The Cure vuelven al mercado discográfico con un nuevo álbum, “Songs Of A Lost World”, el decimocuarto en estudio de la banda –precedido por “4:13 Dream” (2008)–, y “Alone” es el primer single digital de adelanto, un tema que los fans ya conocían al haber estado abriendo los sets en directo de los británicos desde octubre de 2022. En ese mismo contexto han ido apareciendo otras novedades como “Endsong”, “A Fragile Thing”, “And Nothing Is Forever” o “I Can Never Say Goodbye”. Aún no se conoce el listado definitivo de canciones del disco; sí que saldrá a la venta el 1 de noviembre, precisamente el Día de Todos los Santos. Después de finalizar su extensa gira a finales de 2023, The Cure parece que encontraron tiempo para entrar en los estudios galeses Rockfield de Monmouth y dar carpetazo definitivo a un trabajo cuya publicación se ha venido anunciando desde el mes de agosto pasado con los suspenses promocionales de rigor.
“Alone” llega con un sugerente videoclip donde “Bagatelle” (1975), un busto “inacabado” del escultor esloveno Janez Pirnat –fallecido en 2021–, se aleja en la ingravidez rotando sobre sí mismo contra un fondo oscuro, como el astronauta de “2001: Una odisea del espacio” (Stanley Kubrick, 1968). Una metáfora visual perfecta para la idea central de la canción, netamente pesimista, que musicalmente retrotrae a la trilogía siniestra de la banda de principios de los años ochenta. La pérdida durante estos últimos años de los padres y hermano de Robert Smith marcan el pathos intenso de un proyecto que lanzó su carrera con el post-punk existencialista de su primer single, “Killing An Arab” (1978), inspirado en la novela “El extranjero” (1942), de Albert Camus. Solo es una canción de pop, pero el primer verso de “Alone” puede resultar preocupante: “This is the end of every song that we sing”.
Musicalmente, sus casi siete minutos de duración no decepcionan al consumar los cánones del rock gótico ambiental evolucionado a dream pop con una brillante melodía. Producida al alimón con un bregado Paul Corkett, quien ya coprodujo “Bloodflowers” (2000), “Alone” ha sido escrita y arreglada también por Robert Smith con la participación instrumental de su banda nuclear: Simon Gallup (bajo), Jason Cooper (batería), Roger O’Donnell (teclados) y Reeves Gabrels (guitarra). Así, una breve estridencia, como de aserradora Halloween, inaugura el corte justo antes de que asomen la batería, entre marcial y funeraria, una guitarra eléctrica en trémolo a lo Cocteau Twins, un sintetizador denso y atmosférico, quizá un Mellotron imitando cuerdas, algún sonido electrónico casi imperceptible y un piano otoñal manchesteriano, recreando un dramatismo denso donde los instrumentos van y vienen, sin perder tensión y exaltación en ningún momento, todo sobre una melodía que acaba de configurarse cuando entra la voz de Smith.
Si una de las ideas más potentes de Sartre fue “cada hombre es lo que hace con lo que hicieron de él”, Smith puede estar tranquilo –decir optimista sería demasiado–, puesto que no todo el mundo ha resistido tanto tiempo generando tan grandes expectativas de sentido y sensibilidad desde una industria voraz donde la obsolescencia programada acecha en cada esquina. Pero el pop paradójico de The Cure no sería comprensible sin una estética rebosante de inconformismo y accesibilidad. “El fuego se redujo a cenizas”, “las estrellas se oscurecieron con lágrimas”, “brindamos por nuestro vacío” y “las esperanzas y los sueños se han ido” son algunas de las perlas casi ensangrentadas de “Alone”, el tema que inflamó, según el propio Smith, la creación de “Songs Of A Lost World”. ∎