Clip

The Last Dinner Party

Caesar On A TV ScreenHarv Frost

Nada ni nadie impedirá que uno de los despegues más esperados del primer trimestre del ejercicio, uno que lleva un tiempo gestándose desde suelo inglés, se dirija con garantías hacia la órbita planetaria pop a partir del próximo 2 de febrero. Es la fecha acordada para la salida de “Prelude To Ecstasy”, el primer larga duración –con James Ford en la producción– de The Last Dinner Party, la banda de Londres que antes de empezar el curso ya anunciaba su predisposición a ser una de las comidillas musicales de este. Y en esas están. Mucho se tendrían que torcer las cosas para que el respaldo de los influyentes premios BBC Sound Of 2024 y BRIT a mejor banda emergente no repercuta en la sensación indie pop de este año recién desprecintado. Y la verdad es que resulta complicado no sumarse al hype que rodea sus primeras manifestaciones artísticas. Carisma, juventud, feminismo, talento, imagen, belleza, descaro, coolness y una estética punk/victoriana al servicio de un indie pop barroco de estribillos infecciosos, con cierto melodrama punch y con el que ya han facturado un primer hit“Nothing Matters”.

Aquí un servidor cede a su encanto, a su voraz apetito por triunfar al primer intento –faltará dilucidar si son capaces de conjurar un discurso propio y desacoplarse de toda la mercadotecnia que las rodea– con motivo de su nuevo tema. “Caesar On A TV Screen” se presenta en sociedad con este madrugador videoclip. Como en el anterior, las cinco jóvenes de Londres repiten producción inusual para una banda debutante, esta vez bajo el tutelaje creativo de Harv Frost. Si en el clip precedente se daba un ancho generoso para integrar múltiples referencias, aquí salen a escena de nuevo bajo gestos teatrales, estética barroca y, en definitiva, una identidad singular con la que desmarcarse y configurar interés (también en lo estético), como corresponde al nuevo next big thing británico listo para su comercialización. El resultado no podía ser más acorde a sus ambiciones (propias o exigidas).

Inspirada en “Julio César”, de Shakespeare, y con una estructura teatral de tres actos, las cinco integrantes se regocijan en una representación sobreactuada, equipadas con ropajes y atrezo de la época romana. Todo capturado bajo una iluminación teatral vacilante. El interior de una iglesia sirve como escenario en el que toman lugar esos impulsos humanos (alianzas y traiciones, avaricia, ira y deseo; todo el manual acoplado a las intrigas palaciegas) que definieron esta y otras obras del dramaturgo inglés. El quinteto voltea la configuración masculina de la original en sus papeles de Julio César, Bruto, Casca, Marco Antonio y Casio.

Una carcasa visual idónea para resaltar su expresividad teatral, casi rozando lo operístico, y esa corriente de pop barroco, glam-punk y afectación sonora por la que parecen circular sus primeras balizas musicales.

El 2 de febrero se podrá comprobar si realmente merecen llevar ese laurel que muchos medios ya han otorgado. De momento, tenemos una novedad que estimula. ∎

Etiquetas
Compartir

Lo último

Contenidos relacionados