Teenage Fanclub 2021, nueva era (sin Gerard Love).
Teenage Fanclub 2021, nueva era (sin Gerard Love).

Entrevista

Teenage Fanclub: gente corriente

Los buenos chicos escoceses están de vuelta. Cada vez con más canas y con importantes cambios en su alineación, sí. Pero cuando hablamos de Teenage Fanclub, siempre es más importante lo que permanece: esa brisa power pop que anuncia que, ahora sí, por fin ha llegado la primavera.

Antes de que nos encerraran, en marzo de 2020, Teenage Fanclub llegaron, por los pelos, a terminar la grabación de “Endless Arcade” (PeMa-Merge-Music As Usual, 2021), el primer disco de los escoceses tras la marcha de Gerard Love y el primero tras casi cuatro años de silencio desde el celebrado “Here” (PeMa-Merge, 2016). Casi un año después de las sesiones en los estudios Cloud Hills en Hamburgo, publican el resultado del trabajo junto a Dave McGowan, quien cambia la guitarra y los teclados por el bajo, su instrumento natural, y el galés Euros Childs, de Gorky’s Zygotic Mynci, que ya había colaborado con ellos en ocasiones anteriores y que compartía con Norman Blake la banda paralela Jonny.

La deserción de Love pudo haber significado un punto y final, pero parece que ha resultado ser un revulsivo para la banda. “Endless Arcade” es un disco que, sin renunciar a la factura melódica perfecta a la que nos tienen acostumbrados, añade un plus de atrevimiento y experimentación en el que lo que ya funcionaba encaja perfectamente y los nuevos sonidos se unen a las armonías perfectas, el pop brillante y la alegría adolescente.

Hablamos con Norman Blake y Raymond McGinley sobre la llegada de Euros Childs, la marcha de Gerard Love y la larga espera hasta que su nuevo disco ha visto, por fin, la luz.

Grabasteis “Endless Arcade” antes de estos tiempos extraños...

Norman: Sí, en Hamburgo, muy lejos de casa.

... Y luego tuvisteis casi un año entero para perfeccionarlo.

Norman: ¡Sí! Creo que tuvimos mucha suerte de poder terminar la grabación antes de que pasara todo esto y, cosa rara en nosotros, no estuvimos trabajando contra una fecha límite, de modo que, aunque aprovechamos para añadir algunos arreglos y grabar algunas voces, cuando salimos del estudio, el disco ya estaba listo y tuvimos que esperar y, claro, resultó un poco frustrante. Pero, en fin, en el mundo hay cosas mucho más importantes que un nuevo LP de los Teenage. Son tiempos realmente difíciles, pero hemos tenido la suerte de poderlo grabar. Tenemos amigos de otras bandas que estaban preparando la grabación y no han podido entrar en el estudio, así que, sí, hemos tenido suerte y eso también lo convierte en un disco especial.

“Creo que siempre nos ha gustado escribir sobre la vida; lo que pasa es que ahora la hemos vivido”

Norman Blake

Es, también, el primer disco sin Gerard Love pero con una gran incorporación a la banda, la de Euros Child. ¿Cómo ha sido la experiencia, no solo en lo que concierne a lo musical, también a nivel personal, como grupo?

Norman: Conocemos a Euros desde hace mucho y, de hecho, ya colaboró en un par de temas en “Shadows” (PeMa-Merge, 2010).

Raymond: Sí, tocó el piano en “Baby Lee” e hizo algunos coros. Siempre ha estado cerca de la banda y, como dice Norman, hace unos 25 años que nos conocemos, así que cuando empezamos a discutir sobre qué hacer cuando Gerry se marchó, creímos que tenía todo el sentido del mundo que Dave pasase a tocar el bajo, porque ese es realmente su instrumento, y es muy bueno con él; todo el mundo dice que es el “chico nuevo”, pero lleva más de 15 años con nosotros; luego, pensamos en Euros y cuando se lo propusimos, dijo que sí. Y eso fue todo. Nos sentimos realmente privilegiados de que esté en la banda. Es un gran músico, tiene mucho talento y es una persona increíble: su actitud, su personalidad, todo. Es un placer tenerle cerca.

