Es totalmente estimulante recibir lo nuevo de Amateur, la banda que continúa de forma natural con el legado de La Buena Vida. Recordemos para quienes llegan tarde a la ecuación que La Buena Vida fueron uno de los grupos más venerados del indie español. Surgió en los noventa y, aunque su despedida comenzó a gestarse en 2006, su regreso se truncó definitivamente cuando Pedro San Martín, el bajista del grupo, falleció en un accidente de tráfico en 2011. Guiados por el placer genuino de forjar nuevas composiciones, Mikel Aguirre, Cheli Lanzagorta e Iñaki de Lucas, tres de sus miembros, optaron por seguir adelante y dieron origen al grupo Amateur. Mikel era la voz masculina y el compositor de muchos de sus temas, de ahí que se perciba esa sensibilidad como sello de identidad de la casa, tanto en este “Impasse” como en su anterior obra, “Debut!” (2017).
Después de la catarsis para asimilar todo lo sucedido, “Impasse” parece abrazar más la filosofía estoica al fusionar la sabiduría de tiempos pasados con la actual. Este álbum presenta en su totalidad canciones suaves y tranquilas. Podrían haber optado por una réplica contundente de su fórmula para asegurarse su posición, pero el nuevo disco se revela con una naturalidad refrescante y una hermosa serenidad después de un período de letargo de siete años. En algunas de sus canciones son fieles por tanto a su característico sonido, como en “El huerto provenzal” –donde participa Isa Cea de Triángulo de Amor Bizarro– o “El marcador”, ambas de gran vitalidad y con una determinación y voluntad inquebrantables. Sin embargo, existe un nuevo corte de confección que agrega telares de sonido al espectro de sus canciones. Posiblemente se deba a la instrumentación elegida y a la templanza que se respira entre las mismas. Esta nueva afinación, más orquestal, llega además a su espléndido apogeo en una pieza totalmente instrumental con cuerdas y piano, “Coda al sol”, que cuenta con el trabajo de Joserra Senperena, también colaborador de La Buena Vida.
Cuando se trata de seleccionar un tema para la apertura del álbum, nadie lo elige con mayor destreza que ellos. Si “Solo un sueño” hizo los honores en 2017, esta vez ha sido el turno de “Claro de luna”, un tema resplandeciente sobre palabras no pronunciadas, susurros y latidos que quedaron sin expresar. Pero si queremos hablar de un tema profundamente hermoso y de una de sus mejores composiciones, hagámoslo de “Jane, dulce Jane”, una canción de amor y de añoranza. Con una letra como “¿Qué nos sucedió? Aún hoy me pregunto si tal vez nuestro amor renazca como un sol y con su resplandor iluminase el mundo” es fácil imaginarse a Serge Gainsbourg cantándosela a Jane Birkin. Seguramente no sea esta Jane, pero si quieres echar la lagrimita, puedes apoyarte en su bella historia de amor. Para hablar de la influencia real de la chanson hay que salir disparados a la canción poética de “Duelo sin cumbre”, acompañada por un Diego Vasallo que acaricia siempre con su interpretación lo más profundo del alma. Ambas piezas cuentan con la progresión armónica maravillosa del bajo de Carlos Subijana.
La música de “Impasse” fluye de manera continua, con constantes oleadas de inspiración que exploran sus conciencias actuales. Como si estuvieran escarbando en sus propias experiencias, las palabras cobran vida, pero es realmente la suavidad melódica la que contribuye a aligerar el peso de las letras, desenmarañando con sinceridad el presente y abriéndose camino con positividad hacia el porvenir. La influencia de Tom Petty flota en un disco dedicado, entre otros, a Rafael Berrio. Aquí todo queda entre los grandes. ∎