Si “RENAISSANCE” (2022), como dijo Santi Carrillo en su crítica del 29 de julio de 2022 sobre el disco, era “puro revival dance”, “COWBOY CARTER” (2024) es el resultado de una inmersión profunda en la historia de la música country tras una experiencia negativa: “No me sentí bien acogida”, dice en su web Beyoncé.
El insospechado giro de guion empezó con el vestuario vaquero con que se presentó en la gala de los premios Grammy, con sombrero Stetson y corbata de cordones. Con ese atuendo anunciaba a sus fans que empezaba una nueva era. Y así quedó confirmado cuando dos días después comenzaron a sonar los últimos singles, “16 CARRIAGES” y “TEXAS HOLD ‘EM”, llenos del acento sureño e instrumentación country que rara vez se había podido escuchar en su catálogo. Bien, recodemos que la texana ya había frecuentado el country en “Daddy Lessons”, del disco “Lemonade” (2016).
El country sigue siendo un segmento enclaustrado de la industria musical en el que los intérpretes negros siguen recorriendo un camino en el que no dejan de ponerles zancadillas… a pesar de que varios artistas negros han sido esenciales para el género, como Lesley “Esley” Riddle (1905-1979) –guitarrista y folclorista de Kingsport, Tennessee, cuya influencia sobre The Carter Family, en los años treinta, sirvió para dar forma definitiva al género– o DeFord Bailey (1899-1982), una estrella del country y el blues desde los años veinte del siglo pasado hasta principios de los cuarenta –y el primer artista negro que apareció en el Grand Ole Opry de la emisora WSM de Nashville–. Por no hablar de Charley Pride (1934-2020), que situó 52 temas en el Top 10 de música country de la revista ‘Billboard’ desde los años sesenta hasta los ochenta.
En los últimos años, el joven rapero de Lithia Springs, Georgia, Lil Nas X también suscitó el debate cultural sobre qué es y qué no es country, con su éxito de 2019 “Old Town Road”, una mezcla de country y rap. Por no hablar, en 2020, del single de debut de Breland, “My Truck”, y las canciones de O.N.E. The Duo, el dúo de madre e hija que hace un híbrido de country, R&B y pop. Pero la historia de artistas negros que han abrazado el country después de asentar sus carreras en otros géneros es mucho más larga. Y notoria.
Podríamos iniciar cronológicamente el recorrido por las figuras más legendarias de la música negra estadounidense que abrazó el country con Ray Charles (1930-2004). Su pasión por la música country se remonta a la infancia, cuando su madre lo dejaba quedarse despierto hasta tarde los sábados y escuchar el Grand Ole Opry. En 1962 lanzó en ABC-Paramount los dos volúmenes de “Modern Sounds In Country And Western Music”, reimaginando las canciones country favoritas de la década anterior como conmovedores temas de pop al estilo crooner, centrándose en baladas de desamor, como “You Don’t Know Me”, de Eddy Arnold y Cindy Walker, “I Can’t Stop Loving You”, de Don Gibson, y “You Win Again”, de Hank Williams, a las que Charles transmitía su elegancia característica al melancólico dolor de estas canciones, enmarcando su voz con suntuosos arreglos orquestales.
Fue un concepto brillante que dio sus frutos en ventas: el primer álbum, grabado en febrero y publicado en abril, encabezó la lista ‘Billboard’ de pop, y su segundo volumen, publicado tras el verano, a rebufo del éxito de su predecesor, alcanzó el segundo puesto. En los años siguientes, en medio de su trabajo habitual en el terreno del rhythm’n’blues, el pop y el jazz, Charles volvería a la música country con regularidad, en álbumes como “Love Country Style” (Tangerine, 1970) y “Wish You Were Here Tonight” (Columbia, 1983), donde rendía abiertamente homenaje a sus raíces incorporando los banjos, violines y guitarras de acero que había escuchado por primera vez décadas antes.
Otra grandísima figura negra de insospechado origen country es Tina Turner, cuyo debut en solitario fue con un álbum country: “Tina Turns The Country On!” (United Artists, 1974). Que dedicara un álbum entero a la música country no era nada extraño para ella. “La música que oía en la radio cuando era niña era sobre todo country y wéstern”, escribió en su libro de memorias, “Yo, Tina. La historia de mi vida” (1986). Y sus magníficas versiones de “Proud Mary” de Creedence Clearwater Revival, “Honky Tonk Women” de The Rolling Stones y “Get Back” de The Beatles, demostraron su dominio del lado más cercano a esas raíces del rock’n’roll. En “Tina Turns The Country On!”, amplificó el profundo anhelo de “Help Me Make It Through The Night”, de Kris Kristofferson. Añadió un justificado tono nasal a una versión del “She Belongs To Me” de Bob Dylan, que ella tituló en masculino y llevó al género country. Además, endureció el “I’m Movin’ On” de Hank Snow y encontró el trasfondo góspel para el “There’ll Always Be Music” de Dolly Parton.
