Conectando pasado y presente.
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Maestro Espada

De la Huerta al mundo

Fotos: Sergio Albert

15.10.2024

El interés por las distintas músicas folclóricas que enriquecen nuestro erario cultural no deja de crecer entre los creadores más jóvenes. El dúo murciano Maestro Espada es buen –y brillante– ejemplo de ello. Y ya tiene un primer disco largo para documentar su paso de la teoría a la práctica.

La recuperación del folclore tradicional puesta al día mediante el diálogo con texturas e instrumentos contemporáneos no es algo nuevo. De hecho, lo sabemos, ha habido una particular explosión de proyectos que han centrado sus esfuerzos en ello. Sí es más sorprendente e interesante que salgan propuestas análogas que se centren en sonoridades de regiones que no han tenido tanto foco. Maestro Espada, dúo formado por los hermanos Alejandro y Víctor Hernández, parte del folclore murciano para llevarlo a un nuevo lugar, en un fascinante proceso de unión creativa y fraternal que fructifica en su álbum “Maestro Espada” (Sony, 2024), todavía reciente.

En el caso de Maestro Espada, el punto de unión fue más familiar que geográfico. Víctor lo explica así: “Teníamos curiosidad por el folclore, porque son canciones que hemos escuchado en casa. Pero el punto de partida fue sobre todo las ganas que teníamos de hacer algo juntos”. “El proyecto nació en la pandemia. Era un momento en el que cada uno estábamos trabajando nuestros propios proyectos y nos apetecía que lo nuevo fuera diferente. Digamos que el folclore murciano era la zona que teníamos en común los dos y sobre la que ambos estábamos a la misma distancia”, completa Álex. “No queríamos innovar o reivindicar el folclore, sino encontrar una brújula que nos sirviera para encontrar un sonido propio, acercándonos a ella de una manera naif”, finaliza este último.

Esa búsqueda, fraguada a fuego lento durante cuatro años –que ambos sean la banda de acompañamiento habitual de Guitarricadelafuente ha sido uno de los factores que han impedido que la publicación de esta ópera prima llegara antes–, supone por tanto “compartir un descubrimiento”, como afirma Víctor. “No somos expertos en la tradición murciana, por lo que no sería justo que nos presentáramos como tal”, completa su hermano. “Es lo bonito: investigar, aprender por qué las cuartetas se cantan así o las malagueñas se rompen a la mitad del compás. El punto de partida es íntimo y, ya que vivimos fuera, se trata de volver espiritualmente a Murcia. También ha sido interesante comprobar cómo se compenetraban nuestras voces, ya que no cantábamos juntos desde que éramos niños”, concede Álex.

“La despedía”, uno de los diez temas del álbum de debut de Maestro Espada.

La pieza que completa el puzle

Al poco tiempo de empezar, se sumó al proyecto Raül Fernandez, Refree, como productor y tercer miembro emocional de la banda. Hecho clave que sirvió para cimentar la ambición creativa de Maestro Espada. “Queríamos intentar alejarnos de la parte más de tendencia de la música y encontrar un territorio sonoro que nos pareciera estimulante. En ese sentido, el modo de trabajo ha sido el de prueba y error, con muchos descartes. Hasta llegar a un punto en el que hemos dicho OK, pues hasta aquí’”, explica Álex.

Un rompecabezas, entonces, construido por tres piezas: “Exacto, fue así”, continúa Álex. “Aunque también es cierto que a nosotros nos gusta mucho producir y eso ha provocado que no hubiera tanta distancia entre el productor y los músicos. Todo ello generó una confianza bestial, valoramos mucho su criterio y su manera de trabajar. En el estudio había cosas que llevamos y que estaban OK, pero también mucha magia espontánea, incluso pequeños errores como un ruido o un acorde mal puesto que hemos conservado para crear una belleza extraña”.

