Salvaje.
Salvaje.

En portada

Jehnny Beth

Renovado, fresco y contundente golpe en la mesa

Fotos: Alfredo Arias

02.09.2025

“You Heartbreaker, You” es el segundo disco en solitario de esta artista francesa que lideró el grupo de post-punk Savages que también compone y ejerce como actriz. Grabado y producido en su casa londinense en 2024, tête-à-tête con Johnny Hostile, su compañero sentimental y creativo, las nueve canciones que lo componen resultan un fantástico empujón orgánico para reaccionar ante la vida. Después de verano, estará presentando este larga duración por Europa y el Reino Unido, tras haber ejercido como telonera de Queens Of The Stone Age. Y en noviembre, actuará en Ciudad de México.

E

n las últimas páginas de “Strangeland” (2005; publicado en castellano por la editorial Alpha Decay en 2016), la autobiografía de la artista inglesa de origen turco Tracey Emin, hay una frase tan sensible como desgarradora, veraz y, a la vez, algo tramposa: “(...) Imaginad lo que debe de ser alcanzar todas tus metas sin dudas, sin cuestionarte nada, únicamente formando parte de ese torrente descomunal (...)”. Estar en búsqueda y en conflicto puede ser desquiciante, pero también un proceso sanador en el que tras una catarata de preguntas sin resolver, las respuestas florecen como lo hacen los almendros en primavera. ¿El motivo? Comprender que relajarse es aprender a dejar de apretar y tirar de la soga del control para empezar a gozar con la gloria del libre albedrío.

Soltar, drenar, aceptarse y florecer: un proceso en cuatro actos que parece haber llevado a cabo Jehnny Beth –nacida en Poitiers, en 1984, cuyo nombre real es Camille Berthomier– en su nuevo disco, “You Heartbreaker, You”, publicado por Virgin a finales del mes de agosto. Este es su segundo LP en solitario y sigue a aquel “To Love Is To Live” (20L07 Music, 2020) que vio la luz durante la pandemia. Lo cierto es que poco después la exlíder del grupo de rock Savages compartió álbum con el también líder de Primal Scream, Bobby Gillespie, en aquel sexi y melancólico “Utopian Ashes (Silvertone-Sony, 2021) sobre el que ella se apresura a decir que “solo aportó su voz”.

“Out Of My Reach”. Vídeo dirigido por Zak Watson.

Hembra alfa

Esta entrevista tiene lugar en un caluroso día de junio en un céntrico hotel de Madrid, a pocos metros de la Puerta del Sol. Es la primera vez que me encuentro cara a cara con esta cantante que también es actriz pero que, sobre todo, es hembra alfa. Cuando lideraba Savages verla encima del escenario, con sus compañeras, era estar en presencia del poder de la sugestión gracias a unas miradas poderosas hacia el público y hacia el infinito. Observar su cuerpo y su rostro en fotografía, honestamente, se había convertido en un ejercicio de polaridad en el que la dureza de sus rasgos y la definición de sus curvas son muestras armoniosas de la comunión entre lo masculino y lo femenino; entre su imagen de mujer fatal y la hombría engominada –y seductora– de su estética. Quizá es su confesada bisexualidad y esa coreografía que ha desarrollado con su mirada cuando tiene a una interlocutora delante la que hace dudar de si puede empezar a seducirte o a insultarte. Estas son solo algunas de las señas de la identidad de esta artista que ya es un clásico del post-punk, de la elegancia y de la rotundidad sonora de la última década en el panorama internacional.

Al llegar a este hotel en el que tiene lugar la entrevista una se siente un poco amante furtiva. El lugar está decorado con piezas de temática musical con la seña, por ejemplo, de Mr. Brainwash y cuadros con memorabilia de músicos hiperfamosos propia de las paredes de cualquier Hard Rock Café. Una persona de la discográfica nos acompaña hasta un pasillo de habitaciones de color crema en suelo y paredes. El fotógrafo y yo teorizamos sobre el humor con el que nos encontraremos a esta artista y… resulta que aparece ante nosotros una estrella: luminosa, relajada, simpática y con un movimiento al andar tan grácil que parece levitar.