Norman: Sí, es fantástico y encaja perfectamente. Todo fue bastante fácil. Creo que hemos hecho alrededor de cien conciertos con esta formación, así que ya teníamos bastante rodaje antes de la grabación del disco. Fue un final feliz, después de seguir tocando con Gerry tras anunciar que dejaba la banda: estábamos en plena gira de promoción de las reediciones que Sony había lanzado y que eran el trabajo de toda una vida juntos, así que fue una situación un poco extraña. Por otro lado, Dave es un bajista con un estilo muy diferente al de Gerry; lo que hace está muy bien y ha aportado un montón de cosas, y Euros es simplemente genial, ha introducido unos teclados realmente interesantes y tiene una voz alucinante.

Euros Childs, Dave McGowan, Francis Macdonald, Normal Blake y Raymond McGinley: el compromiso.
Euros Childs, Dave McGowan, Francis Macdonald, Normal Blake y Raymond McGinley: el compromiso.

Creo, además, que su huella en “Endless Arcade” es indiscutible.

Norman: Sí, nos encanta. Si estás grabando con alguien y no le permites expandirse, ya no es un proyecto. El hecho de que nosotros seamos, normalmente, los autores de las canciones no significa que tengamos que decirle al resto de músicos lo que deben hacer, porque además son artistas con un gran talento y es fantástico que aporten cosas. Trasteamos con cada canción, le añadimos un órgano que acaba siendo un piano y de repente decimos “¡Eh!, esto suena bien”, y trabajamos a partir de ahí, pero creo que, al final, la personalidad de todos está presente en el disco.

Compartís la autoría de los temas de este disco al cincuenta por ciento, seis canciones cada uno. Pasa el tiempo y sigo viendo vuestra marca como letristas, como compositores: esa añoranza por el amor perdido, enmarcada por armonías luminosas. Una melancolía que, desde “Shadows”, ha evolucionado hacia una madurez que parece tener su punto álgido en este nuevo trabajo.

Norman: Sí, creo que siempre nos ha gustado escribir sobre la vida; lo que pasa es que ahora la hemos vivido. Y, sí, claro, siempre ha habido ese punto de melancolía, quizá es porque vivimos en el oeste de Escocia y, bueno, gran parte del arte que se hace en esta parte del mundo se basa en esa emoción. Aquí, incluso la tradición popular es algo melancólica.

Raymond: Sí, está todo eso, pero, además, el proceso de escribir una canción es introspectivo. Vas hacia dentro de ti mismo; es algo contemplativo y, como dice Norman, miramos a nuestro alrededor, vemos lo que pasa en nuestras vidas, aquello con lo que interactuamos, e intentamos mostrar algo de nosotros en las canciones. No pensamos en lo que hicimos en nuestro último disco ni en hace veinte años para intentar reproducir una fórmula. Simplemente miramos lo que tenemos enfrente en un momento concreto, así que nunca sabemos en qué se va a convertir.

Aun así, después de tantos años, seguís manteniendo un trabajo regular, canciones pop de factura perfecta, luminosas y efectivas. Un trabajo casi artesano, de oficio.

Norman: Sí, creo que lo pensamos de ese modo. Escribir canciones es un oficio y algo que, por suerte, puedes desarrollar y mejorar.

Raymond: Y trabajar con más gente ayuda bastante. Aprendes cosas de los demás, entran estímulos nuevos…, te alimentas de todo eso. Nosotros siempre hemos intentado hacer algo que sea un poco mejor que lo último que hicimos, como quien hace un vídeo de una receta de cocina, sin pensarlo demasiado pero sabiendo que estás tratando de lograr un cierto estándar y hacer lo que realmente quieres. Si no creyéramos que algo es suficientemente bueno, no lo publicaríamos, aunque nos hubiéramos gastado el dinero. Dejaríamos todo de lado y lo volveríamos a grabar.

“Si destrozas una habitación de hotel, luego tiene que venir alguien a limpiarla, alguien que cobra muy poco por hacerlo, además”

Norman Blake

También vuestra alegría, tras todos estos años, se mantiene regular. ¿Cómo pasa la vida, el amor, el desamor y la estabilidad y se mantiene ese entusiasmo y esa curiosidad casi adolescente?

