Reflexionando sobre la vida.
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Entrevista

The New Pornographers, fintando las expectativas

El grupo canadiense ha regresado con “Continue As A Guest”, un álbum estructurado prácticamente a distancia, en plena pandemia, donde Carl Newman asume casi por completo la composición y producción. En su entrega más personal hasta la fecha, responde más oscuro e introspectivo al signo de los tiempos, reflexiona sobre el caos, el aislamiento o la vida online, y cuestiona hasta su posición en el mundo, como persona y como músico, augurando un vuelco más allá de la idea de superbanda.

Hablar de The New Pornographers como una superbanda de power pop resulta hoy al menos impreciso. A lo largo de los años, buena parte de sus componentes con más peso han ido abandonando la formación: Kurt Dahle, Blaine Thurier y, especialmente, el también frontman de Destroyer, Dan Bejar, cuya visión e intercambio con el cantante y guitarrista Carl Newman –¿competencia creativa?– fueron tan definitorios de su peculiar propuesta como la voz y figura de Neko Case.

The New Pornographers, no obstante, persiste. Y tras más de veinticinco años de trayectoria, presenta su noveno álbum, “Continue As A Guest” (Merge-Popstock! 2023), un trabajo desarrollado mayormente a distancia, en plena pandemia, con el equipo de los últimos tiempos. Newman ha ido asumiendo el control creativo casi por completo y ahora es prácticamente el único compositor y productor, acompañado por Case, John Collins (bajo), Todd Fancey (guitarra), Kathryn Calder (teclados) y Joe Seiders (batería), más Zach Djanikian, como saxofonista, y Sadie Dupuis, como coautora de un tema.

El primer sencillo del disco, “Really Really Light”, conecta directamente con su clásico sonido; por algo surgió del estribillo de un tema inédito de Bejar, de la época de “Brill Bruisers” (Matador, 2014). Pero, globalmente, “Continue As A Guest” apunta en otra dirección, quizá más cercana a “Challengers” (Matador, 2007). Aunque mantiene ricas texturas e ingeniosos juegos melódicos y armónicos en “Angelcover”, las instrumentaciones marcadas por el saxo y los trucos de estudio resultan más oscuras y menos dadas a los ganchos y exuberancias de antaño.

Confinado en su casa en Woodstock, al norte del estado de Nueva York, Newman respondió al signo de los tiempos con un álbum introspectivo, el más personal hasta la fecha. Con él conversamos sobre la producción del disco, sus reflexiones acerca del aislamiento y el colapso del COVID, la ansiedad y los peligros de la vida online, así como del cuestionamiento a su propia posición en el mundo, como persona y como músico, y esa opción de “continuar como invitado”.

“Really Really Light”, vídeo realizado por Christian Cerezo y protagonizado por Svetlana Tulasi.

Durante el proceso de composición y grabación del disco decías que descubriste nuevos enfoques líricos y sonoros, experimentando con tu registro vocal. ¿Nos cuentas más de estos experimentos?

Como creador de canciones siempre me he preocupado por la composición; siempre he procurado que la melodía funcione de cierta manera. Pero si sentía que estaba más allá de mi registro o no me sentía cómodo, cambiaba la melodía, movía las notas hasta conseguir algo más fluido saliendo de mi boca. Seguramente mucha gente hace eso, pero es nuevo para mí. Traté de concentrarme en la interpretación sobre la melodía, aunque obviamente funcionan juntas, no están reñidas. Quizá al contrario; conseguir una buena interpretación es una forma de llamar más la atención sobre la letra. Estoy tratando de usar menos coros y hacer las letras un poco más directas. Busco tener secciones donde cualquiera pueda entender lo que está pasando. Es algo nuevo, porque suelo ser un poco oscuro, esquivo. Siempre he escrito de una forma impresionista, no me importaba ser claro, sino que buscaba más un sonido.

Una vez dijiste que preferías que la gente rechazara a The New Pornographers por cambiar a que lo hicieran por repetirse. ¿Qué nueva exploración te planteaste?

