A esta constelación de nombres, la mayoría felices –The Missing Leech, el grupo de Maurici Ribera donde tocó Edu Mató, bajista de HEAL, da bastante miedito–, habría que añadir su materia oscura gravitatoria: punk, hardcore, emo, pop, shoegazing, slowcore, industrial y electrónica con origen en los años noventa y dosmil, década esta última en la que empezaron a circular los miembros actuales de HEAL, cuyo trío masculino está formado por Dani Ambrosí (guitarras), Raúl Pérez (batería) y Edu, autor de los artísticos setlists de la banda. Sin sus dibujos y diseños sobre la chuleta de canciones, Laia Vehí, literalmente la voz cantante, aunque todavía se escore a la izquierda en el escenario, confiesa que le falta algo antes de empezar. Estos ingredientes alimentan la batidora eléctrica de la banda –el símil es de ellos–, solo que su sonido no es una maraña informe de ruido, sino un generador portátil de potencia cristalina.
Otra característica del conjunto barcelonés es que ejerce como eso, como un verdadero grupo. Los temas surgen de una idea que puede aportar cualquiera de sus componentes o nacer en las improvisaciones de los ensayos. Esta sintonía también puede apreciarse en el directo, aunque aquí lo de “improvisar” es harina de otro costal. Según explica Dani, “si decidimos hacer un interludio en ‘Backyard’, lo comentamos antes un poco, en cada directo sale distinto, puede variar el número de vueltas, incluso ciertos patrones y notas”, pero nada se deja al azar, todo se implementa. La energía que desprende el grupo se contagia rápidamente entre ellos y el espectador. Su reciente EP, el meritorio “BCN Breakdowns” (Primavera Labels, 2023), dice Laia que es también “el resultado de un cambio estructural en el método de composición. Por primera vez pasamos a hacerlo juntos. Esto supone un giro a varios niveles, sobre todo en el sonoro. Nos permite llegar a lugares más ricos, dando cabida a los códigos de cada uno”. Esta poderosa Afrodita es autora de las letras del grupo, y una ruptura sentimental, la temática de su único disco. Sentimientos de rabia, frustración y vacío conviven con la búsqueda balsámica de la luz.
Cantar en inglés suele generar posiciones encontradas. El de Vehí suena convincente, aunque a menudo utilice su expresiva voz como un instrumento para la creación de texturas. Significado y significante al servicio de la emoción, difícil equilibrio en el que dice estar trabajando. Sus herramientas, además de la guitarra ocasional, son una entrenada garganta y la energía escénica. HEAL goza de esta ventaja comparativa con el carismático Edu cubriendo el eje de la pista. Dani, a la derecha, exhibe una colección preciosa de guitarras: “Cada canción pide un sonido o una determinada afinación”. Pero sin la dirección de Raúl no hay simetría y regularidad. Se le ve un poco menos, aunque la tendencia del grupo sea la alineación exacta. Personalidad no falta. Deerhoof o Shellac lo hacen, y Big Thief dan conciertos con la cantante a un lado. En su stage plan Raúl y Edu suelen disponerse más próximos al público, digamos que en paralelo, y Laia y Dani casi en línea con ellos. También han llegado a tocar en círculo, con ella ocupando el foco central. Laia lo percibe como algo excesivamente “romántico”, un cliché que deprime la energía colectiva del grupo. Pero su paso al frente está ahora mismo valorándose.
En el eclecticismo creciente de sus piezas, muestran las influencias del grupo, que van desde pequeños sellos actuales como Smoking Room, Citrus City o Double Double Whammy hasta los más conocidos Sub Pop, Merge, Matador, 4AD, Dischord, Polyvinyl, Run For Cover, Third Man, Domino, incluso Soul Jazz. “Pills”, el tema que cierra “BCN Breakdowns”, recuerda con su caja de ritmos a Derribos Arias, una referencia en ellos absolutamente casual. No es sencillo hacer esta especie de slowcore energético –simplificación dramática por mi parte– y que las canciones suenen tan diferentes entre sí. Se debe a los cuidados cambios de registro, especialmente operados por el sonido de las guitarras, lo cual “da riqueza al rango dinámico del conjunto de las canciones”. Como ven, aquí hay chicha, intención y conocimiento, por no hablar del evidente talento de estos cuatro músicos, solo que no alardean en ningún momento de ello. Sus dos primeras canciones, “Not A Big Deal” y “Backyard”, grabadas en diciembre de 2021 –están en Spotify–, son fruto del debate interno sobre una forma de hacer. En la segunda colabora el veterano no waver neoyorquino Mark Cunningham, con un bonito arreglo de trompeta.
Hablábamos de la amplitud de miras. Edu y Dani comparten con Carles Generó (de L’Hereu Escampa) el sello Beauty Fool Records, donde la fascinante Rachel Brown publicó un vinilo antes de organizar los oceánicos Water From Your Eyes. Un trabajo de Mai Jamás es la última referencia de esa pequeña discográfica. Canela en rama. Pero lo que ahora mismo entretiene a HEAL es el progreso y esto pasa por grabar su primer álbum. El productor Paco Loco ya trabajó en un par de ocasiones con Dani y sus Daylight In Red. Cuentan con once canciones nuevas –de las que conocemos provisionalmente tres: “$lowberries”, “Nope?” y “New Track Honey”– y algunas ideas con las que aprovechar al máximo su tiempo en estudio. Su propósito también es introducir colores normalmente ausentes en los directos: teclados, sintetizadores, cajas de ritmos. El prurito experimental se intuye en ellos como algo intenso. Que la fuerza los acompañe. ∎