Jehnny Beth tiene una mirada profunda y ligeramente alegre, una piel de porcelana y unos pómulos de escándalo nos dan los buenos días. Su mano estrecha la nuestra y deja que veamos un brazo con tatuajes de tinta roja. En uno de ellos, se advierte el contorno de un corazón con la inscripción free (“libre”). En su mano izquierda, anillos de plata en el dedo índice, corazón y anular hacen las veces de seudoescudo. Lleva un pantalón negro de forma recta, una camiseta agujereada con la palabra broken (“rota”) escrita en mayúsculas, al revés y también de color rojo. Su cabello engominado y bicolor deja al descubierto su frente y una sombra de ojos depurada que le enmarca las cuencas.

La vida de frente.
La vida de frente.

Cosa de dos

Sobre “You Heartbreaker, You” cabe decir que ha sido producido por Johnny Hostile, el sobrenombre del también francés Nicolas Congé: un director creativo multidisciplinar que produce música y es DJ, realiza audiovisualmente, ejerce como fotógrafo (suya es la foto de portada del disco), diseña merchandising y es, además, pareja de la intérprete. Este dúo vital y creativo, que reside en Londres desde hace ya varios años, lleva junto más de dos décadas; ambos son la prueba fehaciente de que si hay más generosidad que ego dos almas pueden convivir en el plano sentimental y en el profesional.

“Este es un disco hecho solamente por dos personas: Johnny Hostile y yo. Nos conocemos desde hace veinte años y la crudeza de las canciones se ha preservado. En mi anterior álbum, ‘To Love Is To Live’, hubo muchos colaboradores y tres productores diferentes. Este LP ha sido grabado en casa por nosotros dos, sin distracciones”. Y prosigue: “Durante la gira que hice por Estados Unidos con Queens Of The Stone Age probé en directo algunas de las canciones que se han incluido y funcionaron bastante bien”, reconoce, satisfecha.


“Este es un disco hecho solamente por dos personas: Johnny Hostile y yo. Nos conocemos desde hace veinte años y la crudeza de las canciones se ha preservado. En mi anterior álbum, hubo muchos colaboradores y tres productores diferentes. Este LP ha sido grabado en casa por nosotros dos, sin distracciones”



Dicho álbum contiene nueve canciones de las cuales cuatro ya habían sido publicadas como single desde la pasada primavera: “Broken Rib”, “No Good For People”, “Obsession” y “High Resolution Sadness”. El nivel de intimidad y de rupturismo vital que rodea a las canciones es como el elefante en la habitación del álbum. En la temática de las composiciones, de manera intrínseca e invisible, hay un aroma de decepción y de punto y aparte; de rabia y de fortaleza para pasar página. Para dejar atrás y no mirar por el retrovisor. De explicar porqués sin agarrarse a la justificación; solo son un nuevo punto de partida (con todo lo que eso conlleva, claro).

“Me siento como Eva, como una costilla rota y al respirar me duele. Esta es una somatización física de un dolor psicológico. Estas canciones son un grito interno, un dolor interno que se ve y se siente de manera específica”. Pero ¿de dónde viene todo este malestar que a veces parece una auténtica furia? “Viene de una historia real que no te voy a contar”, dice con total libertad y sosiego mirando a los ojos: una muestra de que no solo está en paz consigo misma sino satisfecha de haber colocado la vivencia en un lugar plácido de su neurología y su corazón. “Creo que la idea del amor y de la violencia están unidas y conectadas. Y, bueno, ya sabes, creo que aún estamos en una fase bastante prehistórica del amor y de las relaciones a propósito de cómo las encaramos y las consideramos”, concluye.

Fricciones de amor y violencia.
Fricciones de amor y violencia.

