Florist

A principios de la actual centuria, con “Time (The Revelator)” (2001), Gillian Welch dejó patidifuso al sector al demostrar que desenvolverse desde el minimalismo no altera la esencia del folk tradicional, ni la del folk alternativo. En esa línea de dolor hermoso, Florist busca evolucionar en su identidad. La receta son buenos textos, una voz que sepa transmitir las percepciones y una guitarra acústica en primer plano: “In my life, will I see the day / We can be face to face? / I was only 22 when I lost you / The world is changing / We’re getting farther away”. Son los primeros versos de “Gloom Designs”.

Para ello, Emily Sprague se encarga de borrar las zonas grises que separan la melancolía de la incertidumbre, como si de una dama de hierro que nunca pierde las formas se tratase, aunque por dentro clame por liberarse. Con “Gloom Designs”, la neoyorquina parece dispuesta a traspasar la puerta del hermetismo folk y arriesgarse a saber qué hay al otro lado… Folk-pop, folk-rock, etc. La cantante y compositora abraza volúmenes de color y líneas de fantasía que la conduzcan al positivismo. Una solidez melódica se desprende de este tercer single, pieza que sella el que será el quinto álbum de Florist, “Jellywish”, que se publicará el 4 de abril.

La canción sabe a cierre de una etapa, a pasar página de un duelo personal acaecido años atrás. “I want to know what exists between the veils / Make some sounds that no one wants to hear / Humanity what have we done to this? / Is there nothing left?”. Si se atiende a escucharla como un EP junto a los dos singles anteriores, “Have Heaven” y “This Was A Gift”, la idea de transitar hacia nuevos territorios empieza a ofrecer briznas de ilusionismo. Cabe entender que cuando salga el álbum se evidenciarán algunas respuestas. En mayo Florist –Sprague, Jonnie Baker, Rick Spataro y Felix Walworth– inicia una gira por Estados Unidos. ∎