Clip

Childish Gambino

LithoniaJack Begert

El talento 360º de Donald Glover no cesa de exhibirse para regocijo de sus admiradores. Si el pasado viernes sacaba a la superficie su “Bando Stone And The New World”, banda sonora de la película homónima que protagoniza –la cual aún está pendiente de estreno–, además de supuesto cierre final a su faceta como Childish Gambino, hoy vuelve al ataque con este formidable clip para “Lithonia”, single del susodicho disco.

Dos minutos les resultan suficientes a Jack Begert y al propio Glover para desestabilizar el riego sanguíneo ocular. La pieza arranca con una oscura instantánea del músico cantando con un micro y con un vestuario de estar por casa. Poco a poco, la abertura de plano y los nuevos puntos de luz descubren que lo acompaña una banda de look muy rockero en lo que parece una casa rural, donde un público joven observa atento la actuación. Hasta ahí nada fuera de lo normal. Sin embargo, la performance va cobrando un nuevo cariz. Los sudores arrecian en los rostros cada vez más desencajados y perdidos de los músicos, la intensidad entusiasta se desvía hacia estados de desconcierto, malestar y hasta de pavor y terror. Una sensación deliberada que estalla con su inesperado clímax.

Ese trasvase de una apariencia rural de aires bucólicos hacia el terror slasher se acentúa con el dispositivo formal empleado. El look de celuloide, así como el vestuario y la estética de los personajes que remite a películas recientes que se prestan como homenaje al terror estadounidense de los setenta, algo que se apuntala con el homenaje implícito que implica la lista de actores invitados: Alex Wolff –quien saltó a la fama gracia a su papel en “Hereditary” (Ari Aster, 2018)– o Suzanna Son, vista recientemente en “Red Rocket” (Sean Baker, 2021) o “The Idol” (Sam Levinson, Abel Tesfaye y Reza Fahim, 2023). Entre los músicos, otro cameo ilustre, el del compositor y arreglista ganador de un Óscar Ludwig Göransson. En cuestión de dos minutos se pasa de una viñeta que podría haber salido de los descartes de “Licorice Pizza” (Paul Thomas Anderson, 2021) a las fragancias de terror de Ti West para la factoría A24.

Una concepción minimalista de impecable ejecución que traspasa el visionado funcional para volver a expresar el talento desmesurado de su principal artífice. Quien vuelve a revelarse dotado en las artes que aquí se desmenuzan, incluso sin la compañía de su habitual escudero visual, el señor Hiro Murai. ∎

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