En 1969, el año de “First Take”, su debut. Foto: Jack Robinson (Getty Images)
En 1969, el año de “First Take”, su debut. Foto: Jack Robinson (Getty Images)

Fuera de Juego

Roberta Flack, mátame suavemente

Aunque el gran público la veneró por su exitoso “Killing Me Softly With His Song” de 1973, la trayectoria de Roberta Flack ya había acumulado entonces méritos suficientes para inscribirse en la galería de voces privilegiadas de soul y R&B. El natural declive experimentado en décadas más recientes, y su muerte ahora, a los 88 años, aporta simbólico carpetazo a una época dorada preñada de voces femeninas que dieron brillo y calado al fecundo territorio baladístico.

Roberta Flack (1937-2025) fue diagnosticada de ELA en 2022 y llevaba varios años retirada de los escenarios después de haber sufrido un derrame cerebral, aunque hasta 2018 mantuvo en pie su, eso sí restringida, agenda de conciertos. Pese a que los años no habían transcurrido en balde, Roberta Cleopatra Flack pertenecía a esa estirpe de voces forjada en la pasión por la música, cuyas primordiales escuelas fueron, a imagen y semejanza de tantas otras voces del soul, un ambiente familiar amante de la música de Bach, Scarlatti o Mozart, y la iglesia, en la que su madre tocaba el órgano y donde quedó deslumbrada por estrellas del góspel como Mahalia Jackson o Sam Cooke. La cantante y pianista falleció ayer, 24 de febrero, en Manhattan, mientras era trasladada a un hospital después de sufrir un infarto.

Nacida el 10 de febrero de 1937 en Black Mountain, Carolina del Norte, a los 15 años obtuvo una beca de piano para la prestigiosa Universidad Howard, con el sueño de convertirse en pianista clásica. Después de graduarse con una licenciatura en Educación Musical en 1958, consiguió un trabajo como profesora en la zona rural de Farmville. Sin embargo, su figura llamó la atención del pianista y vocalista Les McCann en Mr. Henry’s, un club de Washington D.C. donde desplegaba un plural repertorio de casi 600 canciones. Bastó una llamada para que Ahmet Ertegun le propusiese formar parte de Atlantic. En su etiqueta debutó de la mano del magnífico “First Take” (Atlantic, 1969), registrado en un solo día. Su elegante y refinada voz alimentaba el linaje de las cantantes pianistas y bebía tanto de las fuentes del góspel o el jazz como del perfil R&B. Y de ahí surgieron los nombres de Nina Simone, Nancy Wilson o Dionne Warwick para fijar paralelismos. Aunque discreta en su vertiente compositora, su versatilidad también jugaba a favor de una presentación que tuvo continuación en un “Chapter Two” (Atlantic, 1970) que volvió a obtener considerables elogios por su interpretación, a menudo sugerentemente introspectiva, expandida en el no menos notable “Quiet Fire” (Atlantic, 1971).

Tuvieron que pasar dos años para que su versión del tema “The First Time Ever I Saw Your Face”, del cantante de folk Ewan McColl, recogida en aquel primer álbum, actuara de trampolín hacia el estrellato. La culpa la tuvo su inclusión en la película de Clint Eastwood “Escalofrío en la noche” (1971), convertida en amplificador de una voz que se convertiría en habitual de las listas de la mano de la canción “Where Is The Love”, incluida en un brillante álbum –“Roberta Flack & Donny Hathaway” (Atlantic, 1972)– junto a un Donny Hathaway a quien había conocido en Howard, y, sobre todo, de “Killing Me Softly With His Song”, la melodía escrita por Charles Fox y Norman Gimbel que la asentó definitivamente en el mercado mayoritario y que nuestra protagonista escuchó en un avión, interpretada por una joven cantante de folk llamada Lori Lieberman.

