas si dejaré el flamenco, si romperé con él, pues no, no lo haré, porque hay una responsabilidad, hay que seguir siendo transmisores y he de intentar convertirme en uno de ellos, yo, que he tenido la suerte de escuchar a la Paquera de Jerez, a Fernanda y a Bernarda, a Chocolate, la suerte de convivir con ellos, de participar con Enrique Morente en dos espectáculos, el de la “Misa flamenca” y el de las Voces Búlgaras, y que he estado en su casa muchas veces y he escuchado cantar así en reuniones, formas de cantar que no están en los discos. Pues esto de alguna manera quiero transmitirlo a la gente joven en la medida que pueda. Yo no quiero tirar la toalla en ese sentido, aunque, lástima, llegará un momento en el que para algunas músicas tendremos que recurrir a las grabaciones y los vídeos si los testimonios vivos ya no están aquí.

Para acabar, tres influencias musicales tuyas que no sean flamencas.

Una sería el tango. Por ejemplo, Roberto Goyeneche, que me encanta cómo dice las cosas… Hay una poesía en el tango, y una sorna, y esa forma de frasear. También la música de crooner con big band me pone muchísimo. Y la tercera sería el rock andaluz. Amo a Miguel Ríos. También me encantaría hacer un disco de rancheras. El otro día estuve en una fiesta donde trajeron unos mariachis y me hinché a cantar. Y estaba allí Miguel Ríos, en la fiesta, y me decía “que hagas un disco de rancheras, que hagas un disco de rancheras”. Pero no estoy tan por esa labor. Me veo más con una big band jazzística, como Michael Bublé. ∎

“Si el món fos”, poema de Joana Raspall musicado por Poveda. Con la Cobla La Principal del Llobregat y arreglos de Joan Albert Amargós.

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