2024/ Libros-Pop

Sus mejores páginas no se encuentran en los territorios conocidos, sino en esas otras zonas que con tanta frecuencia se escurren entre los dedos de los biógrafos. Pero es precisamente en esa superficie resbaladiza donde el libro termina encontrando su sostén. En la narración de la intrahistoria de un proletariado musical tan ajeno a un subgénero siempre cegado por el resplandor de artistas que parecen avanzar con el timón bien firme en sus manos. Lejos de esquivar estos puntos negros, Moya termina convirtiéndolos en ejes para sustentar un libro que hila con soltura tantas narraciones que parecen ser la misma sin serlo. Felipe Cabrerizo

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En una labor que ha definido como de cazador-recolector, el autor busca testimonios donde puede. Rara vez consigue salir del terreno de la suposición y esto llega a ser tan relevante como los descubrimientos más tangibles. Los momentos más apasionantes son los que nos invitan a rastrear la presencia de Aramburu como pionero del primer Donosti Sound. Prieto analiza todo lo que se conoce de esa trayectoria ochentera, los cameos musicales de Aramburu en discos ajenos y también de todo lo publicado ya con el nombre de Family, deteniéndose en una exégesis del contenido de cada canción de “Un soplo en el corazón”. David Saavedra

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La fórmula para eludir terrenos hollados consiste en un profundo análisis de lo musical y los hechos desde una doble perspectiva, la del oyente entregado pero no acrítico y la del crítico riguroso pero no desapasionado. Así, Pérez de Ziriza realiza un repaso completo de la cronología de Morrissey con y sin The Smiths, acompañando cada hito con generosas dosis de trasfondo y, claro, añade un estudio de su discografía. La guinda del pastel viene en forma de entrevista con el propio Morrissey, uno de esos golden tickets que rara vez aparecen en la carrera de un periodista. Alex Serrano

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Ese cortocircuito al que se refiere es el que han experimentado cientos de músicos, teóricos y pensadores que han explorado los límites del ruido como vehículo de expresión cultural, político y social. Rosell traza un ruidoso y estridente relato que parte de los primeros experimentos musicales de los futuristas. Es el origen de una historia que se repetirá a partir de ahí con la diferencia de un público que abrazará el ruido como vía de expresión vital, generando poderosas escenas (sub)culturales. Es reveladora y excitante la conexión que establece el autor entre el uso del ruido y el descontento, frustración y rebeldía de las sucesivas generaciones de juventudes. Luis Costa

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Gusta mucho el esfuerzo de su autor por explicar de manera lo más directa y transparente posible un concepto tan complejo e inextricable. Comienza remontándose a 1959, año en el que aparecieron varios discos que ponían en crisis los modelos del bebop y el hard bop sin impugnarlos. Peyrou escribe que estas obras representan el agotamiento de aquellos estilos. Reivindica la importancia en el género de determinados aspectos de la música africana, de ahí su subtítulo, en abierta oposición con la música tradicional africana, menos reivindicativa y de autoafirmación. Quim Casas

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Libros como “Björk. Una constante mutación” no solo ayudan a entender a la figura artística, sino también la forma en que un determinado núcleo poblacional entiende a la artista. Análisis historiográfico más que histórico, vaya. La selección de textos es exquisita, pues funciona como un puzle de polos opuestos que, a la larga, posee un sentido global. Se erige como una obra alejada de clichés o de alimento para biopics, centrándose en un análisis plural que destaca por su trabajo hemerográfico. El acabado de la edición física, además, da gusto tenerlo entre las manos. Marta España

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No es solo un viaje sonoro por los vericuetos de la historia (musical) africana, sino que rastrea el pálpito sociocultural de donde surgen esas músicas aportando para ello un sinfín de referencias y reflexiones de musicólogos, sociólogos, literatos, cineastas y otras personalidades de la cultura africana que nos ayudan a darle a ese estudio el contexto apropiado y todo el valor que esas expresiones artísticas merecen. Aborda múltiples ramificaciones y trenzado a partir de multitud de referencias, con el cual uno no puede dejar de aprender por mucho que a priori conozca el tema. Dr. Decker

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Traza un detallado itinerario por génesis y extensión de una partitura convertida en himno. En realidad, “Hallelujah” nunca tuvo vocación de melodía intergeneracional, pero su arquitectura melódica y una letra compleja y ambigua jugaron a favor. Se centra en ambos músicos para enmarcar sendos recorridos vitales y artísticos, abordando acontecimientos que marcaron las trayectorias de Cohen y Buckley como primordiales símbolos del tema; eso sí, girando siempre en torno a la canción y a su catálogo de versiones, así como a la propia relación entre ellas o a las reacciones que generaron. Salvador Catalán

