Nuevo orden, nueva vida.
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Centro de Gravedad

“Power, Corruption & Lies”: máquinas con alma

New Order publicó su segundo álbum en mayo de 1983. De título elocuente, “Power, Corruption & Lies” supuso un antes y un después para el renacimiento de Joy Divison bajo un “nuevo orden”. Y dibujó un excitante marco referencial de posibilidades para el hermanamiento de la ética post-punk con una caligrafía cibernética de la pista de baile.

Cuarenta años después de su publicación, “Power, Corruption & Lies” (Factory, 1983) sigue prolongando su eco como uno de los monolitos del trasvase vivido entre la metodología post-punk y la consolidación de un sonido rabiosamente pop, alentado por la necesidad de dejar de ser considerados como “el grupo que nació de las cenizas de Joy Division”, aunque la publicación de un single con las hechuras de “Temptation” (1982) ya había marcado el desvío a seguir en una senda hacia la personalización absoluta de una impronta New Order.

De hecho, un tema de tal envergadura bien podría haber formado parte del cancionero final escogido para el segundo álbum de los de Mánchester. Uno para el cual Bernard Sumner (voz y guitarra) buscó la inspiración a través del visionado obsesivo de películas como “Narciso negro” (1947) y “Las zapatillas rojas” (1948), ambas dirigidas –junto con Emeric Pressburger– por su admirado Michael Powell, para quien estuvieron a punto de componer la banda sonora de su última película (proyecto finalmente fallido al morir Powell en febrero de 1990). En esa misma época, compusieron “World In Motion” (1990), el himno futbolístico más arrebatador, y pop, que servidor recuerda. Fue el himno oficial de la selección inglesa en el Mundial de Italia ’90.

La portada de “Power, Corruption & Lies”, obra de Peter Saville a partir de una pintura de Henri Fantin-Latour.
La portada de “Power, Corruption & Lies”, obra de Peter Saville a partir de una pintura de Henri Fantin-Latour.

“Blue Monday”, en la carrera tecnológica

Otro corte que iba a figurar entre los temas escogidos para el disco es “Murder” (1984). Con su inclusión habrían superado los cuarenta y cinco minutos de duración, límite de lo que por aquel entonces marcaban las leyes del disco de vinilo. No obstante, dispara la imaginación sobre lo que habría supuesto este álbum con la suma de los dos cortes mencionados más “Blue Monday” (1983), publicado en aquella temporada de rabiosa fertilidad creativa, dos meses antes que el álbum que nos ocupa. Solo por este último corte, inseparable de la idiosincrasia del álbum por mucho que fuera un single externo, se puede entender el kilómetro cero de grupos como LCD Soundsystem y la línea que marca el horizonte de lo que ya se entiende como tecno-pop y música disco. De hecho, su publicación el 7 de marzo de 1983 provocó que Pet Shop Boys y Kraftwerk tuvieran que retrasar sus lanzamientos previstos en aquel momento.

“Blue Monday” está influenciada directamente por cuatro canciones. El arreglo principal está inspirado por “Dirty Talk”, el tema más representativo de Klein + M.B.O. La distintiva marca con octavas estructurada por la línea de bajo surge de “You Make Me Feel (Mighty Real)”, el clásico de la música disco llevado al éxtasis total por Sylvester. En cuanto al beat, está extraído de “Our Love”, de Donna Summer. Respecto a la parte larga de la introducción del teclado, fue sampleada de “Uranium”, uno de los pilares de “Radio-Activity” (1975), obra de sus siempre admirados Kraftwerk.

El hito de “Blue Monday”, 1983.
Lo que también se sabe a ciencia cierta es un hecho central: para lograr el mismo sonido que en el corte de los padrinos de la electrónica, donde utilizaban un melotrón para crear ese sonido tan característico, New Order tiraron de un modelo de sampler E-mu Emulator. Además, el ingeniero de sonido Roger Lyons llegó a asegurar en un artículo publicado por ‘Sound On Sound’ en abril de 2004 que “la parte del coro de ‘Blue Monday’ fue sampleada, y probablemente fue uno de los primeros casos en los que alguien sampleaba algo del disco de otra persona. Originalmente, New Order utilizaban un Emulator II para tocarla durante sus actuaciones en directo…”.

