Álbum

SPRINTS

All That Is OverCity Slang- Music As Usual, 2025

El arranque, con la lentitud y la oscuridad de “Abandon” y “To The Bone”, ya advierte del cambio de energías que SPRINTS ha experimentado en su segundo largo. Si “Letter To Self” (2024) era un disco monolítico (a la par que glorioso, demoledor en su urgencia y su furia electrizante), este “All That Is Over” baja ligeramente el ritmo pero amplía el foco estilístico, algo probablemente propiciado por la reciente incorporación del guitarrista Zac Stephenson en sustitución de Colm O’Reilly.

Eso no implica que el mensaje del cuarteto de Dublín haya perdido contundencia, ni mucho menos. El aguerrido corte 3, “Descartes”, es probablemente el single más claro de su carrera, una declaración de principios inspirada al mismo tiempo por una cita tomada de “A contraluz”, de la escritora Rachel Cusk (“Vainity is the curse of the culture”) y la propia doctrina filosófica cartesiana, que la gran Karla Chubb adapta a su ser para lanzar la proclama “I speak so therefore I understand” y culminar con un irrefrenable estribillo: “Descartes, Dеscartes / Discord, discard / How do you heal a tortured hеart? / Descartes, Descartes / Discord, discard / We have love, and we have art”. Es esta la canción clave del álbum, pues actúa como manifiesto de sus temas troncales: el arte y el amor como salvación y la plasmación de un mundo distópico (en lo social, lo político y lo sentimental) donde sostienen a fuego que el ego, la apatía y la negatividad son los enemigos a batir. Eso es algo que también dejan claro en “Rage”, en la que abogan por todo lo contrario que dice el título, apoyándose en un ritmo de sinuoso aroma motorik que me recuerda a The Jesus & Mary Chain, aunque la banda ha aludido a una influencia más inesperada, la de The Dandy Warhols.

Chubb ha cambiado también ligeramente su forma de atacar las canciones vocalmente. Mantiene su influjo riot grrrl, pero ahora también busca el recitado, un poco en la línea de Florence Shaw, de Dry Cleaning, aunque, cuando se pone más furiosa, le veo bastantes similitudes con Lambrini Girls y con Amyl And The Sniffers. Otra inspiración, esta última, también reconocida por la vocalista y letrista del grupo. Sin ir más lejos, dice que se ha filtrado en la maravillosa “Better” junto al más visible aroma shoegazing de My Bloody Valentine. Muestra inquietud conceptual bajo la tralla de temas como “Beg” (que ella ha definido como una exploración del yo, de la sexualidad, de la lujuria, de la ambición, pero también de mis propios defectos y de la lucha constante por ser mejor”) y muchos más matices en su discurso, donde creo que la afirmación de la propia identidad en un mundo en llamas acaba teniendo también su importancia.

La canción de cierre, “Desire”, puede ser la más sorprendente de todas, ya que empieza con efluvios de spaghetti western pero finaliza tomando mucho cuerpo y una intensidad brutal. Ahí se vuelven a revelar como hermanxs espirituales de Savages (otra referencia muy bien traída por Juan Cervera en su crítica del primer álbum para RDL). Daniel Fox, de Gilla Band, oficia de nuevo como productor en un trabajo que demuestra que SPRINTS ya ha dejado de ser la revelación del pasado año para consolidarse como una de las más aplastantes realidades del rock alternativo –o como quieran llamarlo– de nuestro tiempo. En su próxima gira aún no tienen fechas en España, pero ojalá eso cambie. ∎

Etiquetas
Compartir

Contenidos relacionados