Hermanos esenciales. Foto: Mel Butler
Hermanos esenciales. Foto: Mel Butler

Entrevista

The Jesus And Mary Chain: cuarenta años de caramelos envenenados

Quedan meses (se publicó el 18 de noviembre de 1985) para que “Psychocandy”, el álbum de debut de los hermanos Reid, cumpla 40 años. Ya celebraron su trigésimo aniversario hace diez, por eso la inminente visita de los escoceses a nuestro país se pliega menos al pasado que al presente. Mañana viernes, 27 de junio, tocarán en el Degusta Fest de Armilla (Granada), y el sábado, 28 de junio, en Valencia. Además, el 18 de julio regresarán a España para actuar en el Atlantic Festival de Vilagarcía de Arousa.

Tal y como cuenta nuestro interlocutor, el guitarrista William Reid (East Kilbride, 1958), ese presente de The Jesus And Mary Chain coge ahora impulso y carrerilla: el muy digno “Glasgow Eyes” (Fuz Club, 2024) tendrá continuación seguramente en 2026.

Cualquier excusa es buena, de todos modos, para charlar, sobre toda su carrera, con la mitad de la pareja que completa el vocalista Jim Reid: dos hermanos escoceses no siempre bien avenidos, que provocaron el más profundo seísmo surgido del pop o el rock independiente británico en los ochenta –junto con la irrupción de The Smiths– y fueron esenciales como piedra angular del noise rock y el shoegaze. Incorregibles y aún irreductibles, lógicamente ya ni la mitad de relevantes, recalan este fin de semana en nuestro país.

“jamcod”, del álbum “Glasgow Eyes”. Vídeo dirigido por Ben Unwin.

“Psychocandy” (blanco y negro, 1985), vuestro disco más referencial, está de cuarenta aniversario. Creo que ya lo recuperasteis íntegro en directo por sus treinta años. ¿Algo especial esta vez?

No, solo tocamos dos o tres de “Psychocandy”. Seguro. Pero nada más.

¿Estáis trabajando en algo nuevo?

Justo ahora estamos escribiendo y preparando nuevas canciones, para entrar en el estudio. Con suerte, lo tendremos en cuestión de un año.

¿En la línea de “Glasgow Eyes”?

Dios, no lo sé. Cuando hacemos un disco intentamos siempre distanciarnos un poco del anterior. Y creo que este tendrá más sintetizadores: ya empezamos a experimentar con ellos en “Glasgow Eyes”, y me gusta esa línea.

Creo que entonces las influencias remitían a Suicide o al krautrock. ¿Escucháis cosas más actuales en esa línea?

No, en absoluto (risas). No sé hacia dónde tira la música ahora mismo, para ser honesto. En los viejos tiempos escuchaba a John Peel y un par de programas más. Ahora no sé muy bien a quién podría escuchar.

¿Y vas a conciertos?

Tampoco me prodigo mucho, la verdad. Prefiero los discos. 

“Cuando hacemos un disco intentamos siempre distanciarnos un poco del anterior. Y creo que el próximo tendrá más sintetizadores: ya empezamos a experimentar con ellos en ‘Glasgow Eyes’, y me gusta esa línea”

William Reid

Hace diez años me comentaba tu hermano Jim que aún lo pasaba un poco mal en directo. Que seguía sin estar del todo cómodo. ¿Lo lleváis mejor ahora?

Durante nuestros primeros 30 años nos emborrachábamos siempre. Nos poníamos pedo, de un modo o de otro. Creo que ahora la diferencia es que somos más viejos, más sabios y tenemos más confianza. No necesitamos ponernos ciegos. Sentimos que las canciones son suficientemente sólidas. Pero somos las mismas personas. Aún nos ponemos nerviosos, pero hemos aprendido a sobrellevarlo.

Os cuidáis más también en lo físico, ¿no?

Lo intento (risas). Creo que no podría beber al ritmo de hace veinte años. Pero aún me gusta colocarme de vez en cuando.

Hierba, ¿no?

Sí. ¿Es legal en España?

No del todo, depende del uso. A nivel social no está mal vista, en general.

Entiendo. Me suena familiar.

Ya que lo mencionas: en el libro “The Jesus And Mary Chain. Incomprendidos”, escrito por Ben Thompson en base a entrevistas con vosotros dos, mencionas que el hecho de que tú fumabas marihuana y Jim consumiera cocaína era un problema añadido, porque la primera te ralentiza y la segunda te acelera.