De Kraftwerk a Donna Summer, “Blue Monday” fusiona la subyugante matemática germana con la brillantina italo disco en un tema recordado por su línea de bajo: un látigo recurrente que genera vahídos de éxtasis provenientes de un Moog secuenciado con un Powertran casero que el mismo Sumner construyó. En cuanto a la batería, fue programada con una caja de ritmos Oberheim DMX, la misma que The Cure utilizaron para vertebrar “The Walk” ese mismo año, el clon perfecto de “Blue Monday”. No en vano, a lo largo de los años ochenta se dan una serie de paralelismos que emparentan canciones de estos dos grupos con evidencias que ratifican un estimulante juego de reflejos. En esta línea, resulta más que evidente el parecido entre la propia “The Walk” y “Blue Monday”, “In Between Days” y “Love Vigilantes”, o “Just Like Heaven” y “All The Way”, entre otros casos de influencia, consciente o no, de ambos grupos.

New Order, en Nueva York, en 1983: Stephen Morris, Peter Hook, Gillian Gilbert y Bernard Sumner.
New Order, en Nueva York, en 1983: Stephen Morris, Peter Hook, Gillian Gilbert y Bernard Sumner.

Mr. Anfetamina

Entre las canciones que conforman “Power, Corruption & Lies” se encuentra “5 8 6”, reverso intrincado de “Blue Monday”, incluso superior en intenciones y majestuosa en su contraste entre rítmica prácticamente tribal y exuberante colchón sintético de condición ambient en su tramo final. Al igual que en el single estandarte de New Order, en “5 8 6” también se encuentra la sombra de Giorgio Moroder. En su reflejo desde el reverso de la “patente Kraftwerk”, podemos encontrar las claves de la fórmula mágica alcanzada en este disco con otro ejemplo tan claro como “Ecstasy”.

Una canción de psicodelia electrónica como “Ecstasy” define lo que en su momento explicó Stephen Morris (batería) acerca de uno de los motores compositivos del álbum: la mezcla de anfetaminas, Pernod y LSD en su dieta diaria. Precisamente así es como “Ecstasy” cobró forma, a partir de un experimento surgido de su ingesta de ácido, controlada por medio de una hoja de afeitar con la que cada día cortaban una pequeña porción lo suficientemente pequeña como para no llegar a tener alucinaciones.

Por su parte, “Age Of Consent” encontró su motor en el toque de guitarra frenético de un Sumner empujado por el consumo de anfetaminas. Este mismo corte es lo que podemos concretar como una versión soul crepuscular de los patrones estilísticos cimentados por Joy Division, además de la constatación de un hecho trascendente: a pesar de la muerte de Ian Curtis en 1980, lo que en “Movement” (Factory, 1981) era una simple demostración de la deriva sintetizada del sonido Joy Division, ya reflejada plenamente en “Closer” (1980), en “Power, Corruption & Lies” suponía la prueba de que New Order representaba la continuación de lo que podría haber sido Joy Division en 1983. De hecho, no existe canción con más connotaciones de esa intensidad en blanco y negro destilada por Joy Division que “Leave Me Alone”. Batería, bajo y guitarra para cerrar un LP que, tal como queda reflejado en esta canción, encontró el equilibrio electroacústico ideal, perfeccionado al límite en el imprescindible y posterior “Technique” (Factory, 1989), que encuentra su eje de rotación en híbridos despampanantes de vitalidad como “We All Stand” y la misteriosa “The Village”. Curiosamente, esta última anticipa con una década de antelación las claves sonoras de la cara experimental –deudora de los dos últimos discos de Talk Talk– del post-rock británico mostrado en grupos como Bark Psychosis, cuya abstracción pastoral de la idiosincrasia post-punk tiene un paralelismo más que evidente con este corte.

Stephen Morris, Peter Hook y Gillian Gilbert en 1983. Fotos: Lisa Haun / Michael Ochs (Getty Images)
Stephen Morris, Peter Hook y Gillian Gilbert en 1983. Fotos: Lisa Haun / Michael Ochs (Getty Images)

Pulsión electroacústica

Temas como los mencionados anteriormente subrayan la identificación y posterior disección de cada una de las partes de la confusión que caracterizó el renacimiento como New Order. En este sentido, “Power, Corruption & Lies” ofrece una combinación perfecta entre lo acústico y lo automático, lo real y lo virtual. Una donde se les concede la misma prioridad tanto a los cables de ordenador como a las cuerdas de la guitarra.

La vía tecnoacústica apuntalada en este álbum consolidó uno de los pilares básicos en la conformación de una vía metodológica plenamente explotada a partir de mediados de los noventa, con formaciones de diferentes procedencias e intenciones, casi siempre inclinadas hacia la pose lo-fi, como The Magnetic Fields o Casiotone For The Painfully Alone. Desde la orilla espídica de este álbum-río, portadores de la liturgia dance-rock –anfetas y house– como Primal Scream o LCD Soundsystem también se toparon con un molde a medida de sus intenciones.

