Saboteando el sistema. Foto: Alfredo Arias
Saboteando el sistema. Foto: Alfredo Arias

Enrtrevista

The Bug Club: “Sonamos un poco a mierda, pero a propósito”

“On The Intricate Inner Workings Of The System” representa la búsqueda antintelectual de The Bug Club. El dúo de Gales muestra un trabajo en el que solo citan a Darwin para reírse de él. Urgencia, estupidez y nihilismo se superponen a un punk rock de influencia sesentera y de cantautores. Lo presentaron en directo mucho antes de que se publicase porque buscan una reacción genuina de su audiencia.

Sam Willmett (voz y guitarras) y Tilly Harris (voz y bajo), los integrantes de The Bug Club, se están riendo constantemente. Cada una de las preguntas de esta entrevista es respondida con una sonrisa de oreja a oreja, e interrumpida por la carcajada del compañero que no está hablando en ese momento. Estamos en la planta de arriba de la madrileña sala Siroco y el verano aún no ha comenzado. Es un miércoles cualquiera y The Bug Club acaban de comenzar una minigira española. No vienen a presentar su “Rare Birds: Hour Of Song” (Bingo, 2023) ni han dejado de tocar en Reino Unido, pero para la publicación de “On The Intricate Inner Workings Of The System” (Sub Pop-Popstock!, 2024), que salió el 30 de agosto, todavía quedan dos meses. En el momento de esta conversación, tan solo conocemos el primer adelanto, la espídica “Quality Pints”.

“Quality Pints”, uno de los cortes de “On The Intricate Inner Workings Of The System”.

No se están tomando nada en serio la entrevista y, por momentos, parece que se les olvida que están siendo entrevistados. Hablan entre ellos con el acento galés más cerrado que existe, como si nunca antes hubiesen puesto en común sus ideas y las preguntas fueran una especie de voz en off desde el más allá. Solo se giran hacia mí para encogerse de hombros y reírse, con una mirada que parece decir “espero que tú sepas lo que estamos diciendo, porque yo no lo tengo tan claro”.

Será que The Bug Club va sobre no reflexionar acerca de las ideas de cada uno. De hecho, va sobre no tener ideas en absoluto. “On The Intricate Inner Workings Of The System” toma su título de “El origen de las especies” (1859), de Charles Darwin. El academicismo de su título, sin embargo, solo es para que el golpe sea mayor a posteriori: Sam y Tilly definen su disco como un puñado de canciones tontas, que suena a mierda de forma completamente intencionada. Para ellos, todo es un chiste: aspiran a la brevedad, la sencillez de pensamiento y el discurso vacuo. Lo suyo es “hazlo tú mismo” apolítico. No quieren tomarse nada en serio, y su estancia en España no va a ser menos.

¿Cómo es girar por toda Europa a dos meses de que salga el álbum y con tan solo un single publicado de este?

Sam: Por lo general, siempre hemos estado de gira un poco antes de que salieran nuestros lanzamientos.

Tilly: Desde la pandemia, todo ha sido un poco caótico con nuestros discos. La mitad de las veces, la gira ya ha terminado para cuando sale el álbum. Pero es la primera vez que hacemos tantos conciertos antes del lanzamiento.

¿No echáis de menos dar un concierto y que el público se haya “estudiado” antes las canciones?

Tilly: Estamos contentos con nuestro modus operandi, porque el feedback es realmente honesto. Es interesante ver la reacción genuina de la gente. Suele ser buena. Y un show es el mejor contexto para una primera impresión.

Quizá, si vuestro estilo de música no fuese tan frenético, sería más difícil obtener esa primera reacción en vivo…

Sam: Ante todo, intentamos que la gente se divierta. Por eso nuestras canciones son muy cortas y, si no, las reducimos. Intentamos no pensar demasiado en ello. Basamos nuestras canciones en impulsos, así que es bueno que la gente sienta lo mismo que nosotros. Es mejor conocer a un grupo en directo que en las plataformas de streaming.

Tilly: Cuando empezamos como banda, eso fue lo primero en lo que pensamos. Queríamos ser, ante todo, una banda de conciertos. No nos quedaba más remedio, porque al principio tampoco teníamos dinero para grabar nada. Bueno, todavía no lo tenemos.

Pese a componer desde la impulsividad, el título de vuestro nuevo trabajo se antoja un tanto académico.

Sam: De hecho, el título iba a ser aún más largo. Queríamos que se titulara “On The Intricate Inner Workings Of The System Through Popular Music Or The Contemplation Of Pretty Faces, Tin Bubbles And Fights” (“Sobre el intrincado funcionamiento interno del sistema a través de la música popular o la contemplación de caras bonitas, pompas de hojalata y peleas”).

