A sus pies. Foto: Henry Hwu
A sus pies. Foto: Henry Hwu

Concierto

Billie Eilish: el retorno del cometa pop

La cantante y compositora estadounidense recaló en Barcelona durante el pasado fin de semana –dos conciertos consecutivos en la ciudad, sábado y domingo; asistimos al primero– para rencontrarse con su devoto fandom español, con las canciones de su tercer álbum como principal excusa, aunque hubo un poco de todo su repertorio y mucha emoción entre sus seguidores.

Que Barcelona tiene una relación especial con Billie Eilish –y viceversa, nos gustaría creer que es recíproco– es algo que hemos sabido desde su dupla de conciertos en la Ciudad Condal en 2019. El primero, a principios de año en el Sant Jordi Club, cuando solo había publicado un EP. El segundo, ya en septiembre y subiendo de categoría al Palau Sant Jordi, para consolidarse como superestrella pop con “WHEN WE ALL FALL ASLEEP, WHERE DO WE GO?” (2019). La promoción truncada por la pandemia de su segundo disco, “Happier Than Ever” (2021), retrasó su retorno a Montjuïc casi seis años. Una larga espera que culminó el pasado sábado, 14 de junio, cuando la artista de 23 años volvió a subirse al escenario del Palau Sant Jordi ante 18.000 fans en la que sería la primera de sus dos únicas fechas estatales en Barcelona para presentar su tercer disco, “HIT ME HARD AND SOFT” (2024).

Esa tarde, las escaleras mecánicas que subían hasta el Anillo Olímpico se iban llenando de jóvenes en ropa holgada, gorras de béisbol, camisetas deportivas y tonalidades azul marino, canturreando sus temas entre risas nerviosas y con los ojos vidriosos de la emoción. Sobre las siete, Tom Odell tomó el escenario como el telonero de la gira, desatando un minipánico entre algunas fans que seguían en la cola de acceso, donde se escuchaba algún que otro “¿Tía, ya?” y “¡Como haga ‘Another Love’ antes de que entremos, me da algo!”. Odell inició su set con algunos temas más antiguos como “Grow Old With Me”, “Can’t Pretend” o “Heal”, ante un público que iba llenando la pista poco a poco, pero que recibió con entusiasmo las virales “Black Friday” y “Another Love”, que desataron saltos, cánticos y alguna que otra lágrima.

 El misterioso cubo y los gritos de la multitud. Foto: Henry Hwu
El misterioso cubo y los gritos de la multitud. Foto: Henry Hwu

Pasaban diez minutos de las ocho cuando el Palau se llenó de estrobos blancos y el misterioso cubo que permanecía en medio de la pista se iluminó ante los gritos de la multitud, que terminó de enloquecer cuando sobre la estructura apareció la figura de Eilish en uno de sus ya clásicos outfits deportivos y empezaron a sonar los primeros acordes de la onírica “CHIHIRO”. La californiana correteaba con energía por el escenario –suelo rectangular hecho de pantallas y dos fosos a los lados donde se situaba la banda, esta vez sin su hermano Finneas, y las dos coristas– y dobló la apuesta con otra canción de su nuevo disco, la sensual “LUNCH”, seguida por “NDA” y “Therefore I Am”. La dimensión litúrgica del concierto llegó con “WILDFLOWER”, una preciosa balada que sus fans corearon con tanta fuerza que debió resonar por todo Montjuïc, y “when the party’s over”, que seguía un ritual totalmente opuesto: conseguir el silencio sepulcral mientras Eilish grababa sus armonías iniciales en loop y a capela. En ambos casos, el público barcelonés cumplió su misión.

La segunda parte del concierto siguió trenzando instantes de pura endorfina, como la sugerente “Oxycontin”, su versión de “Guess” con la voz Charli XCX y la ya consagradísima “bad guy”; con las macabras “THE DINER”, “bury a friend” o “ilomilo” y con momentos emotivos como “SKINNY”, la versión acústica de “Your Power”, la conmovedora “everything I wanted” o “THE GREATEST”, oda dolorosa a la falta de reciprocidad que cantó subida a una plataforma mientras la audiencia coreaba cada palabra como un rezo. Visiblemente agotada, pero sin perder su innato magnetismo, Eilish sorprendió a sus fans barceloneses con “Halley’s Comet”, una de las perlas más ocultas de su segundo disco, mientras comentaba emocionada el paso del tiempo desde su último retorno cósmico a la ciudad.

Entre lágrimas y confeti. Foto: Henry Hwu
Entre lágrimas y confeti. Foto: Henry Hwu
La traca final la inició la tríada nostálgica compuesta por “lovely”, “ocean eyes” y “BLUE”, la última convertida en un pequeño guiño a los fans más veteranos, ya que parte del sample de una de sus primeras canciones nunca publicada oficialmente. Le siguieron el eufórico remix “OVER NOW” de “L’AMOUR DE MA VIE” y “What Was I Made For?” de la banda sonora de “Barbie” (Greta Gerwig, 2023). El broche final recayó sobre dos de los temas más brillantes de toda su discografía. Con “Happier Than Ever”, Eilish lideró un crescendo de energía que culminó con todo el pabellón cantando ese ya mítico “You made me hate this city” al unísono. Pasada la descarga, “BIRDS OF A FEATHER” convirtió la pista en una postal ante la cual era difícil no emocionarse, con fans bailando en corrillo, abrazándose y brincando de la mano mientras se recitaban unas a otras “I’ll love you till the day that i die” entre lágrimas y confeti. Porque noches como esta nos dejan algo claro: todo seguirá estando bien mientras la órbita de Billie Eilish siga pasando por nuestra ciudad de vez en cuando. ∎

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