En 1973, el año de su exitoso “Killing Me Softly With His Song”. Foto: kpa (Getty Images)
En 1973, el año de su exitoso “Killing Me Softly With His Song”. Foto: kpa (Getty Images)

Conocedora de sus recursos, Roberta Flack se recreó habitualmente en un material reposado, postergando, que no abandonando, motivos más robustos y dinámicos. Esa inteligente gestión de su repertorio la mantuvo en buena forma durante buena parte de la década de los setenta del pasado siglo, agarrada a renovados éxitos de ventas como el álbum “Feel Like Makin’ Love” (Atlantic, 1974) o a apuestas por renovadas sonoridades como las expuestas en un “Blue Lights In The Basement” (Atlantic, 1977) que contenía ese “The Closer I Get To You” junto a Hathaway que la volvió a empujar a lo más alto. Mucho antes ya había dejado certezas del compromiso con su orgullo afroamericano y de la conexión con los derechos de gays y lesbianas desde los años en Mr. Henry’s: el club era conocido por atraer una clientela diversa en lo racial y en lo sexual. En lo musical, la canción “Ballad Of The Sad Young Men”, incluida en su primer largo, abordaba la historia de un joven gay, mientras que su voz protagonizó “Making Love”, tema central de la película “Su otro amor” (Arthur Hiller, 1982), que narraba la historia de amor entre dos hombres.

El misterioso suicidio del amigo y confidente Hathaway el 13 de enero de 1979 a los 33 años, junto al que había vuelto a publicar un álbum, “Roberta Flack Featuring Donny Hathaway” (Atlantic, 1979), marcó un depresivo punto de inflexión del que pudo librarse poco a poco, agarrada a una alianza con Peabo Bryson que poco sumaría a su brillante pasado. A pesar de estos modestos repuntes, la carrera de Roberta Flack ya había escrito sus esenciales hitos.

Sus intentos de adaptarse a modas y tendencias no dieron fruto, por lo que, ya en el nuevo siglo, optó por administrar sus apariciones tanto en conciertos como en presencias discográficas: su álbum “Let It Be Roberta. Roberta Flack Sings The Beatles” (429, 2012) homenajeó al grupo de Liverpool a la vez que plasmaba su estática posición. Nominada catorce veces a los Grammy y ganadora de este premio en cuatro ocasiones, dos de ellas de forma consecutiva, su obra fue reconocida en 2020 con varios galardones, entre ellos el Grammy de reconocimiento a toda su trayectoria que ponía broche de oro a una crónica que se clausura ahora con su muerte. ∎

“Killing Me Softly With His Song” en los Grammys de 1974: premio a disco del año.

Sé negro para mí

ROBERTA FLACK
“First Take”
(Atlantic, 1969)

La deslumbrante ópera prima de Roberta Flack no contenía ninguna composición propia. Sin embargo, su capacidad para llevar a su terreno un ecléctico guion, que saltaba del “Hey, That’s No Way To Say Goodbye” de Leonard Cohen a “Angelitos negros” de Manuel Álvarez Maciste, pasando por un “I Told Jesus” que evidenciaba su formación sacra, convirtió al álbum en una inmejorable carta de presentación de una voz distinguida y profunda, arropada por los arreglos de William Fischer y las aportaciones de sólidos jazzmen.

ROBERTA FLACK & DONNY HATHAWAY
“Roberta Flack & Donny Hathaway”
(Atlantic, 1972)

Amigos desde su juventud, Roberta Flack y el gran Donny Hathaway trasladaron su estrecha relación a los estudios en varias ocasiones, aunque este álbum las resume como ninguna. El trenzado de dos voces nacidas para la balada y el medio tiempo convierte a estas diez canciones en un delicioso paseo por la exquisitez soul, repleto de conmovedores capítulos como “Be Real Black For Me”, “Where Is The Love” o el “You’ve Got A Friend” de Carole King, con cuerdas y vientos de Arif Mardin contextualizando a la perfección la emocional alianza.

ROBERTA FLACK
“Killing Me Softly”
(Atlantic, 1973)

Impulsado por el triunfante y sedoso “Killing Me Softly With His Song”, el tercer álbum de Roberta Flack pondría punto final a la época más creativa de su crónica. Recalcando su versatilidad, su voz brilla tanto en contextos desnudos –“I’m The Girl”– como en otros con reminiscencias góspel: “River”. También, de nuevo, en guiños al catálogo de Leonard Cohen: “Suzanne” deja constancia de su enorme potencial para recrear repertorios ajenos desde un distintivo prisma donde la sofisticación fue ganándole luego terreno a la sustancia. ∎

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