Vaya. ¿En serio?

Sam: Era como una broma que parte de “El origen de las especies”, de Charles Darwin. El último álbum que hicimos fue “Rare Birds: Hour Of Song”, que era bastante denso. Era un álbum doble, había muchos interludios, con poemas entre canciones. Disfrutamos mucho haciéndolo, pero esta vez queríamos partir de lo contrario. Nada de poesía. Media hora de rock. Más conciso.

Tilly: Un álbum más directo, y por eso pensamos que sería divertido si el título sonaba como si fuera aún más grandilocuente que el anterior. Parece un disco elaborado, bastante pesado, pero no lo es. Queríamos vestirlo muy elegante para que, cuando la gente lo escuchara, se topase con un montón de canciones tontas.

¿Creéis que una canción es tonta por ser más directa o menos ambigua?

Tilly: Bueno, creo que están representando nuestro estado de ánimo, y en ese momento no queríamos pensar demasiado, así que quizá sí son un poco tontas. Queríamos no darle demasiadas vueltas.

“Desde la pandemia parece que ha habido un bum en cuanto a la cantidad de bandas alrededor de Cardiff y Bristol. Nosotros, al fin y al cabo, estamos en el borde entre Gales e Inglaterra. Hay un montón de buenas bandas por allí, especialmente en Cardiff. Grabamos todo con el productor Tom Rees, pero es que todas las bandas de la zona graban con él”

Tilly Harris

¿Recurrir a la escritura automática? ¿Algo así?

Sam: Sí. Creo que sí. Primero escribimos las canciones, las arreglamos, las grabamos, y después intentamos vestirlo de un significado. Es a posteriori cuando nos llega ese “exceso de pensamiento”, aunque todo el mundo piensa que debería ocurrir durante el proceso de composición.

Tilly: En cuanto volvamos de España, vamos a grabar lo siguiente. Cuanto menos espacio damos entre una grabación y otra, más fluido es.

Ahora parece haber una tendencia en la música de conceptualizar todo que no os está afectando en absoluto, ¿no?

Tilly: Somos completamente ajenos a todo eso. Creo que probablemente deberíamos pensar en ello más a menudo. O tal vez no. No hacemos las cosas de la forma más obvia. Nos viene bien ir a nuestra bola, ser rápidos publicando lanzamientos. Nosotros sacamos música a bombo y platillo, funcionamos mejor si pasamos un poco desapercibidos, no intentamos superar la calidad de nuestro último lanzamiento cada vez que hacemos algo.

¿Nunca os planteáis cómo sonaría esa canción si la dejaseis reposar algo más de tiempo? Si volvierais a ella dos días más tarde, quizá.

Sam: Si me siento, intento terminar algo antes de levantarme. Procuro que ese proceso nunca dure más de una o dos horas como máximo. Lo termino y, si luego no quiero usarlo, hago un tema nuevo. Si dejas algo a medias siempre te saldrá la misma basura. Escribimos mucho, es divertido hacerlo y no miramos atrás. Cuando las tocamos juntos, somos capaces de ver cuáles funcionan y cuáles no.

Tilly: Si hay un tema muy difícil de arreglar, no lo vas a solucionar añadiendo una línea de bajo más tarde. Simplemente no es bueno, no está destinado a ser, ni siquiera en nuestra memoria.

Esa incontinencia creativa, de todos modos, entiendo que requiere una dedicación a tiempo completo, ¿no?

Tilly: Antes de la pandemia teníamos trabajos, pero nos despidieron y no volvimos a buscar ninguno. Desde la pandemia hemos estado muy ocupados; extrañamente funcionó bien lo de la música. Después, teníamos cosas que hacer, como girar inmediatamente. Sam solía trabajar en una guardería para perros. Y después en un circuito de karts. Tuvo tos todo el tiempo que trabajó allí. Venía a los ensayos tosiendo.

Sam: Pero ahora también estamos ocupados, estamos un miércoles cualquiera en España.

Sam Willmett y Tilly Harris. Foto: Alfredo Arias
Sam Willmett y Tilly Harris. Foto: Alfredo Arias

En España, para los grupos locales, para poder estar un miércoles cualquiera girando, tienes que ser un artista mil veces más grande que vosotros…

Tilly: Creo que la música está superarraigada a la cultura de nuestro país. Sigue siendo difícil: puedes dedicarte a la música si estás de acuerdo con pasar penurias todos los meses. Es un negocio muy duro y un camino complicado. Nosotros, por ejemplo, no vamos despilfarrando: mantenemos un tour party muy pequeño, solo cogemos lo que necesitamos.