Sí, ese fue nuestro problema con nuestro último álbum del siglo XX, “Munki” (Creation, 1998). Yo estaba de bajón y él de subidón. Por la hierba y la coca. Y además teníamos whisky y vodka. A mí me encanta ese disco, pero todos los días teníamos una pelea o una bronca. A veces nos evitábamos para no discutir: yo iba al estudio cuando él no estaba y viceversa. Eso no es bueno para la música, pero aun así, es uno de mis discos favoritos. Y me alegro de que lo pudiéramos terminar por encima de discusiones estúpidas.

En cualquier caso, ¿es más fácil o más difícil tener que mantener un proyecto junto a un hermano?

Pues creo que es más fácil. Nos conocemos demasiado bien. Confiamos el uno en el otro. Estuvimos sin hablarnos como nueve años, desde 1998 hasta 2007, y creo que aprendimos mucho de todo ese tiempo. Sobre cómo joder una banda, cómo mantenerla, cómo escribir canciones, sobre lo que se supone que tenemos que hacer.

Jim Reid & William Reid (Londres, 1985). Foto: Michael Putland (Getty Images)
Jim Reid & William Reid (Londres, 1985). Foto: Michael Putland (Getty Images)

Tuvisteis vuestros problemas, todo el mundo lo sabe, y creo que una persona esencial para mediar entre vosotros fue vuestra hermana Linda, Sister Vanilla, ¿no?

Se echó a la espalda todo el bagaje emocional y fue fundamental como intermediaria, sí. Y nos agradece que ahora tengamos una relación más amistosa. Tenemos menos propensión a discutir. Y no bebemos tanto. Creo que Jim no ha bebido en dos años. La última vez que nos liamos a discutir fue porque íbamos los dos borrachos, en el estudio, grabando “Glasgow Eyes”. Una pequeña estupidez se convirtió en una gran estupidez. Todo por el alcohol. Al día siguiente nos dimos la mano, ya sobrios. Es lo que hacemos hoy en día. Hace veinticinco años teníamos una bronca y no lo arreglábamos luego. Todo se pudría. Ahora no. Nos queremos, estamos en una banda juntos, hacemos buena música juntos, así que llegamos a un acuerdo siempre que es posible.

Volviendo a “Psychocandy”, supongo que no esperabais que llegara a ser un disco tan rupturista e influyente, ¿no?

No lo sé. Recuerdo que las críticas eran excelentes, pero creo que nadie pensaba a tan largo plazo. Allá por 1984 y 1985, nos preguntaban en entrevistas dónde nos veíamos en cinco años. Y lo único que acertábamos a contestar es que sería haciendo música, discos. Cuando eres tan joven, ni piensas qué será de ti en cuarenta años, ¿no?

La verdad es que no. ¿Y crees que los principios que os inspiraron, como el do it yourself y la ética punk, siguen siendo válidos hoy en día?

No, creo que no. Cuando tienes veintipocos años tienes más energía, más ansiedad, más angustia, más ira. Pero cuando tienes más de 60 años y eres padre y tienes hipotecas que pagar… todo tu enfoque de la vida es distinto. Tengo 66 años ahora, la mayor parte de mi vida ya ha quedado atrás. Tengo que bajar el ritmo de cara al futuro. Te haces mayor y te das cuenta de que no tienes tanto tiempo por delante. No sé cuántos discos más vamos a poder hacer. O cuántos haremos en los próximos diez años. ¿Estaré vivo en diez años? No lo sé.

“Cuando tienes veintipocos años tienes más energía, más ansiedad, más angustia, más ira. Pero cuando tienes más de 60 años y eres padre y tienes hipotecas que pagar… todo tu enfoque de la vida es distinto. Tengo 66 años ahora, la mayor parte de mi vida ya ha quedado atrás. Tengo que bajar el ritmo de cara al futuro”

William Reid

En 1988 os apropiasteis de ritmos del hip hop en “Sidewalking”, pero la prensa británica ya miraba a Mánchester. En 1992 publicasteis en blanco y negro un valioso disco con texturas electrónicas, como fue “Honey’s Dead”, y tampoco se os hizo mucho caso. ¿Crees que la prensa de vuestro país fue injusta con vosotros después de haberos puesto por las nubes con “Psychocandy” y “Darklands” (blanco y negro, 1987)?

Sí, lo creo. Y especialmente la prensa británica, como dices. Después de nuestros primeros dos discos, seguimos teniendo muy buena prensa en Europa y en Norteamérica, pero Gran Bretaña siempre necesita algo nuevo, siempre. Quema las modas muy rápido. Y nosotros dejamos de estar de moda en los noventa. Es así. Pero está bien si puedes seguir viviendo de la música, y eso es lo que hemos hecho. Por mucho que ya nos pudieran ver como parte del pasado.

