Una breve enfermedad –sin especificar más– ha sido la causa de la muerte a los 63 años, el pasado día 18, de Terry Hall, cantante de The Specials, creadores de “Ghost Town” (1981), una de esas canciones que definen el estado de ánimo de prácticamente todo un país: Inglaterra en los albores del thatcherismo, sumida en una honda crisis económica y con el trasfondo de la desigualdad social y los disturbios raciales. Los frutos del invierno del descontento. Un período de alborotada efervescencia creativa, como contrapunto, que se fue saldando en las Islas Británicas con géneros, modas, tendencias y cruces de caminos que generaban nuevos estilos a la velocidad de la luz, proyectando una larguísima influencia que pervive hasta nuestros días: basta repasar la nómina de músicos con los que Terry Hall, bien activo hasta hace prácticamente nada, había trabajado en los últimos tiempos. Lily Allen, Damon Albarn, Gorillaz, Fun-Da-Mental, Leila Arab o Nouvelle Vague. El sonido de la Inglaterra mestiza no se entendería sin su aportación. Ni sin la significación del blanco y el negro de su estética.
Fundamentalmente, por el ska interracial que siempre defendieron The Specials desde el sello 2 Tone, abogando por la horma de los sonidos jamaicanos y el antirracismo a través de canciones como “Rat Race” o “A Message To You Rudy” y una discografía con picos como “The Specials” (1979), “More Specials” (1980) e incluso continuaciones tan dignas de aquel legado como “Encore” (2019), extraño (por la fecha) único número uno de The Specials en el Reino Unido. Elvis Costello o Jane Wiedlin, de The Go-Go’s –con quien Hall coescribió su primer hit, “Our Lips Are Sealed”, y de quien fue pareja–, son algunos de los músicos que han mostrado sus condolencias ante el deceso de quien también lideró a The Colourfield o Fun Boy Three durante los años 80, entre otros proyectos, y a quien mañana aquí dedicaremos una semblanza en profundidad.
Tan solo un poco después, y también a una edad que podríamos considerar más que prematura (55 años), nos enteramos de la muerte de Martin Duffy, teclista de Felt y de Primal Scream, a causa de una lesión cerebral tras una caída el domingo mientras estaba en su casa de Brighton. Pasó también por The Charlatans (tras la muerte de Rob Collins) y por el supergrupo The Chavs, junto a Carl Barât de The Libertines y al propio Tim Burgess, y colaboró en discos de Beth Orton, Heidi Berry, Paul Weller o The Chemical Brothers, además de trabajar en varias bandas sonoras para cine y publicar un disco en solitario, el estimulante “Assorted Promenades” (2014), un sensible trabajo, también con trazas de score, muy reivindicable. De los miembros actuales de Primal Scream era quien más tiempo –ininterrumpido– llevaba en la banda (al margen de Bobby Gillespie y Andrew Innes, claro). No es de extrañar que sus compañeros lo hayan despedido como alguien capaz de estar a la altura de legendarios músicos norteamericanos como Tom Dowd, James Luther Dickinson o Roger Hawkins. Un secundario de lujo que se va antes de tiempo.
Y nos despedimos por hoy con Little Simz, una de las grandes estrellas de 2021 y también de 2022, a tenor de sus directos y del recientemente publicado “NO THANK YOU”, de cuyo contenido ha condensado cinco de sus temas (“Heart On Fire”, “Silhouette”, "Sideways”, “X” y “Broken”) en un cortometraje dirigido por Gabriel Moses, rodado a las afueras de París, en el Chateau de Millemont, y del que ya podéis disfrutar.