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El autor no se ha limitado a contarnos lo poco que se sabe de estos dos padres de la música moderna, sino que se ha sumergido en las profundidades históricas, raciales, económicas, sociales e industriales de un género, el blues rural, hasta construir una pequeña enciclopedia que sobrepasa los currículums de ambos artistas para convertirse en un completo repaso a una tradición musical que desembocó en el rock y el pop que todos conocemos. Con un lenguaje directo, exponiendo sus quejas, sus desconfianzas, sus dudas y sus intuiciones constantemente, nos cuenta una historia del blues como nunca la habíamos leído. Ferran Riera

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Analiza cada uno de sus discos con detenimiento, rigor musicológico, perspectiva crítica y emoción. Pero lo mejor de todo es que no se queda ahí, sino que enmarca cada uno de los movimientos del músico británico en la sociedad de su momento o los toma como excusa para trazar en paralelo una historia de Inglaterra, y del planeta Tierra, desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días. De Diego podría haberse quedado en un análisis externo y sesudo, pero rompe a menudo con la seriedad y se introduce en el propio relato, cargándolo de más verdad y cercanía, haciéndolo más emocional. David Saavedra

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Retrato muy bien hilvanado de Alex Chilton, al cual en estas 444 páginas se le pone cronología, contexto y trasfondo. A pesar de que se nos cuenta el tránsito vital de alguien que se pasó buena parte de su existencia subido a una montaña rusa con un pulsioxímetro averiado, el relato avanza coherente y entretenido, cual puzle que va cogiendo forma reforzado con ilustraciones de El Ciento y con abundantes testimonios que despejan interrogantes y nos aclaran por qué el músico estadounidense hizo o no hizo esto y aquello, a veces para su beneficio y otras para lo contrario. Miguel Martínez

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Lo que se narra no es la historia del grunge, sino la biografía del autor. Por supuesto, aparecen los principales personajes conocidos por todos los interesados en el movimiento y, aunque el título pueda despistar, estamos ante una obra autobiográfica. Como ya es marca de la casa en toda su trayectoria musical, Turner prescinde de los artificios a la hora de narrar su peripecia vital. Prefiere centrarse en lo importante, con claridad y con un lenguaje llano. Y en esto ha tenido mucho que ver Adem Tepedelem, periodista freelance encargado de la parte técnica del texto. JuanP Holguera

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¿Cómo no empatizar con George Michael? Prematuramente muerto con solo 53 años. Casi siempre bien intencionado, pero tan dolorosamente humano como para tomar muchas decisiones a destiempo, con escaso sentido de la oportunidad o la proporcionalidad. El músico británico de origen grecochipriota dio un perfil de estrella poco usual, diría que hasta disfuncional. El periodista norteamericano James Gavin (autor, entre otros, de “Deep In A Dream. La larga noche de Chet Baker”, aquí distribuido en 2018) publica “George Michael. Una vida”, traducido por Carmen Ternero, con más de 500 páginas: reparto coral y ánimo crítico, incluso en ocasiones mordaz y ácido. Carlos Pérez de Ziriza

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Supone un genuino compendio de diez años de investigaciones llevadas a cabo por la historiadora y musicóloga norteamericana Judith Tick. La ensayista se centra en los ocho álbumes consagrados al cancionero norteamericano. Para estudiar la vida y la obra de Fitzgerald, la autora ha accedido a muchas fuentes afronorteamericanas que en el pasado habían sido desdeñadas. Este hecho permite tener nuevas perspectivas personales y profesionales de quien sería conocida como “The First Lady Of Jazz”. Tick señala que la vocalista sureña derrumbó cualquier barrera de género, clase o color que conminara a su enclaustramiento. Miquel Queralt

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Es un repaso rítmico a la vida de Alejo Stivel, que se devora en dos patadas. Hay una primera parte centrada en una infancia y adolescencia argentina de lo más atractiva. Después vino el golpe militar y la dictadura. La salida de Alejo fue el exilio. Una escapada oceánica que desemboca en una España que comienza su salida a 40 años de dictadura. En la tercera y última parte, Stivel va desgranando distintos momentos, reflexiones o personajes. También anécdotas con vitola de peligro. Esas cosas se tienen que contar. Javier Corral “Jerry”

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Uno de los puntos fuertes del libro reside en la ambición del narrador al describir el talento que desprende la belleza negra, precisando y contextualizando el impacto histórico de una producción cultural tan relevante. Este conjunto de ensayos alcanza a prominentes figuras de la música y el mundo del espectáculo. Al igual que otras voces, Hanif Abdurraqib coincide en que la tristeza y las atrocidades se esconden y se curvan alrededor de los bordes de la belleza. Ética y estéticamente. Miquel Queralt

