Se han escrito muchas cosas sobre Rosalía; ya es uno de los temas más recurrentes de las universidades españolas como material para TFGs, TFMs y tesis doctorales de cualquier ámbito. Tantas cosas se han escrito, de hecho, que hay hasta un poco de mitología en torno a la artista catalana, y hasta en algún momento hemos podido dudar (lícitamente) de cosas básicas y a priori inofensivas e inocentes como, por ejemplo, dónde había nacido. En este sentido, el nuevo libro de la periodista Marta Salicrú (Barcelona, 1980) –quien ha contemplado de cerca el ascenso de la catalana, al menos en nuestro país, a través de su trabajo como editora musical de la revista cultural ‘Time Out Barcelona’ y, sobre todo, como directora de Radio Primavera Sound– se nutre de esa mitología, parte fundamental a la postre de la carrera de Rosalía, y va en contra de cualquier revisión con aura intelectualizada: aquí se trata de aportar cosas que no sabías a una historia que todavía no es hora de contar.
De hecho es el fanatismo, en cierto modo, lo que se lee como impulso tras la necesidad de escribir “Rosalía de la A a la Z” , que renuncia a cualquier narrativa o estructura para limitarse, sin atenerse a orden de ningún tipo, a repasar la trayectoria de la artista de 32 años –y especialmente todo su imaginario estético y conceptual– a través de un abecedario. La misma fórmula que la propia Rosalía utiliza en “Abcdefg”, canción muy memeable contenida en “Motomami” (2022), y que se amplifica aquí hasta tocar, en cierto sentido, cada una de las particularidades que la definen.
Así, la propia subversión lingüística que ha ido acometiendo la Rosalía a lo largo de sus tres álbumes se convierte en el verdadero hilo conductor de este abecedario, que parte del lenguaje como verdadera fuerza transformadora para una artista que, en gran medida, ha sido capaz de construirse un imaginario sólido gracias a la reapropiación de conceptos y a reformulaciones puramente fónicas como “malamente” o “tra, tra”, pero también a la certeza con que define y refiere ideas adjetivadas: “coqueta”, “bandida”, “latina”, “expensiva” o “motomami”, que por su parte reflejan, además, la capacidad para crear términos nuevos a base de la fusión o de cambiar el punto de vista.
Esta es otra de las premisas que sigue este libro: exponer la gran capacidad de Rosalía, con E de “enterada”, para filtrar referencias y adaptarlas a su propio imaginario, darles cabida auténtica en su propio mundo. Un mundo absolutamente referencial, que explicita ideas, obsesiones, fanatismos e inspiraciones, y en el que el lore siempre se puede vincular, aunque de soslayo, con la vida real. La propia Rosalía ha utilizado siempre su música como un gigantesco abecedario de términos, de nombres propios, y de su propia riqueza y narrativa interna se sirve Salicrú, en fin, para dar forma a lo que puede funcionar como una biografía no oficial, sí, pero que sobre todo es una manera de acercarse a su forma (ordenada y desordenada a la vez, concreta pero compleja, conceptual y dispersa) de ver el mundo. ¿Sobre lo que vendrá? Rosalía ya ha avisado: “Ni una era será un flop en mi porvenir / Puta, soy la Rosalía solo sé servir”. ∎