Sam: Por ejemplo, conducimos nuestro propio vehículo. Alquilamos una furgoneta solo cuando es necesario. Pero sí, tenemos una ligera ventaja, sin embargo, en términos de cómo de valiosa es la música en el Reino Unido. También está todo cerca, es más fácil viajar. Y la gente en Reino Unido siempre quiere ir a conciertos, ¿sabes?

Aquí necesitas tener una red de apoyo muy grande para eso, aunque sea en un circuito local muy pequeño.

Tilly: Bueno, también tenemos muchas bandas amigas. Desde la pandemia parece que ha habido un bum en cuanto a la cantidad de bandas alrededor de Cardiff y Bristol. Nosotros, al fin y al cabo, estamos en el borde entre Gales e Inglaterra. Hay un montón de buenas bandas por allí, especialmente en Cardiff. Grabamos todo con el productor Tom Rees, pero es que todas las bandas de la zona graban con él. El batería que grabó nuestro álbum tiene otra banda, Buzzard Buzzard Buzzard, a la que también produce Rees. Sí, hay un montón de movimiento y todo el mundo está muy ocupado.

Sam: La mayoría de la gente que conocemos tiene dos bandas. Nosotros solo tenemos una. Además, todas son muy diferentes. No sé si hay una escena. Es como si todo el mundo se moviera de forma diferente, pero nadie se pisa los pies.

Vosotros tenéis el respaldo de un sello discográfico, pero entiendo que gran parte del movimiento cultural de vuestra zona será autogestionado…

Sam: En nuestra zona no hay muchos locales. Dentro de Gales, solo hay uno o dos en Cardiff y dos en Newport. No hay mucho, pero lo que hay es muy bueno. Y la gente que lleva esas salas hace todo el trabajo duro.

“Yo diría que en Londres ahora mismo hay un auge del spoken word y del post-punk. Intentamos estar fuera de eso. Ese sonido, además, creo que está cambiando un poco: ese movimiento no va a durar mucho más. No creo que vaya a gustar ese comentario, pero todos esos grupos son para gente que se enfada y a la que le gusta enfadarse”

Sam Willmett

El vacío sonoro y cultural que puede generar lo de tener una banda en la periferia británica puede ser el causante de vuestro sonido tan crudo, ¿no?

Sam: Vivimos, realmente, en medio del campo, así que siempre hemos agachado la cabeza e intentado hacer lo nuestro a nuestra bola. No hay lo suficiente como para definir un sonido autóctono, pero eso no quiere decir que vayamos a ir a buscarlo fuera.

Tilly: Lo único que queremos es sonar simples. Nuestra música suena un poco a mierda, pero a propósito. Demasiado dura, ya me entiendes, un poco cruda. La gente lo llama underground o cualquier otra cosa, yo creo que es songwriting sabio. Preferimos acudir a los años sesenta, cuando las canciones no estaban sobreproducidas. Rees siempre dice que vamos al contrario de sus instintos. Tenemos su estudio, así que podríamos sacar un sonido más pulido si quisiéramos. Pero no queremos.

Habiendo tan poca programación en vuestro área, ¿sentís que vuestra escena, inevitablemente, se ve condicionada por lo que se está cociendo en Londres?

Sam: Yo diría que en Londres ahora mismo hay un auge del spoken word y del post-punk. Intentamos estar fuera de eso. Ese sonido, además, creo que está cambiando un poco: ese movimiento no va a durar mucho más. No creo que vaya a gustar ese comentario, pero todos esos grupos son para gente que se enfada y a la que le gusta enfadarse.

Tilly: Sí, es como quejarse de la política. Nosotros de políticos no tenemos nada.

Vuestra filosofía “hazlo tú mismo”, en sí misma, ¿no es una forma de hacer política?

Sam: No creo que lo veamos así. Nuestra filosofía, como te digo, es hacer canciones tontas.

Tilly: No estamos realmente enfadados como para escribir de política. Corremos demasiado rápido y, tan pronto como empezamos a pensar el tema, este se convierte en una basura. Por eso no pensamos. Por eso no hay ira en nuestras canciones.

Sam: Hemos estado tocando mucho tiempo, antes de que alguien empezara a venir a los conciertos. Nos conocemos desde el colegio. Hemos aprendido a reírnos de todo: en lugar de ser políticos y estar cabreados o de quejarnos de la situación, preferimos tomaros el pelo y hacer el estúpido. Nada es lo suficientemente importante, ¿sabes? ∎

Etiquetas
Compartir

Contenidos relacionados