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Asistimos a una larga charla de muchas horas, años en realidad, en torno a lo divino y lo humano, conducida por una figura de la máxima confianza de Mitchell. Un diálogo en tres etapas –1973, 1979 y 2012– repleto de revelaciones y reflexiones genuinas, propias de un alma libre; apuntes agudos en torno a la evolución de su arte musical y a su resonancia íntima y pública. Queda la sensación de que Joni Mitchell se ha sentido poco comprendida. Siente que se la ha elogiado más cuando no innovaba. Jordi Bianciotto

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Si en “Retromanía” (2011) Simon Reynolds afirmaba que la música pop dependía cada vez más de la nostalgia y del reciclaje de los sonidos del pasado, su libro más reciente es una especie de volumen complementario. Podríamos definir “Futuromanía” como la aspiración por desentrañar el posible camino “phuturo” (para ser aún más “phuturista”) de la música popular, como reconoce el propio autor. Jesús Rodríguez Lenin

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Se han publicado otros libros sobre ellos, pero este seguramente sea el complemento definitivo porque prescinde de toda retórica para quedarse simplemente con lo mollar y además llega hasta nuestros días. Ellos dos y el recuerdo de su vivencia. Sin más. Al fin y al cabo, los hermanos de East Kilbride nunca fueron gente de dar rodeos. Es revelador, divertido, descarnado. Su atribulada travesía contada de primera mano. Y se devora, a poco que alguna vez hayas tenido algún interés por ellos. Pues eso es lo que ha conseguido el periodista Ben Thompson tras horas de entrevistarlos por separado. Carlos Pérez de Ziriza

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El relato se instala en esa línea tan fina que existe entre las memorias y la autobiografía, en la que conviven los acontecimientos y las fechas con la alegría y el sufrimiento envueltos en autocompasión, hasta alcanzar la catarsis que supone la redención. En lo referente al gobierno de su trabajo, a la toma de decisiones, la intérprete se reprocha la visión que tenía del negocio. La mentalidad de dejarse llevar y permitir que otros asumiesen las directrices sobre su carrera supuso una gran merma de tiempo y de oportunidades. Lo hizo con la colaboración inestimable del escritor y guionista de televisión Vince Waldron en calidad de coautor, aunque su nombre no aparezca en la cubierta de la versión en castellano. Miquel Queralt

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Su narración parece querer elevar una existencia persistente a las hostias del destino. La ironía es un excelente paliativo del dolor y Berenyi la aplica, facilitando así a sus lectores la entrada a esa cueva de la memoria. La testosterona, omnipresente en la industria musical de la época, se lleva capítulos enteros, y Miki realiza el correctivo pertinente. Aunque sería inexacto considerar este libro un mero ajuste de cuentas, dado el amor con que Berenyi rememora el proceso de creación y grabación de las canciones de Lush. Isabel Guerrero

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Uno de los aspectos más positivos de esta novela, al margen de poseer un estilo seco, punzante, abruptamente manchego, conectado con el de sus canciones y tan solo atribuible a su propio artífice, es la concisión. Aquí hay un lenguaje propio que no necesita de las canciones, y puede que el ejercicio de diálogo cruzado al que el albaceteño se ha sometido sea excesivo. Se sostiene por sí sola como una magnética novela que expone un código literario enteramente propio, sin deudas flagrantes, a veces hiriente en su violento grafismo. Carlos Pérez de Ziriza

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Obviamente, la música copa la parcela decisiva de este canon, alimentada en su formación por un plural panel de modelos que salta de Bach a Rush pasando por Public Enemy, y donde la literatura también ocupa lugar privilegiado. En el fondo, esta notable y por momentos densa obra que el autor promete ensanchar en un segundo libro parece asumir un doble rol que aúna el perfil autobiográfico con el ejercicio terapéutico y liberador con el que terminar de restañar heridas. “Un camino a la curación” impulsado por la esperanza de encontrar respuestas. Salvador Catalán

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Barry Adamson se revela como un soberbio narrador de situaciones y fino retratista. Sus ágiles estampas son disparos ejecutados con un arma de precisión. Adamson, un tipo hecho a sí mismo, se muestra egocéntrico pero humilde, con bajas dosis de vanidad, agudo vigía de la miseria humana y con una firme pulsión autodestructiva. Expone sus enredos amorosos, trapicheos o constantes idas y venidas entre Australia y Reino Unido con intención sanadora pero despiadada autocrítica. José Manuel Caturla

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En estas 608 páginas queda retratado el código fustigador, sarcástico y laberíntico que Zappa utilizó. Dotados de una decisiva carga política, un Zappa celoso de su independencia plasmó en ellos una filosofía que luego transformó en arma arrojadiza, tirando con bala contra sagrados convencionalismos, tabúes sexuales, hipócritas censuras e intocables preceptos de un país construido sobre pilares como patriotismo, racismo y religión. Un hito que define no solo el legado de Zappa, sino la impar radiografía crítica de un tiempo y un lugar. El profesor universitario Manuel de la Fuente ya había dejado constancia de su vocación zappiana. Aquí se responsabiliza de edición, introducción y traducción Salvador Catalán

