Zac Lawrence, entrega total. Foto: JM Grimaldi
Zac Lawrence, entrega total. Foto: JM Grimaldi

Concierto

DEADLETTER, el nacimiento de algo grande

El joven sexteto británico firmó el sábado, 27 de septiembre, en la sala Lemon Rock de Granada, el último de los cinco conciertos que ha ofrecido en nuestro país este mes. Centrándose en su primer álbum, Hysterical Strength”, a la banda liderada por el carismático Zac Lawrence le bastó una hora exacta para embrujar con su caos ordenado.

Todo en DEADLETTER resulta hipnótico, fascinante, creíble. No inventan nada –diversos retales de la historia del rock se vislumbran con más o menos claridad en su faena–, pero uno convive ante ellos con la permanente sensación de estar asistiendo al nacimiento de algo. De algo real, auténtico, valioso. Algo grande. Y la grandeza huye de la explicitud. “Free Palestine”, dijo escuetamente el cantante Zac Lawrence el sábado en la sala Lemon Rock de Granada, tras la quinta canción, como quien prefiere que toda sugerencia política emane de su forma de ser y estar en el escenario.

Bastó llegar a la segunda canción del concierto, “Mother”, para ver al frontman sin camiseta. Con los espasmos de un Ian Curtis, a quien recuerda incluso en el corte de pelo. Luego, tan fiero y torvo como un Iggy Pop. El último de los cinco conciertos que la banda de Yorkshire ha ofrecido este mes en España –antes pasó por el festival Boga Boga de San Sebastián, el ciclo Noites do Porto de A Coruña, por Santander y por el festival Cranc de Menorca– tuvo mucho de verdad, de ejercicio honesto. Y cumplió con las pretensiones señaladas por el grupo en este mismo medio: un público eufórico ante seis tipos que se vacían durante una hora exacta de actuación. Sin bises ni panfletos. 

Combustión plena. Foto: JM Grimaldi
Combustión plena. Foto: JM Grimaldi

Urgencia sin artificios. El sexteto fue voraz hasta para subir a escena, un ratito antes del horario oficioso que manejaban en el céntrico espacio granadino, que había comenzado la semana con el controvertido paso de Evan Dando y sus The Lemonheads. En cambio, DEADLETTER funcionó como una máquina engrasada para la convulsión. Se nota que vocalista, bajo y batería llevan juntos desde la adolescencia. Eso convierte a la formación en una poderosa fuerza rítmica.

En directo, además, su discurso deviene mucho más orgánico. En la segunda planta del edificio, con cartel de sold out, la apertura mediante “Credit To Treason” evidenció una raigambre de su música anterior al post-punk. El saxo de Nathan Pigott, coloreando la conducción, podía insinuar como un bífido la tradición del surf, el rock de la Costa Oeste y hasta Madness, o los ambientes de unos Morphine. Eran reflexiones de inicio, en una sala en la que se estaba creando una mágica conexión con la liturgia de los músicos, ese plantel que completaban el batería Alfie Husband, el bajista George Ulyott y los guitarristas Will King y Sam Jones.

Por supuesto, el repertorio se centró en “Hysterical Strength” (2024), el ambicioso primer álbum de DEADLETTER tras unos años de singles y EPs brillantes. De ese pasado no tan lejano rescataron “Hero”, con un maravilloso ramalazo Bad Seeds, que en 2022 apareció como cara B del siete pulgadas “Pop Culture Connoisseur”. También, de la misma época, “Madge’s Declaration”, donde mostraron de manera más diáfana la deuda con Talking Heads, el art punk y los movimientos epilépticos. En realidad fue a partir de la tercera, “Bygones”, cuando la gente se puso a botar. Luego, “A Haunting” y “Relieved” actuaron como invitaciones al baile, mientras Lawrence deslizaba un “shall we dance”.

Ceremonia rock. Foto: JM Grimaldi
Ceremonia rock. Foto: JM Grimaldi

El cantante agarró una guitarra acústica en un único momento del show, cuando presentó una pieza nueva, “It Comes Creeping”, en la que el saxofonista se empleó en una segunda percusión. Un trance final exultante. Zac Lawrence pedía calor, invocaba la llama de la feligresía en Granada. Y bajó a buscarla mezclándose entre la muchedumbre, con su fibra tatuada y sudorosa, remarcando fonemas en “More Heat!”. De ahí a la canción que sigue siendo, de largo, su mayor éxito hasta la fecha, ese “Binge” que encendió a la audiencia con las síncopas del post-punk más rítmico, entre Gang Of Four y LCD Soundsystem.

Cogieron aire como pudieron a través de una falsa balada como “Deus Ex Machina”, que devolvió el vendaval en su segunda parte. Lo más frío de la experiencia fue escuchar que iban a tocar dos más. Más de uno sospechó que, como sucede a menudo, el líder miente. Pero no. La sinceridad y la ausencia de imposturas marcan definitivamente el carácter de DEADLETTER. Lawrence dejaba, eso sí, una de las imágenes de la noche al golpear una pandereta a compás en una tubería del techo en “Mere Mortal”. Solo dijo una palabra en español, “adiooooosss”, después de “It Flies”. Y nos quedamos con la convicción de haber presenciado algo importante. Quizá en la próxima visita resulte imposible disfrutarlos tan de cerca. ∎

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