Mmm… quería que este disco fuera un poco más… honesto, quizá. Lo escribí durante la pandemia, y todas esas cosas de las que uno regularmente escribe, como que te rompan el corazón, parecen menos importantes en un contexto así. Creo que al pasar todo ese tiempo juntos, confinados, cada uno empezó a ver cosas de sí mismo y de las personas con quienes estaba que normalmente no notaba. Eso separó a algunas personas y a otras las juntó. También empecé a preguntarme cuál era mi lugar en la sociedad. Nosotros vivimos un poco aislados en Woodstock, rodeados de bosque. Y en cierto punto pensé: “Me gusta estar lejos, quiero estar fuera de la sociedad. Pero al mismo tiempo no quiero ser un superviviente que vive de lo que encuentra en el bosque”. Entonces tuve que preguntarme cuánto quería estar en soledad y cuánto quería formar parte de esta sociedad. De ahí lo de “continuar como invitado”.

“Creo que el lugar desde donde me gusta más escribir está entre la esperanza y el arrepentimiento. No soy bueno escribiendo algo realmente cabreado. Tampoco soy bueno escribiendo cosas muy directas, como canciones de amor felices”

Carl Newman

“Continue As A Guest” no es un “paren el mundo que me quiero bajar”, pero sí es un distanciamiento. ¿Responde a cómo sientes que ha evolucionado el mundo?

Sí. Lo que pasa es que hasta cierto punto no quieres involucrarte. Si te metes demasiado en las redes sociales, por ejemplo, se convierte en una enfermedad y terminas cabreado todo el tiempo. Entonces, por un lado no quieres estar siempre molesto y ansioso, pero también está el hecho de que no puedes hacer que el mundo sea perfecto. Así que tienes que tratar de encontrar una forma de vivir que te satisfaga. Mi hijo acaba de cumplir 11 años. Por lo tanto pienso en él; sea lo que sea que pase en el mundo, quiero que esté a salvo y sea feliz. Y en esa búsqueda perseveras y sigues. La canción “Really Really Light” es eso: sea lo que sea que esté pasando, lo superaremos y llegará un momento en que simplemente hablaremos del clima y todo será “really really light”. Creo que es un álbum esperanzador.

“Continue As A Guest” puede sonar como una nota de suicidio, pero no lo es, es más sobre la idea de… ¿Sabes ese sentimiento de cuando vives en una ciudad y te quemas, y quieres renunciar a tu trabajo, irte a vivir al desierto y tener una vida simple, fuera del sistema? En la pandemia todos, algunos, estuvimos en cierto sentido fuera por un momento. Y hay algo atrayente en eso, en volver a una vida simple y concentrarte en lo que valoras. Me hizo pensar en mi carrera como músico y decirme: “Solo haz música y no te preocupes de cuántos álbumes o tiques vas a vender”. Una buena lección fue dejar de pensar en cosas sobre las que no tenemos control.

¿Escribes a partir de emociones? ¿Cuál te ha dado más réditos?

Creo que el lugar desde donde me gusta más escribir está entre la esperanza y el arrepentimiento. No soy bueno escribiendo algo realmente cabreado. Tampoco soy bueno escribiendo cosas muy directas, como canciones de amor felices. Pero incluso cuando escribo algo triste, creo que cierta esperanza prevalece. Se trata más de la lucha, la lucha por estar mejor, por que tus relaciones mejoren, por mejorar tu mundo...

Carl Newman, Neko Case, John Collins, Todd Fancey, Kathryn Calder y Joe Seiders.
Carl Newman, Neko Case, John Collins, Todd Fancey, Kathryn Calder y Joe Seiders.

¿La inquietud de la transición? Eso de estar en un lugar y luchar por alcanzar otra cosa…

Sí, exacto. Estoy siempre dirigiéndome a algún lugar o tratando de llegar a alguna parte, aunque no estoy seguro de a dónde. Y deseando no llegar tarde (risas).

¿Con qué nuevas instrumentaciones quisiste desarrollar el álbum?

Un gran amigo, Zach Djanikian, toca de todo, pero es realmente bueno en el saxo. Confío en sus instintos musicales, así que algunas partes las compuse yo, pero en muchas solo dije: “Toca algo ‘cool’”. También hay algunos puntos donde uso la mandolina como instrumento rítmico. La gente siempre la conecta con folk o bluegrass, pero yo quería usarla como The Velvet Underground, solo ¡ding, ding, ding!, un simple acorde tocado muy fuerte. Le añadió un sonido único de fondo, una vibración sutil. Y hay algunas pocas canciones construidas a partir de extraños loops, como “Continue As A Guest” y “Cat And Mouse With The Light”.