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Entre el prefacio y el apéndice, los agradecimientos, la bibliografía y el segundo apéndice con aclaraciones del traductor, Unsworth se esfuerza en construir un relato cronológico sintetizando las biografías preceptivas de Siouxsie & The Banshees, Bauhaus, The Cure, la saga Nick Cave, Cocteau Twins y The Cramps. También las de quienes, sin encajar de todo en el canon gótico, ayudaron a conjurar su espíritu. La narradora, que interrumpe la acción al inicio de los años noventa, sabe centrar la atención en lo más importante, zanjando lo consabido y proyectando luz donde reina la penumbra. Solo se echa en falta un índice onomástico para licenciar cum laude a “Temporada de brujas” como el Necronomicón de la estirpe quiróptera. La temporada de brujas no ha terminado y pocos torrentes estéticos han dado tan buenos resultados. José Manuel Caturla

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Más que un grupo, El Niño Gusano fue una filigrana. Es “otra cosa” de “otra cosa”, en su sentido coloquial de diferencial, un prodigio sobre un prodigio, porque la calidad del libro va por libre respecto al conjunto musical que lo vehicula: es una carta de amor a un poeta, es una sucesión de anecdotario gozoso porque no hay nada mejor en el mundo que una buena anécdota, es un candil filosófico de hedonismo y contiene multitudes de salidas libertarias por un estilo casi joyceano en desparrame de ingenio y traviesa creatividad. Ojalá todos los grupos del mundo tuvieran a un Perruca (los muy aburridos no) para que construya un Burj Khalifa literario que atraviese las nubes de la desmemoria y el olvido para hacer una obra de arte a partir de sus habitantes: muchos pisos, muchas habitaciones hopperianas y alguna gente sonámbula meando sobre otra pensando que es un cañaveral. Javier Villuendas

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No es un libro para fans de Lawrence. Ni siquiera un libro para fans de la literatura musical. O no solo para ellos. Es para todos, porque su historia es universal. Por su enorme calado humano. Por su brutal despliegue de miserias y del abrumador talante despótico y maniático de su protagonista. Consciente de ello y atraído por esta infame y culta superestrella del indie pop, Will Hodgkinson se decidió a acompañarlo durante un año en sus habituales paseos y deambulaciones por las calles de Londres y de su Birmingham natal. El día a día de un tipo que sobrevive como puede en un piso de protección oficial y que acude al banco regularmente con bolsas reventadas de monedas. Algo así como una novela situacionista y existencialista en ese viaje a ninguna parte que destapa los principales episodios biográficos de Lawrence. Luis Costa

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Una parte importante del libro la ocupa su llegada a la escena universitaria de Olympia. Mientras en Seattle reina el hard rock, allí un punk lo-fi mucho más desenfadado se convierte en el caldo de cultivo perfecto para Bikini Kill. Vemos como comienza su voluntariado con víctimas de abuso sexual y trabaja como stripper para poder pagar sus estudios. Y se recrea en el comienzo casi espontáneo del movimiento riot grrrl, sus claroscuros y contradicciones, y cómo Hanna, identificada involuntariamente como su representante, se vio abrumada por la responsabilidad. Debería ser de lectura obligada tanto por los pasajes que arrojan luz sobre etapas imprescindibles en la música alternativa como para entender cómo se forjó el feminismo de una de las mujeres más determinantes en la lucha por la igualdad en el sector cultural. Laura Pardo

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Largas charlas entre O’Hagan, siempre con las preguntas adecuadas, y Cave, siempre con las respuestas más francas y demoledoras. Impacta la hondura de miras de las conversaciones mantenidas, no solo las relacionadas con la música, sino, especialmente, las abiertas a interpretaciones religiosas, casi filosóficas, indefectiblemente vinculadas a la muerte de su hijo Arthur, de 15 años, en dramáticas circunstancias, factor que sobrevuela muchos momentos de los quince capítulos que forman el tomo. La sinceridad del australiano sorprende por su valentía descarnada para hablar sin tapujos de lo que representa la vida para él ahora mismo. Una lectura que podría vincularse a una confesión morbosa sobre cómo sacar fuerzas de flaqueza ante la adversidad (en cierta manera, lo es). Pero no a la usanza del típico cargante mensaje new age de superación, aunque se asemeje. No, repito. Aunque pueda parecerlo. Sin duda, “Fe, esperanza y carnicería” debería ser un libro referencial para cualquier fan de Nick Cave. No busca la compasión, o quizá sí. Pero con toda la dignidad de una estrella humanizada. Inmenso documento. Imbatible. Santi Carrillo

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