Greg Gonzalez: sadcore en blanco y negro. Foto: Alfredo Arias
Greg Gonzalez: sadcore en blanco y negro. Foto: Alfredo Arias

Concierto

Cigarettes After Sex: felices de ser infelices

Qué fantasía. Anoche, en el WiZink Center de Madrid, los tejanos conectaron con todos, sin importar la edad. Su directo capturó el momento y no falló en transmitir su mensaje sobre la complejidad emocional, desplegándose con estoicismo en un recinto inmenso. Reverberaciones profundas, sintetizadores melódicos, imágenes en monocromo y la voz solitaria de Greg Gonzalez generaron una atmósfera mística que caló hondo. Su estatus de culto es más que merecido.

Primavera Tours ya había anunciado que las entradas para el concierto de anoche en Madrid, el único en nuestro país, estaban agotadas desde finales de septiembre, algo previsible considerando las casi 30 millones de reproducciones que Cigarettes After Sex acumula actualmente en Spotify. El WiZink Center se transformó en un gigantesco dormitorio de 16.000 personas, repleto principalmente de jóvenes, quienes, con su comportamiento ejemplar, dejaron claro que el futuro está en buenas manos. La ciudad de Lisboa, donde también han colgado el cartel de “agotado” para hoy (21), será la última parada en Europa antes de partir hacia Asia y Oceanía.

En ese contexto, Cigarettes After Sex ofreció una velada de 18 temas plenamente efectiva en su intimidad, aunque para los más veteranos pueda palidecer frente a otros exponentes del dream pop y el shoegaze como Mazzy Star, Beach House o Slowdive. Que una dosis de energía y sorpresa podría transformar sus directos... sí, pero entonces dejarían de ser suyos. También fue cuestión de tiempo acostumbrarse desde las alturas al sonido que reverberaba en el recinto, especialmente por las frecuencias del bajo. Los cánticos fervientes de los chavales, más ávidos de conexión, se transformaron en un respetable coro de ecos que nunca llegó a interrumpir la serenata, haciéndose más palpable a partir de la segunda mitad del concierto. Por otro lado, la bulla de gritos y aplausos entre canciones tampoco logró opacar la sutileza de su música. Tenían claro cuándo y cómo hacerlo brevemente entre canciones, llevándolo al siguiente nivel. Eso sí, el recinto se convirtió en un volcán a punto de erupción, con la pista repleta desde una hora antes del inicio, bastando solo un guiño de los técnicos sobre el escenario para desatar la emoción.

Entre tinieblas. Foto: Alfredo Arias
Entre tinieblas. Foto: Alfredo Arias

La banda de El Paso, que llegó para presentar su nuevo trabajo, “X’s” (2024), solo interpretó cuatro temas del mismo: “X’s”, “Dark Vacay”, “Dream From Bunker Hill”y la lujuriosa “Tejano Blue”. El protagonismo del repertorio se inclinó hacia su debut homónimo, “Cigarettes After Sex” (2017), del que interpretaron un total de seis temas, evidenciando su –y nuestra– predilección por ese trabajo con la fuerza de algunos hits como “John Wayne”, “K.” o “Apocalypse”. Fue precisamente en ese período cuando Rockdelux conversó con Greg Gonzalez, cantante y guitarrista. Su voz, ya familiar, andrógina, solitaria y sumida en la aflicción se infiltró en el ambiente del recinto durante la hora y media de solemnidad, desde que la banda subió al escenario pasadas las nueve y media, acompañada por el tema “Nefret (Le mépris)” de Georges Delerue. Con una geometría escénica impecable, los tres integrantes –el bajista Randy Miller a la derecha, el batería Jacob Tomsky a la izquierda y Gonzalez más elevado y en el centro– ocuparon lentamente, en este orden y uno a uno, posiciones equidistantes, creando una atmósfera visualmente impactante. Este último fue el único que se permitió la libertad de moverse con solemnidad, pero con mucho flow, por la sección delantera del escenario, rompiendo así la proporción de su bienaventurado triángulo. También fue el único en hablar tímidamente y agradecer su paso por la capital y expresar lo contentos que estaban de tocar en Madrid.

La luz jugó un papel clave en el estado de ánimo que envolvió la actuación. Una mezcla de focos intensos creaba sombras largas y espectrales sobre los tres. A esto se sumaba una densa nube de humo en los laterales que acentuaba la sensación de estar atrapados en un sueño que parecía elevarlos a otro nivel. La música de Cigarettes After Sex, tan cinematográfica y sensual como una película de David Lynch, se enriqueció igualmente con proyecciones en monocromo que se fueron intercalando con las del trío en las tres pantallas a partir de su cuarto tema, el sencillo “Pistol”. Detalles de la luna o el mar, paisajes desolados, cielos infinitos, cascadas y una espectacular tormenta eléctrica final en “Dreaming Of You” se fundieron con el sonido, creando una atmósfera de nostalgia que conectó con todos los presentes. La minimalista puesta en escena también parecía pedir un visual que encendiera la chispa de un cigarrillo, y este llegó con la proyección del decimotercer tema de la noche, “Sunsetz”.

Melancolía texana. Foto: Alfredo Arias
Melancolía texana. Foto: Alfredo Arias

A pesar de lo esperado, fueron especialmente “Cry” y “Touch”, ambas del álbum “Cry“ (2019), las que nos dieron en toda la patata con su brillantez desarmante. Por otro lado, la barrera entre público y banda desapareció por completo cuando el recinto se iluminó varias veces con las luces de los móviles de los espectadores. Pero el clímax visual llegó en “Opera House”, con dos bolas de discoteca que marcaron el bis y el cierre de la actuación casi simultáneamente, sin que el trío abandonara el escenario. El grupo seleccionó a algunos fans para obsequiarlos con setlists y púas como recuerdo del concierto antes de despedirse.

No podemos ignorar el patrón de uniformidad en sus conciertos, que para algunos puede resultar tedioso. Todo en ellos es una anomalía, pero nos redimen del mundo terrenal con temas de amor, deseo, melancolía, intimidad y la complejidad emocional de las relaciones. El trío nunca ha hecho un videoclip ni ha posado para una portada. Son auténticos fantasmas del nuevo sadcore, tan de moda entre la generación Z. En una época donde todo el mundo quiere ser el crush de Instagram o TikTok, Cigarettes After Sex son la excepción que confirma la regla. Al final, lo que dejan encendido no es solo su música, sino un romanticismo compartido que, como una colilla medio apagada, sigue brillando lo justo para recordarnos que incluso en la melancolía hay fuego, dejando a los fans libres para sentirse felices o infelices… o todo junto. ∎

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