Norman: Personalmente, creo que cada vez me resulta más fácil ser honesto. En el pasado me sentía inseguro cuando hablaba de mis sentimientos en las canciones y ahora, no sé por qué, no me pasa; me siento cómodo hablando de emociones. Quizá es que llevamos, como dices, mucho tiempo haciéndolo y ya me siento como un tipo mayor que está más seguro que antes. Y, sobre todo, estoy muy agradecido de poder seguir haciendo discos y hablando de ello después de todos estos años. No lo doy en absoluto por sentado: hemos estado los últimos treinta años haciendo algo que nos encanta, tenemos mucha suerte. Y toda esa experiencia también nos ha ayudado a estar más seguros.

Raymond: Creo que también tiene que ver el hecho de que la música es muy importante para nosotros. Y, como dice Norman, cuando te expones durante mucho tiempo, vas ganando confianza. Al principio, puedes estar trabajando en una canción y tener la tentación de censurarte para ser más cool o lo que sea, pero te acabas dando cuenta de que no estás cómodo con eso y que, además, la canción suena rara.

Norman: Sí, sin censurarte, ni intentando crear una versión mítica de ti mismo o algo así. Es demasiado trabajo. Somos seres humanos explicando cómo nos sentimos y tratando de ser creativos. Eso es todo.

Creo, también, que este es el disco que refleja de manera más clara los ecos de vuestros referentes clásicos: The Byrds, The Beach Boys, The Band…

Norman: Sí, por supuesto. Es inevitable que lo que escuchas en cada momento tenga influencia sobre lo que escribes. Supongo que, hasta cierto punto, tratas de emular lo que hacen las bandas que te gustan. Pienso, por ejemplo, en “Little Johnny Jewel”, de Television, con las guitarras tocando una encima de la otra en el solo, pero, en general, nos gusta lo melódico, ya lo sabes. Nunca tenemos una referencia particular ni hablamos de ello; sencillamente, lo que nos gusta, acaba teniendo presencia.

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El tiempo extra accidental que ha transcurrido entre la grabación y el lanzamiento, ¿os ha permitido trabajar mejor en la posproducción?

Norman: Creo que sí. Normalmente, tienes la mezcla y ya está, así es como saldrá, pero la pausa nos permitió volver atrás, escuchar de nuevo el material y cambiar algunas cosas de la mezcla que no nos terminaban de gustar. Muchas veces se hace difícil escuchar un disco después de haberlo grabado, porque has puesto mucho de ti en él, pero, con este, cada vez que lo escucho, no tengo para nada la sensación de que podríamos haberlo hecho mejor, o que esto o aquello no acaba de sonar bien o que tal mezcla no me gusta. Estoy muy contento con el resultado.

Raymond: En realidad, la mayoría de cambios fueron muy sutiles; cosas como quitar los coros o ponerlos, pero no teníamos la sensación de que aquella guitarra o aquella voz se perdía o entraba a destiempo. Fue, más bien, una cosa de quitar un poco de niebla al resultado. Y, bueno, debíamos mantenernos ocupados porque tampoco había demasiado qué hacer.

Tengo la sensación de que cada uno de vuestros discos es como un hito no solo en vuestra vida personal, sino en la de una generación de seguidores. ¿Creéis que la lealtad de vuestros fans tiene algo que ver con eso?

Norman: Bueno, nosotros hemos construido una vida al mismo tiempo que otra gente construía la suya. A la gente le suceden las mismas cosas al mismo tiempo. Algún día miraré atrás y veré las canciones que escribí cuando nació mi hija, y quizá dentro de poco me encuentre escribiendo canciones sobre la mortalidad, porque ya paso de los cincuenta. Piensas cosas distintas en distintos períodos de tu vida. Si escribes honestamente, es inevitable que el público se vea reflejado.

Sois también los buenos chicos que nunca han dejado de tocar, simplemente, sin extravagancias.

Norman: Hay gente que cree que tienes que hacer tonterías para estar en el rock’n’roll. Y nosotros, bueno, somos gente bastante normal. Puede que a otra gente le guste, pero no es nuestro estilo. Si destrozas una habitación de hotel, luego tiene que venir alguien a limpiarla, alguien que cobra muy poco por hacerlo, además. Y, sí, claro, después de un concierto puedes querer tomar una copa e invitas a la gente a tu habitación e inevitablemente terminas con unas diez latas vacías, pero antes de irnos a dormir las recogemos porque no queremos que alguien tenga que limpiarlo. Siempre debes pensar en las personas que limpian cuando tú te vas. 

Raymond: Tu principal compromiso ha de ser con la música y los discos. No con el estrellato o la fama. ∎

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