En “Maestro Espada”, el disco, conviven preguntas sobre la raíz con arreglos puramente contemporáneos, combinación subyugante que se completa con letras que por momentos parecen impresionistas.“Se mueven entre la fantasía y la realidad”, explica Álex. “Hemos cogido estampas y descripciones sobre Murcia del siglo XIX que ya no son reales porque han dejado de existir. También hay una parte irreal cuando hablas de un lugar del que te has marchado. En la memoria puede ser un lugar idílico, pero luego llegas y te puedes hartar a los tres días. Es en esa tensión entre la imaginación y los recuerdos, que muchas veces son de otras personas –pues es la tradición oral–, donde se mueve este álbum. Nosotros lo llamamos folclore flexible o soñado”.


“Hemos cogido estampas y descripciones sobre Murcia del siglo XIX que ya no son reales porque han dejado de existir. Es en esa tensión entre la imaginación y los recuerdos, que muchas veces son de otras personas –pues es la tradición oral–, donde se mueve este álbum. Nosotros lo llamamos folclore flexible o soñado”

Álex Hernández



La creación de ese sustrato cultural sobre el que edificar las canciones la definen como “informal”. Es decir, no es el fruto de una investigación académica, sino la recepción de numerosos impactos: “Nos hemos encontrado con mucha gente y hemos compartido veladas con artistas”, desgrana Álex. “También nos han pasado grabaciones, pues tampoco hay un archivo oficial y cuidado. Así que nos han ido alumbrando por el camino. Recuerdo escuchar a El Patiñero, un trovador que tenía una voz increíble…”. Víctor, a su vez, lo describe como “una aventura”, en cuanto muchas de las fuentes son personas fallecidas.

A medida que avanza el elepé, se vislumbran dos caminos sonoros en Maestro Espada: uno más abstracto o deconstruido y otro con formato más de canción habitual. La razón, explica Víctor, fue trabajarlas canción a canción:“Se trataba de encontrar un universo particular para cada una de ellas. Después nos hemos dado cuenta del hilo conductor que las unía. Por eso, hay temas más abiertos como ‘Trilla’ o ‘Tres gotas de rocío’, también a capela, que conviven bien con, por ejemplo, ‘Mayos’, que tiene una batería”. “Se trata de conseguir una chispa particular que dé una energía interesante. Es un disco con varias capas de escucha”, insiste Álex.

Un código nuevo

En ese aspecto formal y creativo hay un elemento fundamental que cimenta la diferencia y la personalidad artística del dúo: el acento murciano. “Lo hemos adoptado de una manera natural e intuitiva. Añade una crudeza vital que al principio incluso nos llegaba a chirriar: como si fuera algo que no se pudiera hacer”, apunta Álex. “La cuestión es que tenía que ser así, porque era la única manera de que fuera real”. Otro detalle importante era la textura de la voz: “Habitualmente, en el folclore español se grita mucho, pues eran canciones interpretadas al aire libre o, al menos, sin amplificación. En nuestro caso, hemos preferido conservar nuestro registro más calmado y susurrado, que era de donde veníamos y donde nos encontrábamos más cómodos”, afirma.

Continuando con el asunto del murciano, los hermanos llegan a señalar que se trata de un acento“proscrito”. Desde luego, no es fácil encontrarlo en medios de comunicación y hay bastantes bromas al respecto. “También hay palabras que se supone que están mal dichas y que se usan en el dialecto panocho, como si fuera mal castellano. A nosotros nos parecía interesante recuperarlo”. Por el camino hacia “Maestro Espada” –del que empezamos a hablarles aquí hace ya un año y medio– también ha ocurrido el paso de una discográfica independiente, La Castanya, a una multinacional, Sony, donde se encuentra ahora el dúo.

Alejandro y Víctor Hernández, maestros.
Alejandro y Víctor Hernández, maestros.

