Algunos años en el underground más o menos estricto y los comentarios sobre sus conciertos habían puesto sobre aviso para esperar con razonable interés el álbum de debut de Alex Konschuh como Malice K. Y no decepciona, así que misión cumplida por parte del músico de Olympia trasladado a Nueva York.
Con los adelantos de “AVANTI” ya se había podido saborear su receta de rock a medio hacer, con un pie en la filosofía slacker y otro en los estrictos mandamientos de la melodía como fundamento de las canciones. Es lo que encontrarán en estas once piezas que en total no alcanzan la media hora de duración y que se inician con el espectacular alarido que abre “Halloween” para luego ir atemperándose durante el trayecto con casillas que tanto recuerdan a los Beatles (facción Lennon) –“The Old House”– como al llorado Elliott Smith (tampoco es que se mueva mucho la casilla: Smith era un fan apasionado de los de Liverpool) –“Weed”, “Radio”, “Concrete Angel”...–. El fantástico “You’re My Girl” encaja como anillo al dedo las dos facetas sobre las que pivota el álbum: esa (¿aparente?) dejadez en la partitura y un minucioso detalle en los arreglos melódicos (aunque sin extra de barniz). Es lo mejor del disco y de Malice K: una naturalidad y un chorreo de honestidad que cada vez es más cara de encontrar en los artistas actuales, incluso en esos que dicen militar en los escuadrones de lo “independiente” (sea lo que sea que signifique la palabra en 2024).
En los textos tampoco se desarrollan enrevesadas alegorías, al contrario: aquí hay un corazón más o menos dolorido (esa portada) que las suelta con serena transparencia: “Encuéntrame en la vieja casa / podemos resolverlo de alguna manera / aunque todos estos cambios convirtieron nuestras vidas en días más extraños / sabes que no he estado bien desde que salí a perseguir / estos sueños hechos de arena, que se caen de mi mano” (“The Old House”); “No me preguntes por qué ahora, cariño / las estaciones no pueden explicar por qué cambian y la forma en que siento lo mismo / como una bola de nieve, cariño / cuanto más avanza más crece / justo donde comencé a derrumbarme durante toda mi vida” (“Blue Monday”); “La radio reproduce mi canción favorita / mi vida es una taza, a una gota de derramarse / en la radio suena mi canción favorita y casi me olvido de que se acabó” (“Radio”).
“AVANTI” no cambiará la historia de la humanidad (ni la de tu barrio), pero es el artefacto perfecto para que halle un hueco en tu corazón, uno de esos discos “pequeños” que se hacen querer y que te quieren. ∎