Me gustan estas semanas que quedan en terreno de nadie. Hay media España (la que mediáticamente suele copar la actualidad) que ya ha recuperado la normalidad tras las vacaciones de Semana Santa, pero hay otra que aún pende de las vacaciones escolares de Pascua y funciona a medio gas. Como ocurre en esos días entre la Navidad y los Reyes, es tiempo para darse un respiro, ordenar cajones y estanterías (y ya de paso hacer limpieza) y también, por qué no, recuperar esas lecturas y esos discos que quedan aplazados durante semanas. Mientras tanto, lo que llevamos acumulado se junta con lo que ya viene, así que mientras trabajamos con lo nuevo de Beyoncé sonando de fondo y preguntándonos si es realmente tan relevante como sus anteriores entregas (quizá la escucha de fondo no sea la más pertinente para esto, la verdad), la actualidad no descansa. Habrá que embocarla.
Justo cuando anoche cerrábamos el PC pensando que no tendríamos que lamentar el fallecimiento de ninguna celebridad del mundo de la cultura, nos enterábamos de la muerte de John Sinclair (1941-2024) a los 82 años en un hospital de Detroit. Poeta, activista y componente destacado de la contracultura de los años sesenta y setenta, trabó ligazón con el mundo del rock cuando se convirtió en mánager de MC5, desde 1966 a 1969. La filosofía de los Panteras Blancas permeó en la banda durante aquel tiempo en el que se convirtieron prácticamente en el grupo residente del Grande Ballroom de Detroit, en el que grabaron el histórico “Kick Out The Jams” (1969), uno de los gérmenes de la virulencia punk que eclosionaría casi una década después. Encarcelado por posesión de marihuana, reivindicado por Abbie Hoffman desde la tribuna del festival de Woodstock, por John Lennon a través de una canción (“John Sinclair”) y por un elenco de artistas (integrado por Stevie Wonder, Bob Seger, Archie Shepp o Phil Ochs) en un concierto en el Crisler Arena de Ann Arbor en 1971, fue liberado tras dos años (de los diez que en un principio imponía la condena) y se convirtió durante décadas en un emblema de la cultura cannábica, protagonista de un puñado de grabaciones en las que sus poemas y ensayos fueron musicados a ritmo de jazz por auténticas leyendas del género.
Al fallecimiento de Sinclair tenemos que sumar el luto que vive el gremio de periodismo cultural por la muerte de Anna Pérez Pagès (1974-2024). Nuestra compañera padecía cáncer y murió el 28 de marzo, a los 49 años. Fue presentadora y directora del magacín diario ‘Àrctic’ en la emisora televisiva barcelonesa Betevé, casa en la que también se encargó de la coordinación de contenidos culturales. Antes había trabajado en distintas estaciones de radio de la Ciudad Condal y en prensa escrita, y también ejerció la docencia universitaria en el ámbito de la comunicación audiovisual en instituciones como la Universidad Pompeu i Fabra.
También falleció el pasado día 25 de marzo, a los 71 años, Chris Cross, teclista y bajista de Ultravox. Su nombre está asociado a álbumes clásicos de la banda británica como “Ultravox!” (1977), “Systems Of Romance” (1978) y “Vienna” (1980).