“Zorra” se ha convertido en un fenómeno que incluso va más allá de lo viral. Tras su paso por el Benidorm Fest 2024, debutaba en el tercer puesto de la lista de canciones más virales del mundo con la friolera de tres millones y medio de reproducciones en Spotify. Un éxito que se espera que se magnifique más todavía ahora que hablan del tema de Nebulossa en la prensa internacional y también ahora que desde RTVE han hecho circular una versión del videoclip con la letra en inglés para que los guiris puedan cantar “she’s a picture-perfect vixen” allá donde nosotros cantamos “es una zorra de postal”.
Si alguien duda del éxito de “Zorra” será porque todavía no ha visto cómo la canción ha sido capaz de poner de acuerdo a personalidades tan dispares como Carmen Lomana y el mismísimo Pedro Sánchez. Aunque también existen las primeras red flags con el fenómeno en cuestión… ¿O es que no vamos a identificar como red flag que la Guardia Civil haya publicado este TikTok con la canción de Nebulossa como banda sonora?
Obviamente, y de la misma forma en que todo gran poder conlleva una gran responsabilidad, toda gran viralización conlleva una opinación masiva. Estaba cantado que la letra de Nebulossa levantaría las iras de la fachosfera y que tanto la actuación en directo como el videoclip causarían un tsunami de edadismo… Pero, bueno, tal y como afirma este tuit: “Que el 80% de los ofendidos por ‘Zorra’ sean hombres cisheteros y el otro 20% terfas y homófobas me parece el mayor de los éxitos de la canción”. Al fin y al cabo, no podemos pedir a este tipo de hater militarizado que entienda que todo esto va precisamente de “resignificar el insulto para quitárselo al agresor”, tal y como afirma este otro tuit que recuerda que “lo hicimos con ‘maricón’ y lo haremos con ‘zorra’ y con cuantos dediquen para humillarnos”.
Un, dos, tres, responda otra vez: ¿grandes divas pop que han sido ninguneadas históricamente por los Grammy? Ah, bueno, espera, que resulta que aquí la lista es larga: Diana Ross, Katy Perry, Sia, Nicki Minaj… Y, hasta hace unos días, Miley Cyrus. Lo que resulta francamente perturbador si tenemos en cuenta que la artista ha definido la cultura pop de las últimas décadas desde su icónico papel de Hannah Montana hasta la bola de derribo de “Wrecking Ball”, pasando por el twerking con ositos de peluche o su actuación en la serie “Black Mirror”, por poner tan solo un buen puñado de ejemplos.
Sinceramente, me parece escandaloso que haya señoros que, con menos logros, acumulen más Grammys. Es por eso que este año hubo una especie de campaña rollo “queremos justicia histórica para Miley Cyrus”, sobre todo porque su “Flowers” es un tremendo temazo que nadie se ha librado de tararear en algún momento de los últimos meses. Los Grammy 2024 se celebraban la noche del 5 de febrero en Los Ángeles y, en los días previos, pudieron verse tuits que reclamaban la estatuilla para Cyrus ya fuera desde la esperanza mística o desde la pura violencia por vías tan diversas como esta o esta.
Por suerte, Miley Cyrus se llevó no uno sino dos Grammys, y lo mejor de todo es que lo hizo en sus propios términos: con un discurso superhortera sobre una mariposa, alucinando con el hecho de fuera Mariah Carey quien le entregara el premio y, sobre todo, con una versión en directo de “Flowers” en la que cambió la letra por “No quería dejarte (pero tuve que hacerlo), no quería pelear (pero lo hacíamos), empecé a llorar… ¡pero recordé que acabo de ganar mi primer Grammy!”. La reacción del público de la gala fue de ovación absoluta y abundaron las expresiones de alegría entre las amichas, con especial mención para una Taylor Swift asentada en su papel de “La Madrina” de la industria musical actual. ¿Y el público fuera de la gala? Pues perdió la compostura así y así. Tal y como merecía la ocasión.
Por mucho que me apetezca, no voy a cerrar con una chapa sobre el total de cinco modelazos que sirvió Miley Cyrus en los Grammy 2024 (John Galliano para Maison Margiela, Tom Ford, Sabato de Sarno para Gucci… ¡y dos Bob Mackie vintage!) y sobre cómo este cambio de estilo podría ser la punta de lanza del regreso de la estética de los años setenta. Porque me quedo sin espacio y, al final, tengo que recordarme a mí mismo que esta sección no va de moda, sino de memes. Memes que conectan esta recogida de premio con cierto beef de la semana pasada. Y memes que dicen las cosas tal y como son: ¡Viva Hannah Montana, hijos de puta!
Mi mayor afición de los últimos días está siendo ver vídeos de gente usando las Apple Vision Pro. Básicamente porque estos vídeos tendrían que desprender una fascinante rollo distopía, pero en verdad resultan ridículos. Así ocurre con clips como este de una pareja comiendo en un restaurante, este de un tipo trabajando en el metro, este de un colgado regando sus plantas, este de un fan en un partido de básquet o este señorito paseando a su perrete de Boston Dynamics.
Luego me viene a la cabeza que yo estuve ahí en la última década del siglo pasado y recuerdo perfectamente haberme reído de la gente hablando en sus teléfonos móviles primitivos. “¿Quién coño va a ir hablando solo por la calle?”, decíamos. Y míranos ahora. Así que, ante esta línea de pensamiento, prefiero centrarme en que, una vez más, “Los Simpson” vaticinaron este futuro distópico… Aunque, en esta ocasión, hay que reconocer que era un futuro bastante predecible que ya vimos en otras ficciones como “Regreso al futuro 2” o “Ready Player One”. Así que, sobre todo, me acabo quedando con los memes que están dejando al descubierto la cruda realidad de las Apple Vision Pro, tal y como queda patente aquí y sobre todo aquí. Porque si algo queda claro con todo esto es que, definitivamente, este hiperrealismo no lo vi venir. ∎