Álbum

Camellos

Gran HostalErnie, 2024

Cuando Camellos soltaba la frase “Todo el mundo se reía y ¿quién se ríe ahora? Todo el mundo”, podías tomártelo como quisieras. Pero fue más bien un aviso. Esta línea aparece en su canción “Quién se ríe ahora”, lanzada hace nueve meses como adelanto de su cuarto trabajo, “Gran Hostal”, el primero con Ernie Producciones. Y, la verdad sea dicha, cuatro álbumes en siete años no está nada mal, especialmente para uno de los supervivientes de la anterior generación del rock’n’roll madrileño. No hay largos barbechos. Desde su debut en Limbo Starr con “Embajadores” (2017), pero especialmente con “Calle para siempre” (2019), Camellos captaron la atención a golpe de directos enérgicos y una composición tan afilada como ingeniosa. Ahora, más que nunca, vuelven a esa fórmula sin complicaciones.

Tras “Manual de estilo” (2022), “Gran Hostal” es el refugio al que llegas. Si ya conoces su estilo, sabes que no te están invitando a un lugar cómodo ni corriente, más bien entras en un terreno excéntrico donde nadie como ellos para componer canciones. Una vez más, su propuesta es una descarga de energía pura que combina garage rock con toques de punk y rock clásico, envuelta en una base rítmica aplastante y voces de perfecta dicción que se mueven entre silencios calculados, lo que los hace inconfundibles. Pocas bandas de la ya nueva ola madrileña tienen ese don para ser reconocidas al instante con los ojos cerrados.

Su primera parada, El pincho”, aborda con una batería contundente el absurdo y surrealista regreso a casa después de una noche de juerga. Lo hace a través de malas decisiones como “churro picante, kebab con chocolate” y encuentros extraños como “motorista esqueleto se hace picoleto”. El último destino de esta zambullida es una oda a los amigos, que se expresa en Candorro”, con la colaboración de la banda Perro y con frases como “Solo he sabido elegir una cosa bien desde pequeño: mis amigos”.

Camellos seguramente sea la primera banda en rimar “carita” con “varita”, y lo hacen con sarcasmo en “1900”, abordando temas que nos preocupan, como los precios del alquiler y la gentrificación. En esta pista cuentan con Repion y también colaboran con Biznaga en “Combustión”, donde reflexionan sobre el declive existencial que nos lleva a adoptar estilos de vida que no deseamos, como mudarse al campo.

Si alguna vez has estado en un concierto de Camellos, seguro que recuerdas al público vociferando al unísono “Con Juan y Medio, con Juan y con medio” de su tema clásico “Café para muy cafeteros”. Indudablemente no tiene nada que ver con el presentador, pero regresan a ella en el título de “Juan In The Middle”, que introduce una retorcida interacción de voces y cuerdas que retrata al típico jefe ningune que no pega un palo al agua. La sorpresa más relampagueante de este disco es posiblemente “Llevarse bien”, con crescendos interrumpidos, que gana velocidad cuando proclaman “Con lo fácil que podría ser llevarse bien un día” y pega un estruendo al concluir el enunciado con “como en las series de internet”.

Para los que deciden desfogar su juventud en llamas contra la precariedad y la doble moral, las once canciones de Camellos conjugan su ya reconocible lirismo agudo con una instrumentación implacable. Sus interpretaciones mareadas y granulosas hablan un idioma propio con el que se marcan el mejor disco de su carrera. ∎

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