Creatividad y activismo

La traducción de las emociones y de los sentimientos al sonido es la madre del cordero de los compositores y de los productores. Interpretar tiene lo suyo pero la concepción de lo intangible en vocablos y notas es una labor de orfebrería. Un oficio que Beth y Hostile desempeñan con satisfacción: “En este disco volvemos a nuestro mundo y ese mundo es el del rock: guitarras, hardcore, punk… Nos sentimos realmente bien ahí”. ¿Y el legado? ¿Se preocupa una artista tan libre y enérgica de su seña de identidad y su estela en el hiperactivo y demandante mercado discográfico? “Sí, claro que pienso en lo que hago. Aunque solo sea para una persona de entre todo el público. El arte inspira y creo que mi rol, mi trabajo y mi activismo es ese: crear o inspirar para que otros sean creativos. Se trata de crear, no de hacer que todo tenga sentido porque, en el fondo, nunca lo tendrá. Mi trabajo es tratar de crear antídotos, mundos alternativos en los que inventar nuevas formas de ser, vivir y amar y no sentirnos solos”.

Mencionando la palabra “activismo”, en el mundo actual hay muchos motivos para reivindicar y sobre los que opinar. En los últimos años, las guerras en Ucrania y en Gaza resultan tan desgarradoras que ni siquiera el frívolo mundo de Instagram puede quedarse al margen. ¿Qué opina sobre estos conflictos alguien que parece contestataria y, quizá, hasta algo conflictiva? “No soy una especialista en política y no quiero responder como si fuera alguien que sabe del tema. Pero es duro levantarse cada día viendo este tipo de problemas, niños siendo masacrados y en la puerta de al lado de tu casa ver que alguien sigue con su vida normal”, comenta perpleja. Y continúa: “Que tratemos diferentes temas con diferente importancia y profundidad al mismo nivel no ayuda a crear empatía en las generaciones más jóvenes; ahora, muchas cosas se afrontan a golpe de ‘scroll’ y eso le resta sensibilidad al mundo. Hablo de algo así en la canción del disco ‘High Resolution Sadness’: el mundo siempre es un lío y tiene una alta definición –como los soportes de vídeo y las pantallas– en tristeza. Por eso en uno de los versos de la canción digo que quiero poner boca abajo la pantalla”.


“Creo que la idea del amor y de la violencia están unidas y conectadas. Y, bueno, ya sabes, creo que aún estamos en una fase bastante prehistórica del amor y de las relaciones a propósito de cómo las encaramos y las consideramos”



El feminismo ya no es una forma de activismo: es una forma de vida, un tema global y una tendencia además de un punto de encuentro y desencuentro. Antes que decidir quiénes queremos que sean nuestras hijas o juzgar a otras mujeres es un hecho que debemos observar quiénes han podido ser nuestras madres. Y, lo más importante: quiénes estamos siendo nosotras. Ser mujer, ser femenina y ser feminista –en este orden y en cualquier otro– es no solo válido, sino necesario. Las conclusiones y reflexiones de esta artista que también es actriz –el pasado 25 de junio se estrenó su última película, “Différente”, dirigida por Lola Doillon, la cual protagoniza e interpreta a una mujer autista con síndrome de Asperger– transitan por dejarse en paz en términos de polaridad política sobre la defensa del género en pos de favorecer el foco y el discurso sobre la música: “Cuando estaba en Savages todo el mundo me hablaba sobre feminismo y rechazaba estas preguntas porque yo solo quería escribir sobre música. No entendía por qué en una banda de hombres ellos solo podían estar hablando de su arte y de su música y yo, por mi condición de mujer, tenía que posicionarme”, comenta arqueando las cejas y con una media sonrisa. “Ya sabes, la pregunta siempre era ‘¿qué se siente, como mujer, al estar en una banda?’, que es como preguntar ‘¿qué se siente al comer un sándwich siendo mujer?’”. Se ríe. “¡Pero qué pregunta es esa!”, dice, entre más risas todavía.

Y concluye una charla que, mantenida en esta habitación minúscula y sin ventanas, parece más un interrogatorio que una entrevista. Solo Dios sabe cómo los artistas consiguen ser amables y explayarse en estas condiciones: “Hago música para mujeres jóvenes, para hombres jóvenes, para todas las generaciones. No hago diferenciación entre la gente. Me interesa interesar. Y, honestamente: creo que he hecho este disco para levantarme”. ∎

“Broken Rib”. Dirección atística por Jehnny Beth y Johnny Hostile.
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