Si en “Sexo de mierda” (¡Caramba!, 2022), Camille Vannier (París, 1984) se desnudaba (no de manera literal) junto a su círculo de conocidos para contar escabrosos sucesos de sus más desastrosas aventuras sexuales, en “Imbécil”, su flamante nuevo trabajo aparecido en ¡Caramba”, el sello comandado por Manuel Bartual y Alba Diethelm, la artista afincada en Barcelona apunta ahora a una única diana para tirar sus afilados dardos: ella misma. Durante toda su carrera, Vannier ha depurado una fórmula que alcanza aquí su expresión más destilada, una obra que delata la madurez artística propia de una dibujante en forma que se planta de manera orgullosa en la cuarentena.
Transmutada en una suerte de Larry David del barcelonés barrio de Gràcia, la parisina confecciona un libro tronchante segmentado en tres bloques temáticos cuyos títulos no dejan lugar a dudas: “Ruin”, “Loser” y “Borracha”. En cada uno de ellos desarrolla anécdotas de distinta extensión, cada una más denigrante que la anterior, en un ejercicio autoparódico insólito entre artistas de su misma generación, poco habituados a mostrar su (vergonzante, calamitosa y ridícula) humanidad tan abiertamente.