En una carrera tan larga, imagino que has probado diferentes formas de componer y grabar. ¿En este álbum hay nuevas técnicas o procesos que no hayas usado antes?

El mayor cambio fue que diseñé personalmente gran parte de la grabación. Eso me facilitó mucho experimentar con las estructuras de las canciones, hacerlas más cortas o más largas, cambiar las tonalidades, acelerarlas o ralentizarlas. Era una forma rápida y fácil de escribir y reescribir, probando ideas. Intentaba reducir las canciones a su esencia, eliminar todo lo que no fuera necesario.

“Creo que siempre habrá elementos power pop e indie rock, pero siempre he sido fan de los compositores clásicos, de Burt Bacharach y Hal David, de Jimmy Webb… Me gusta la idea de hacer canciones que se acerquen a eso”

Carl Newman

Canciones antiguas parecen haber tomado una cruel relevancia en los últimos tiempos, como “The Fake Headlines” o “High Ticket Attractions”, que se refería a Donald Trump. ¿Se ha colado la actualidad en este álbum?

Sí. Durante la pandemia estaba muy molesto y realmente no quería hablar de mí, porque sentía que no era importante. Entonces leí sobre las enfermeras en las salas de emergencia en Nueva York, que era como estar en una zona de guerra, y pensé en escribir desde ese punto de vista. “Marie And The Undersea” es una canción en tercera persona y tiene una frase que dice: “No hay lugar para la imaginación”. La tomé directamente de las noticias, donde alguien comentó que la situación era tan abrumadora que no había lugar para la imaginación. Qué triste y poético. Me hizo pensar en mi propio privilegio, porque esas personas solo podían pensar en tratar de sobrellevar el caos y el horror, irse a la cama y volver a empezar. Así que quería que fuera un tributo.

¿Qué caracteriza hoy un tema de The New Pornographers? ¿Qué lo distingue de los otros proyectos individuales o colectivos?

Mi último álbum en solitario es de hace diez años. Así que todo lo que escribo puede ser The New Pornographers. Siempre tenemos un esqueleto de bajo, guitarra, batería y voz, pero entonces vemos qué más podemos hacer para sonar como los grandes, elocuentes y psicodélicos discos de The New Pornographers. Nuestra música tiene muchísimas piezas y capas raras, elementos vocales, texturas. Así que es más un proyecto de estudio. Este álbum es el inicio de un giro para alejarnos de lo que la gente espera. “Continue As A Guest” se refiere a mi intención de moverme y apartarme no solo de las grandes cosas, sino de la idea de la banda. Me gusta la idea de ser libre, no quiero estar atascado en un estilo. Siempre he sido fan de diferentes tipos de música y quiero poder hacer cualquier tipo de música que sienta cool en el momento, dejarme influenciar. Si estuviera en los sesenta estaría tratando de hacer mi “Sgt. Pepper’s”, o imitando a los Stones.

Con “Mass Romantic”, vuestro álbum de 2000, dijiste: “Hagamos nuestra retorcida interpretación de cómo suena un disco de rock’n’roll”. ¿Ahora cómo quieres que suenen The New Pornographers? ¿Todavía te sientes identificado con las etiquetas power pop o indie rock?

Creo que siempre habrá elementos power pop e indie rock, pero siempre he sido fan de los compositores clásicos, de Burt Bacharach y Hal David, de Jimmy Webb… Me gusta la idea de hacer canciones que se acerquen a eso. Jimmy Webb compuso canciones como “By The Time I Get To Phoenix” o “MacArthur Park”, que son country pero que a la vez son como música psicodélica. Eso me fascina. Para un próximo disco me gustaría escribir canciones que vayan en esa dirección, que tengan elementos de country, pero también elementos raros de psicodelia, porque esa es una de mis músicas favoritas y nadie más lo ha hecho. Aunque son canciones muy populares, nadie siguió el mismo camino, quizá porque es difícil. Ya veremos. ∎

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