El álbum fue candidato al Grammy a la mejor interpretación vocal femenina de rhythm’n’blues, pero no llegó a entrar en las listas de ventas, y Turner encontró el éxito, por fin, con su siguiente disco, “Acid Queen” (United Artists, 1975), que se inclinaba de nuevo hacia el rock. Aunque Tina nunca volvió a grabar un álbum country, más tarde salieron a la luz grabaciones de las sesiones de “Tina Turns The Country On!”, entre las que se incluyen ardientes interpretaciones de “Good Hearted Woman”, de Waylon Jennings y Willie Nelson, una canción inspirada originalmente en un anuncio para un lanzamiento de Ike y Tina que Jennings había leído. También de “Stand By Your Man”, de Tammy Wynette, y de “You Ain’t Woman Enough (To Take My Man)”, de Loretta Lynn.
Y si antes nos hemos referido a DeFord Bailey como el primer artista negro que apareció en el Grand Ole Opry, la primera mujer negra que actuó allí fue Linda Martell. Nacida en 1941, fan de Hank Williams en la infancia, sus primeros pasos en la música los dio, en cambio, en un trío de rhythm’n’blues que montó con su hermana y su prima, The Anglos, grabando varios singles a principios de los sesenta. Pero un día, cantando versiones country en una base de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos en Carolina del Sur, la escuchó William “Duke” Rayner, un vendedor de muebles que, entusiasmado, se propuso como su mánager musical y la convenció para que fueran a Nashville. Allí consiguió que firmara un contrato discográfico para grabar su primer LP, “Color Me Country” (Plantation, 1970), que la recicló como cantante del género. Tres singles entraron en la lista de canciones country de ‘Billboard’. Su versión de “Color Him Father”, un reciente éxito de Richard Lewis Spencer, llegó al puesto 22.
Fue entonces cuando se convirtió en la primera mujer negra en actuar en el Grand Ole Opry, y comenzó a actuar en espectáculos conjuntos con Waylon Jennings y Hank Snow, pero en esos conciertos sufría insultos racistas mientras actuaba. Seguidamente, un desencuentro con su productor Shelby Singleton por grabar para otro sello significó el fin de su carrera discográfica en Nashville. “Me puso en la lista negra”, declaró Martell a ‘Rolling Stone’ en 2020. Los años siguientes siguió cantando country y rhythm’n’blues en pequeños clubes, pero nunca más volvió a grabar un álbum. Sin embargo, como pionera reconocida del género, ha servido de inspiración para artistas country negros contemporáneos como Candace “Mickey” Guyton.
También en los años setenta, los primeros éxitos de The Pointer Sisters abarcaron una gran variedad de estilos como el jazz, el rock y el funk, pero triunfaron en toda regla con “Fairytale”, un tema country en estado puro, grabado en Nashville con violín, pedal steel y todos los adornos del género que alcanzó el número 13 en las listas de ventas y les valió el Grammy a la mejor interpretación vocal country a dúo o grupo, convirtiéndolas en las primeras y hasta la fecha únicas mujeres negras que se han llevado a casa un Grammy en alguna de las categorías country. Su sonido siguió siendo ecléctico en años posteriores, con éxitos pop como “I’m So Excited”. Pero la continuación del estilo country de “Fairytale”, “Live Your Life Before You Die”, les valió otra candidatura a los Grammy. Y en el recopilatorio de 1994 “Rhythm Country And Blues”, que mezclaba géneros, las Pointer se unieron a Clint Black para versionar el éxito de Aretha Franklin “Chain Of Fools”.
La cantante de soul y rhythm’n’blues Millie Jackson también se pasó puntualmente al country con “Just A Lil’ Bit Country”, su decimoquinto álbum, publicado en 1981. Al igual que Charles y Turner, Jackson había crecido escuchando country en la radio y había grabado antes canciones sueltas de Merle Haggard y otras figuras del country. Aunque el disco entró en el Top 50 –eso sí, en la lista de álbumes de R&B–, esta fue su última incursión en el country. Pero en 2014 demostró que todavía tenía un don para divertirse con el género con su versión del éxito de Tyler Farr “Redneck Crazy” (2013).
Lionel Richie –otra auténtica estrella de las músicas negras por excelencia, el soul y el funk, compositor y cantante de Commodores– también ha tenido una importante trayectoria en el country. Las huellas del género ya eran evidentes en éxitos de los Commodores como “Sail On” (1979), en la que Richie cantaba con un acento muy marcado. Pero tuvo un éxito aún mayor al año siguiente cuando “Lady”, una conmovedora balada de amor que les había propuesto (sin éxito) a sus entonces compañeros de banda, se convirtió en un gran éxito para Kenny Rogers, encabezando no solo la lista de canciones country de ‘Billboard’, sino las de canciones contemporáneas para adultos y la lista Hot 100, y apareciendo también en la lista de canciones de R&B. La carrera en solitario de Richie explotó en los ochenta gracias a éxitos pop como “Truly”, “All Night Long (All Night)” y “Hello”, pero volvió al country con “Stuck On You” y “Deep River Woman” en colaboración con Alabama, una veterana banda de country. En 2012, publicó en Mercury “Tuskegee”, disco en el que recopiló (casi) todas sus aportaciones al género, cantando a dúo con mitos como Kenny Rogers, Willie Nelson, Shania Twain y otras estrellas del country como Darius Rucker, con quien acabamos este repaso, ya que es el artista negro más destacado del género en décadas.