En la última semana, no he podido dejar de pensar en Moo Deng ni un solo instante. Todas las redes sociales están como yo. Y no es para menos. En serio, ¿cómo dejar de pensar en esto? ¿O en esto? ¿O en esta lección de cómo ser very demure, very mindful? ¿Y en este vídeo en el que la pequeña hipopótama es lo único que quiero hacer yo durante todo el día?
Es normal que las redes usen a Moo Deng para explicar todo lo que nos ocurre o para resignificar viejos mitos cinematográficos. Y es normal porque Moo Deng nos da paz mental… Mientras que el resto de protagonistas de este Haciendo scroll nos la quitan.
Porque, a ver, imagina que eres Nicky Jam. Bueno, imagina que en verdad eres Nick Rivera Caminero pero te haces llamar Nicky Jam. Imagina que has nacido en Massachusetts pero que no puedes evitar ser de pura cepa latina por eso de que tu padre es puertorriqueño y tu madre dominicana. Imagina que tienes una carrera solvente como “cantante, compositor y productor musical colombo-estadounidense de origen puertorriqueño” (o eso dice tu Wikipedia). Y ahora viene lo bueno: imagina que estás tan tarado que, pese a lo evidente de tus orígenes y al sesgo sociocultural de tus seguidores, vas y te haces fan de Trump. Y que, para apoyarle, te plantas la típica gorrita roja de “Make America Great Again” y sales al escenario en el que el aspirante a presidente de Estados Unidos está dando su habitual turra política. Y que, aquí llega el twist final, cuando Trump va a presentarte, lo hace con las siguiente palabras: “Latin music superstar Nicky Jam. Do you know Nicky? She’s hot”. Chimpún.
Este momentazo, debidamente inmortalizado en esta imagen tuitera, tiene a las redes bien agitadas. Porque a nadie se le escapa que a Trump se la pela quién carajo sea Nicky Jam y que solo lo estaba utilizando para ganarse el voto latino. Así que la gente se ha debatido entre el ataque de risa rollo “me tiene dando volteretas” y el desprecio absoluto hacia un artista que ha quedado plenamente retratado y contra el que se han vertido palabras del calado de “me das asco y a la comunidad hispana también nicki jam”.
¿Es feo esto de meterle a Nicky Jam el dedo en la llaga de la vergüenza que tiene que estar pasando? Pues, mira, no. Para nada. Feo está lo de ser latino y apoyar a Trump. No es de extrañar, entonces, que el artista haya borrado todo rastro de apoyo al político en sus redes. Sobre todo porque, visto lo visto, la cosa solo puede ir a peor. Prueba de esto es que Maná (que, a ver, tampoco son santo de mi devoción, pero por lo menos no son trumpistas) han retirado su colaboración con Nicky Jam con un mensaje bien contundente:
En los últimos días, Morrissey se ha dejado caer por redes como quien no quiere la cosa para afirmar que Johnny Marr ha registrado la marca “The Smiths” sin contar con él porque tiene intención de salir de gira con otro cantante que no sea él mismo. Esta acusación se circunscribe a una narrativa que el artista está intentando imponer y que, un poco a rebufo de la reunión de Oasis, vendría a decir que los Smiths no giran porque Marr ha ignorado una oferta que han tenido sobre la mesa.
Pero aquí llega lo gracioso: el bueno de Johnny no tardó en emitir un comunicado oficial en el que explica que, en 2018, alguien intentó registrar el nombre “The Smiths” y que, por eso mismo, y siempre representantes mediante, intentó contactar con Mozz para proteger la marca juntos. Sin embargo, como Morrissey no respondió ni por activa ni por pasiva, al final decidió hacer el registro él solito. Ya en 2024, y por pura buena voluntad, mandó hacer un documento que declarara la tenencia compartida de la marca “The Smiths”… Un documento que, a día de hoy, sigue pendiente de ser firmado por el cantante de la banda. Ah, y un poco con retranca, Marr también cuela la siguiente declaración en el comunicado: “As for the offer to tour, I didn’t ignore the offer - I said no” (“En lo que respecta a la oferta de gira, no la ignoré - Dije que no”).
¿Vuelven Oasis? ¿Los Smiths siguen peleándose? ¿En qué año estamos, en 2024 o en 1997? Para seguir alimentando esta sensación de déjà vu, va The Cure y anuncia que en noviembre lanzará un nuevo disco titulado “Songs Of A Lost World”. Un disco que, por cierto, llegará 16 años después del último hasta la fecha de los de Robert Smith. Lo interesante es que, en tiempos de bocachanclas como los Gallagher o Morrissey, The Cure han decidido encandilar a las redes en voz baja, ya sea realizando el mencionado anuncio con un escueto correo electrónico o con un cartelito en la puerta del pub en el que dieron su primer concierto en 1978. Poco después, carteles más grandes pero igualmente discretos aterrizaron en ciudades como Toronto, Nueva York o Madrid.