Álbum

J’aime

Anachronistic d’amourJabalina, 2025

Han pasado volando veinte años desde que Javier Aramburu ilustrara un álbum de Jaime Cristóbal. Fue “Des équilibres” (2005), tercer disco de Souvenir, anterior proyecto del pamplonés. Para esta ocasión, el retratista ha decidido repintar “Mezzetin”, de Jean-Antoine Watteau (1684-1721), un maestro del rococó francés temáticamente inclinado hacia el mundo de la música. La diferencia más visible entre las representaciones parisina y donostiarra del personaje, prototipo teatral de connotaciones maliciosas inspirado en el Arlequín italiano pero sin máscara, se encuentra en el cambio de su guitarra antigua por una Gretsch eléctrica. Pero retamos al lector para que continúe buscando otras discrepancias.

El álbum parte con “(Stricktly Not) Thinking Of You”, un buen número de jangle guitar a lo Go-Betweens, en la onda de su anterior disco oficial en solitario, “Love And Squalor” (2020). Es con “Lucky Guy” donde los propósitos híbridos de J’aime comienzan a asomar recordando los mestizajes electrónicos de Sonic Boom con Christopher Porpora, otro “Cristóbal” más conocido como Cheval Sombre. Justo después, J’aime se enfunda las galas de crooner para “No World Without Love”, cuyo teñido spectoriano se aproxima más a las versiones de Human League –el último disco de Souvenir se tituló “Travelogues” (2011)– que a los muros de sonido de Philles Records. “Vuela alto” planea sobre los pagos de Family entre bellos arpegios de autoarpa Ozark y un Omnichord Suzuki, el mismo instrumento que usa Matt Johnson –The The– a menudo en sus canciones. Es la única pieza del álbum, seguramente la mejor, interpretada en castellano raso.

J’aime regresa al inglés y a la guitarra twang que tanto se escuchaba en los discos de Décima Víctima con“Distant Star”, tal vez el tema más convencional de la colección junto a los que integran su recta final. Son otros como “Amplified Heart” los que marcan la diferencia. Cristóbal enciende para este último una cafetera vintage en forma de caja de ritmos –la Seeburg Rhythm Prince, que remite a Suicide y aún más a Young Marble Giants– añadiéndole un sublime riff garajero. Por su duelo vocal con la ex-Souvenir Patricia de la Fuente podría haberla firmado Dominique A en su primera época cuando todavía colaboraba con Françoiz Breut. “Every Year A Flower Blooms” es una balada entre Beatles y Big Star, tanto monta, con Auto-Tune y trote wéstern a lo Ryder The Eagle, otro genio del lo-fi sentimental.

“Anachronistic d’amour” exhibe convincentemente las diferentes facetas de este artista –y podcaster– solitario si no fuese porque lo han acompañado en su mejor disco Eric Cristóbal –Korg Monotron y estilófono–, Ion Echávarri –batería, otro viejo conocido de Souvenir– y Tamu Évora –bajo–, con la participación puntual del guitarrista Pablo Errea en “Sweethearts & High Ends”. Un disco de cruzamientos clásicos mimados al detalle, melódico a más no poder y gozosamente anacrónico. ∎

Etiquetas
Compartir

Contenidos relacionados