Un cantante llamado Bernard Sumner

Volviendo a “Leave Me Alone”, este corte muestra a un Bernard Sumner más seguro que nunca de sus infecciosos atributos vocales. Sobre una estructura rítmica que no desentonaría en la última etapa de Joy Division, rubrica la victoria de “Power, Corruption & Lies” mediante letras como “But from my head to my toes / From my knees to my eyes / Everytime I watch the sky” (“Pero desde mi cabeza hasta los dedos de los pies / Desde mis rodillas hasta mis ojos / Todo el tiempo miro al cielo”). Este canto de optimismo se dispara hacia las alturas, en un remolino endogámico que culmina con la conquista de un nuevo pico. Uno desde el que la voz de New Order extirpa definitivamente el dolor por su amigo muerto por medio de las palabras que cierran la obra: “But for these last few days leave me alone / Leave me alone / Leave me alone” (“Por estos últimos días, déjame en paz / Déjame en paz / Déjame en paz”).

Tras escuchar las palabras que cierran “Leave Me Alone”, cobran sentido total las declaraciones de Peter Hook (bajo) a ‘The Face’ en 1983 al respecto de las referencias a Ian Curtis que tienen las letras de New Order: “Nunca hemos expresado nuestros sentimientos sobre él en nuestras canciones, pero han surgido... en frases y líneas aquí y allá. Si miras hacia atrás, podrás verlo”.

Bernard Sumner, al frente de New Order, en su concierto del 7 de julio de 1984 en Studio 54, Barcelona. Foto: Francesc Fàbregas
Bernard Sumner, al frente de New Order, en su concierto del 7 de julio de 1984 en Studio 54, Barcelona. Foto: Francesc Fàbregas

Los años dorados

Precisamente por esta conexión con Joy Division, este disco suena por primera vez a New Order. Es el LP con que inauguran su edad de oro, fijada entre 1983 y 1990, cuando se publica el single “World In Motion”, aunque bien es cierto que se podría fechar a partir de 1982, con la salida de “Temptation”.

Entre nuevos marcos de trabajo, repletos de piruetas alucinógenas, “Power, Corruption & Lies” se convirtió en la verdadera confirmación del progresivo proceso de evolución hacia algo nunca visto hasta aquel entonces: pop multiforme tejido por hilos de post-punk melancólico, pero radiantemente drogado en éxtasis bailable.

Desde otro extremo de intenciones, al igual que hizo Ian Curtis en los álbumes de Joy Division, Sumner tomó la vía personal y se propuso escribir tal y como se sentía en ese momento. Así lo reflejó en “Pleasure And Wayward Distraction. The Joy Division And New Order Story” (1984), la biografía que Brian Edge escribió sobre el grupo: “Realmente, no me importaba si las letras eran buenas o malas en este nuevo disco, por lo que me encontraba más relajado... Irónicamente, las canciones del segundo LP significan mucho para mí debido a que son menos conscientes de sí mismas. En realidad, son más fieles a mí mismo. Esto mismo ocurre en ‘Your Silent Face’. Todo el mundo estaba pensando que se trataba de algo realmente hermoso, poético, sin propósito. Entonces pensé que, en lugar de tener algo bello, poético y sin propósito, podría ser que también tuviera algo tonto, idiota, chabacano y sin sentido. Un contraste absoluto con el resto. Incluso las rosas tienen espinas…”.

Publicado en la primavera de 1983, empaquetado en una portada de influyente sello floral, obra de Peter Saville a partir de una pintura de Henri Fantin-Latour, “Power, Corruption & Lies” llegó a alcanzar el número cuatro en las listas de venta del Reino Unido. Como venía siendo habitual desde los tiempos de Joy Division, no se extrajo ningún single del disco. En lugar de eso, la banda se marchó a Estados Unidos de gira, donde grabó “Confusion” (1983).