La potencia del directo

Aquellos que en este tiempo desde la fundación del grupo hasta la publicación de su primer disco hayan podido asistir a alguno de los directos del dúo se habrán dado cuenta de la potencia de sus conciertos, utilizando el menos es más como política básica y la fascinación visual que producen las castañetas murcianas, instrumento tradicional de percusión de la región. Sobre el escenario, Víctor y Álex parecen dos samuráis con espadas. Al menos, hasta el momento ha sido así. “Ahora las sacamos menos”, explica Víctor. “Llevamos un batería y eso también nos ayuda a estar un poco más liberados”. ¿Amenazaba en algún momento el tema de las castañetas con convertirse en protagonista de los directos y desviar demasiado la atención? Contesta el propio Víctor: “Sí, nos lo decían. Los tíos de las cañas (risas). Pero está guapo, ¿no?”. El batería en cuestión es Raúl Frutos, de Crudo Pimento. “De esa manera, la parte más brutalista de la música queda cubierta por él”.

La segunda derivada de ese cambio es una mayor libertad de movimiento y tranquilidad mental. “Nos permite conectar un poco más con la gestualidad, con estar más pendientes de transmitir. Cuando éramos dos, lo queríamos tocar todo y podía llegar a ser demasiado. Ahora es más divertido, tanto para el público como para nosotros. También llevamos un buen show de luces”, desvela Víctor. Coge el testigo su hermano: “Al igual que el disco está compuesto por una suma de pequeños momentos y tensiones con mucha dinámica, en el directo queremos recuperar eso y expandirlo todavía más. Que haya instantes de intimidad susurrada a dos voces y escenas de bastante caña y voces guturales que son igualmente emocionantes. Ni siquiera nos planteamos si es un espectáculo para gente sentada o no, solo queremos intentar que las llevemos al vivo de la manera más emocionante posible”.


“Nos permite conectar un poco más con la gestualidad, con estar más pendientes de transmitir. Cuando éramos dos, lo queríamos tocar todo y podía llegar a ser demasiado. Ahora es más divertido, tanto para el público como para nosotros. También llevamos un buen show de luces”

Víctor Hernández



El objetivo, efectivamente, es que pueda funcionar en contextos diferentes, incluso en festivales. Una batalla, la de programar musicalidades variadas en el contexto de un evento masivo, que cada vez cuesta más:“La industria es así”, dice Víctor. Eso llevaba, explica el mismo, a “una especie de esquizofrenia entre los músicos, al tratar de adaptar tu propuesta a determinados formatos que igual no es para ti, pero es lo que hay”. Lo cual contrasta con la libertad creativa intrínseca que hay en Maestro Espada. Álex: “Nosotros abarcamos diferentes dinámicas e intensidades. No somos miopes y sabemos que si tenemos que ajustar nuestro repertorio al contexto, lo podemos hacer. Tenemos volumen y decibelios, pero no vamos a ofrecer un ritmo unitario cayendo en el compás”.

El día de mañana

A la hora de afrontar el futuro y una eventual evolución del proyecto, se trata de encontrar horizontes abiertos y sin límites: “No se sabe por dónde iremos”, afirma Álex. Su hermano toma el testigo: “Al no ser abanderados del folclore, ni innovadores en ese sentido, lo que queremos es hacer música juntos, como hermanos que tienen una conexión especial. En ese aspecto, le tenemos muchísimo cariño a la melodía, a las dobles voces… Creo que esto ha sido un comienzo y a saber a dónde iremos”.

Un poco más sobre el hecho de ser hermanos en la música, condición que tradicionalmente ha creado dinámicas digamos… complicadas entre ellos. Durante toda la conversación, lo que exuda de la relación entre Álex y Víctor es justo lo contrario.“Creo que la base es que nos tenemos una gran admiración”, sostiene el primero. “Hay muchas cosas que no hace falta ni que hablemos. Aparte, la sensibilidad melódica que tiene Víctor, su criterio… Sale solo. Hasta damos por hecha la magia que puede surgir. Al mismo tiempo, ambos somos muy obsesivos, le damos muchas vueltas a cómo podría ser mejor esto… Lo cual puede ser desquiciante, porque tampoco hay peor o mejor en la música. Podemos discutir, pero siempre en favor de la canción. Además, llevábamos tanto tiempo trabajando solos que esto también sirve como terapia”, finaliza, antes de prepararse junto a su hermano para realizar la sesión de fotos que acompaña a este texto. ∎

La hermosura cultural murciana

Le pedimos a los dos integrantes de Maestro Espada que eligieran sus cinco aspectos favoritos de la cultura murciana. He aquí el (telegráfico) resultado.