¿Y crees que os hubiera ido mejor en otro sello discográfico que no fuera blanco y negro, que era subsidiaria de Warner?

No. Firmamos con ellos porque teníamos control completo. Y tuvimos lo mejor de ambos mundos: la distribución de una multi como Warner y al mismo tiempo teníamos un buen colchón amortiguador con Geoff Travis en blanco y negro. A veces tienes decepciones, desacuerdos sobre qué single publicar, pero nuestro contrato básicamente estipulaba que no podían saltarse nuestras decisiones. Con otras bandas hay discográficas que pueden obligarte a remezclar un disco porque no les guste el acabado final. Y con la ley de su parte. Con nosotros no podían. Era un funcionamiento independiente, básicamente. Y dentro de una corporación grande. Nunca nos sentimos constreñidos. No diría que nos daba igual el éxito, pero tampoco nos obsesionaba. Sacar un disco era como tener un hijo, algo muy puro.

De hecho, un disco como “Stoned & Dethroned” (blanco y negro, 1994), eminentemente acústico, iba completamente a la contra, justo en el clímax del grunge y del rock alternativo mezclado con electrónica.

Sí, supongo que sí, que íbamos a la contra.

William & Jim: ruido con alma. Foto: Mel Butler
William & Jim: ruido con alma. Foto: Mel Butler

Te voy a pedir que me definas en una sola frase, si es posible, a dos personas esenciales en vuestra historia: Alan McGee y Bobby Gillespie.

Bobby fue el ritmo y el pegamento que nos mantuvo unidos. Para mí, un codelincuente, un compañero de crimen. Y McGee, un megalomaníaco.

¿Y un buen amigo aún?

No. No puedo con el tipo.

Pero fue importante para vosotros.

Creo que fuimos probablemente más importantes nosotros para él. Antes de nosotros, vendía 200 copias de cualquier single. Con “Upside Down” vendió las primeras 120 en un día. Solo lo necesitábamos para poner los discos en circulación. No necesitábamos un mánager: somos músicos.

Provenís de unos orígenes socialmente muy humildes. ¿Crees que es una premisa básica para facturar música rupturista?

Tampoco tiene por qué ser así. Bob Dylan, que es el mayor genio como escritor de canciones que el mundo ha visto, es de clase media. Su familia tenía varias tiendas. No creo que importe tanto. No como la música en sí.

“Creo que fuimos probablemente más importantes nosotros para él. Antes de nosotros, Alan McGee vendía 200 copias de cualquier single. Con ‘Upside Down’ vendió las primeras 120 en un día. Solo lo necesitábamos para poner los discos en circulación. No necesitábamos un mánager: somos músicos”

William Reid

¿Crees que el rock está muerto?

Creo que se está convirtiendo en el nuevo jazz, tristemente. Siempre estará ahí, pero no es lo grande que era. No veo que surjan diez grandes bandas de rock cada año, como pasaba antes. Pero no morirá. Como el jazz. Todo es muy distinto ahora. La música no es tan importante para los adolescentes como lo fue para nuestra generación. Para nosotros, era lo único en nuestro corazón. Teníamos que ir a ver en directo a nuestras bandas favoritas porque nunca salían en la tele. O si salían, tenías que estar ante el televisor en ese preciso momento. Ahora lo tienes todo en tu teléfono. Pero también tienes juegos, servicios de streaming, redes sociales, y todo el mundo tiene demasiadas cosas para elegir. Eso le quita pasión. La música era asunto de vida o muerte para Jim y yo. Nos levantábamos poniendo un disco, nos acostábamos poniendo un disco. Teníamos que asegurarnos de que el disco que íbamos a comprar fuera muy bueno, porque apenas teníamos dinero. Es como con las fotografías: en los ochenta y noventa sacabas cinco o seis en un día y más te valía que fueran buenas, tenías que ser selectivo, ahora son miles en un día y da igual.

¿Y qué escuchan tus hijos?

Mi hija es muy emo, le gustan las bandas emo. Y a mi hijo le gusta el rock clásico, muchas de las mismas cosas que me gustan a mí. Creció oyendo a The Cramps y Ramones en el coche. A The Beatles, The Rolling Stones, The Clash, Subway Sect…

¿Hay algún disco vuestro por el que sientas una debilidad especial?

Depende del momento. No suelo escucharlos. Solo a veces, cuando estoy colocado o un poco borracho. Me retrotraen al momento en que los grabamos. Es difícil. Es como tratar de decir a cuál de tus hijos quieres más. ∎

Etiquetas
Compartir

Contenidos relacionados