En directo en 1982. Foto: Philip Wayne Lock / Fairfax Media (Getty Images)
En directo en 1982. Foto: Philip Wayne Lock / Fairfax Media (Getty Images)

Rastro bipolar

La química tecno-funk destilada en “Confusion” certificó la senda tomada; el segundo LP de New Order fue el cuaderno de bitácora que siempre retomaron en sus diferentes pasos en los años ochenta, como demuestran álbumes como “Low-Life” (Factory, 1985) y “Technique”. Este último, a la altura del aquí analizado en este artículo, aunque sin la ventaja cronológica que otorga el surgimiento de un acto creativo que no solo sirvió como punta de compás para los propios New Order, sino que vaticinó toda la rave indie madchesteriana surgida desde mediados de los ochenta hasta principios de los noventa, con formaciones que bebieron directamente del elixir sudoroso que entendieron la celebración de la cibernética dance desde una postura rock. Tal fue el caso de grupos como Happy Mondays o The Charlatans, que con mayor (en el caso de los primeros) o menor (en el caso de los segundos) fortuna adoptaron una actitud que se ha extendido a lo largo de las décadas con infinidad de formaciones que se dejaron arrastrar por la onda de influencia desprendida por “Power, Corruption & Lies”.

Por otro lado, estamos ante una piedra de Rosetta que también fue inspiración directa para la consumación de la etapa mágica de los siempre infravalorados Disco Inferno, quizá el grupo que mejor supo entender el juego de contrastes orquestado por New Order a través de canciones donde lírica poética y latido posindustrial conviven bajo una misma carcasa, también básica en la primera etapa artística de grupos españoles como Family, Sr. Chinarro (que se atrevió con una sentida versión de “Leave Me Alone” en su primer álbum) y Depresión Sonora.

Dentro de un ámbito absolutamente fraguado en terreno indie pop, el eco del primer clásico indiscutible de Sumner y compañía –con Gillian Gilbert aportando luz desde sus teclados– es fuente de alimentación para grupos que solo se quedaron con su perfil más directo, con expresiones de belleza radiante como las desplegadas por The Field Mice o los suecos The Radio Dept., pero también por parte de la vía más pop de lo que fue el shoegazing patentado por los primeros The Boo Radleys o The Pale Saints.

En 1984, en Barcelona. En su primera visita a España también tocaron en Madrid, Valencia y Marbella. Foto: Jordi R. Brusi
En 1984, en Barcelona. En su primera visita a España también tocaron en Madrid, Valencia y Marbella. Foto: Jordi R. Brusi
Un caso más curioso es el de The Wake, cuyo segundo LP, “Here Comes Everybody” (1985), es una extensión y propagación del ADN descrito por el grupo en temas de “Power, Corruption & Lies” como “Your Silent Face”. También en “Thieves Like Us” (1984), single posterior al álbum cuyas muestras protobreakbeat, a partir de las líneas de bajo ensambladas por Peter Hook, suponen la muestra instrumental más identificativa de la personalidad intransferible de una irradiación que llega hasta propuestas como The Chemical Brothers, que en sus dos primeros discos suenan como una mutación pasada de anabolizantes de los momentos más bailables de “5 8 6”, “Ecstasy” y “Ultraviolence”. Este último corte también ejemplifica la reconversión hacia la pista de baile de la esencia post-punk a través de un trabajo que ha sido alabado por figuras del calibre de Richard D. James, cuya síntesis teórica subraya lo que el propio Stephen Morris definió al referirse a “Blue Monday”: “‘Blue Monday’ es el sonido de la música independiente”.

Y en esas estamos cuarenta años después, a través de una obra cuyo impacto a lo largo de estas cuatro décadas ha encontrado su hábitat natural entre los dos extremos que van de la búsqueda de la canción perfecta –a través de la emotividad existencialista, con grupos como Arcade Fire– a la vía más experimental, con propuestas con ímpetu deconstruccionista de los parámetros synthpop –como Colin Newman en los años ochenta–.

En general, un sinfín de referencias que dotan a “Power Corruption & Lies” de un halo cada vez más heterodoxo en las diferentes formas de contemplar un trabajo tan contrastado en su propia naturaleza bipolar, cifrada entre canciones tan distintas –y complementarias emocionalmente– como pueden ser “5 8 6”, con su rabiosa modernidad tecno-pop, y “Leave Me Alone”, con su desgarro minimalista del espacio sónico. Diferentes caras de un legado inmarchitable.∎

“Leave Me Alone”, en directo en 1983.

Trasvase de influencias

  • The Cure se dejó “influenciar” en varias canciones por New Order entre 1983 y 1987.
  • Sr. Chinarro se atrevió con una versión de “Leave Me Alone” en su álbum de debut.
  • The Wake siguió el ADN de “Power, Corruption & Lies” en su LP “Here Comes Everybody”.
  • Family se inspiró en el ritmo tecnificado de New Order en su único y mítico disco.
  • The Chemical Brothers mostraron la huella de New Order en sus dos primeros álbumes.
Marcos Gendre selecciona esta exclusiva playlist con 20 temas relacionados con “Power, Corruption & Lies”: influencia y repercusión.

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