Nídia & Valentina

No hay probablemente otro/a artista ahora mismo con una nómina de colaboraciones y proyectos más extensa y estimulante en la escena internacional que Valentina Magaletti. La percusionista italiana, que hace poco habló con Rockdelux en esta extensa entrevista, lleva ya muchos años inventando sonidos junto a otros productores, instrumentistas o compositores, bien en tándems creativos bicéfalos (V/Z, con Zongamin; Tomaga, junto al tristemente fallecido Tom Relleen) o bien en grupos: Holy Tongue, con Al Wootton y Zongamin; Moin, con los dos miembtos de Raime; o Vanishing Twin, con Cathy Lucas al frente y más gente implicada.

En cambio, Nídia Borges,  que fue entrevista en portada en Rockdelux a principios de 2024, suele trabajar casi siempre sola en su estudio. Nacida en Portugal de padre caboverdiano y madre guineana, ha desarrollado prácticamente toda su carrera vinculada a Príncipe Discos, el maravilloso sello con sede en los suburbios de Lisboa que ha dado forma a un nuevo estilo a partir de la reinvención de géneros africanos tradicionales (tarraxinha, kuduro, batida) y del que ella es pilar fundamental.

La colaboración entre ambas, anunciada desde hace meses y que por fin se acaba de materializar en “Estradas”, parte de dos elementos que las unen estrechamente. El primero es en realidad circunstancial y nos remite a un lugar concreto, Londres, donde ambas viven, donde se conocieron y donde han grabado la mayoría de tracks del disco. El otro factor es más abstracto pero también más personal y decisivo: su obsesión y devoción compartida por el ritmo en todas sus manifestaciones. Las dos lo tratan desde diferentes medios y herramientas, pero con una aproximación muy similar, apuntando casi siempre a las percusiones africanas, los patrones complejos y las texturas tribales y metálicas. Una desde lo digital (Nídia), la otra desde lo acústico (Magaletti), han encontrado un lugar común en el que poder desarrollar y hacer crecer los nueve temas de “Estradas”, todos ellos fruto de la perfecta simbiosis de sus respectivos universos; cada track con su propia identidad y, a la vez, linkado indefectiblemente a los otros ocho. Por cierto: Tom Halstead, de Raime, ha operado como el tercer vértice del dúo, encargándose de las mezclas y la producción del disco.

Expertas ambas en modelar como ellas quieren el material que tienen entre manos, se percibe la voluntad de no recargar demasiado las composiciones con polirritmos imposibles y capas de percusiones sin fin, y al mismo tiempo dejar margen para poder encajar melodías infecciosas (eso es cosa de Nídia) y experimentar con diferentes tempos y sonoridades, buscando esa identidad final que solo pueda existir de la unión de las dos. Así, “Estradas” es justo lo que esperábamos que iba a ser: un excelente disco de rítmica inventiva, diseño sonoro superlativo y difuminación de las fronteras –si es que aún las hay– entre lo tecnológico y lo acústico. ∎