El carácter colectivo de la tradición musical
“En el folclore murciano, la mayoría de canciones se tocan en grupo”.

La huerta y las acequias de la Era Alta
“Allí, en los carriles entre limoneros, es donde jugábamos de niños”.

El festival La Mar de Músicas
“Por la capacidad de generar un cartel excepcional y no guiado por la tendencia”.

La cultura alternativa
“La diversidad de una escena underground nutrida y afilada que compensa las programaciones oficiales”.

El cante minero
“Sobrecogedor, con historias sobre el solitario y oscuro trabajo en la sierra minera de Cartagena”. ∎

Recuperando otros folclores

La reivindicación de sonidos tradicionales por parte de artistas actuales y de corte vanguardista ha visto una explosión en los últimos diez-quince años, pasando de ser moda pasajera o música de nicho a elemento central de la cultura musical española. Aquí recopilamos cinco obras esenciales del movimiento, eligiendo otros folclores habitualmente no situados en el centro del discurso.


DELOREAN
“Mikel Laboa”
(Elkar, 2017)

El que a la postre sería el último trabajo de la banda de Zarautz fue quizá el trabajo más sorprendente y a su manera revolucionario de una formación siempre impredecible. Un homenaje a Mikel Laboa (1934-2008), personaje clave de la cultura vasca, en el que se llevaban la música del donostiarra a su terreno, creando un todo subyugante que resultó necesario. Si alguien tiene que despedirse de una manera, que sea así, sin nostalgia, siendo creativo y poniendo el foco en otro. Un ejemplo.

LE PARODY
“Porvenir”
(Gran Sol, 2019)

La sobrecogedora mezcla de sonoridades jondas, influencia árabe y latina y electrónica de vanguardia situó a Le Parody (su nuevo álbum, “Remedios”, se publicó el pasado viernes) en un universo aparte. Nadie ha sonado nunca como en “Porvenir”, disco compuesto por mil capas que tan pronto tienen un componente telúrico como corporal. La demostración de que el folclore será bailado o no será.

LORENA ÁLVAREZ Y SU BANDA MUNICIPAL
“Anónimo”
(Sones, 2012)

Hubo un momento en el que la palabra “jota” era un término prácticamente proscrito. Lorena Álvarez la reivindicó en un trabajo mágico que se abría con el sonido de unos cencerros como declaraciones de intenciones: la música independiente (o alternativa, si alguien lo prefiere) podía hacer el camino de vuelta al campo. En forma de jota, con la guitarra y la voz como protagonistas, amén de otros arreglos minimalistas, la asturiana conectaba pasado y presente, tradición y modernidad.

LOS HERMANOS CUBERO
“Arte y orgullo”
(Registros Cordaineros, 2016)

El tercer álbum de Quique y Roberto Cubero fue una pequeña revolución en el mundo cultural español. Un ejercicio lleno de verdad y emoción que partía de los sonidos tradicionales de Castilla –específicamente la Alcarria de Guadalajara– y de alguna manera lo conectaba con Estados Unidos a través de la mandolina y la guitarra. Un soplido de aire fresco y la demostración de que la sonoridad del interior también tenía un hueco en el siglo XXI.

OS AMIGOS DOS MÚSICOS
“Os Amigos Dos Músicos”
(Gran Derby, 2016)

En el caso de la banda ourensana, la recuperación sonora de la tradición gallega se filtraba tanto en los arreglos musicales como, sobre todo, en las letras y una actitud vital comprometida al 100% con su tierra. El verdadero nexo de unión entre la escena de música de raíz con la independiente. Escuchado con la perspectiva del tiempo, queda como un documento impoluto de trémula belleza de un momento y un lugar. Como dicen ellos: “todo medre”. ∎

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