Entrevista - Selfi

Karlos Osinaga (Lisabö): “La política es del pueblo, no del capital”

El grupo irundarra Lisabö no se prodiga mucho en directo, por eso sus conciertos –al igual que sus discos, siempre excepcionales– son citas especiales a las que conviene asistir. Esta semana van a actuar en Valencia (6), Barcelona (7) y Madrid (8), con la sacudida de su último álbum de estudio Lorategi izoztuan hezur huts bilakatu arte” (2023) todavía latente en nuestra memoria auditiva. Karlos Osinaga, “Txap”, guitarra y cantante de esta imprescindible formación post-core, se muestra más que generoso en sus respuestas a nuestro cuestionario selfi.

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Como artista, ¿os importa que los fans os pidan una foto si os ven en el aeropuerto o en un restaurante?

Pocos aeropuertos pisamos, la verdad; somos de furgoneta. Si el camino es largo sí que paramos en algún restaurante, pero esto de las fotos es totalmente excepcional, casi nulo. Rara vez sucede fuera del contexto de un concierto, donde tampoco abunda, y lejos de importarnos lo recibimos de buen gusto. Nos pasó una vez en Madrid, a la mañana siguiente de un concierto, al salir del hotel, cuando después de desayunar aún entretenidos haciendo el Charlot y antes de coger la furgoneta unos chicos muy majos nos reconocieron bajo nuestros disfraces. Fue pintoresco, digamos. Esa foto nunca la vimos. Quizá mejor. No por ellos, obviamente. Eran muy majos. En otra ocasión me pidieron una foto en la cola de una charcutería donde aguardaba a comprar algo de queso. Él era el padre de un chico al que “le gustaba mucho el grupo” (al hijo, él confesó que ni de palo, lo cual aplaudí). Fue algo raro de cara al resto de gente presente, porque luego hubo que esperar un rato hasta que tocara el 36, pero se superó la prueba con cierta solvencia. Creo que no hay más casos así, fuera de contexto. Al menos que recuerde así al bote y pronto.

Y como fan, ¿os habéis fotografiado alguna vez con alguien? Si es que no, ¿con quién os gustaría tener una?

¡¡Sí!! No sin pasar a veces algo de vergüenza, pero yo desde luego lo he hecho; todos en la banda, diría. Está bien hacerlo. Tener un recuerdo de alguien que te ha marcado o influido en alguna faceta, o de alguien a quien quieres o admiras, de quien has aprendido, creo que está guay. Si la foto es un recuerdo y no un archivo… hay que hacerla. El recuerdo es importante en la vida. Lo evocador y lo emotivo es importante. Hay que recordar.

¿Cuál es el último objeto cultural (disco, libro, película, cómic) que has comprado para ti, y cuál el que has comprado para otra persona... si es que compras aún?

El último libro que he regalado es “CODA”, el segundo libro que ha publicado, recientemente, nuestro gran amigo (y mejor persona) Borja Iglesias. No el jugador de fútbol, que también parece majo, sino el guitarrista de Inoren Ero Ni, grandiosa banda, que también habita en Bidehuts. La última peli que vi –me he ausentado de los cines últimamente– fue el documental que ha hecho, cocinado a fuego lento, Pablo Gil Rituerto: “La marsellesa de los borrachos”. Una auténtica joya que espero que no se quede enterrada, porque además de bella es necesaria de ver siempre, pero más en estos tiempos.

¿Facebook, Twitter, Instagram, TikTok o ninguno?

Yo no uso, la verdad. Pereza máxima a la droga. Bueno... ¡miento! Me estoy dando cuenta de que hice uno para ver un concierto hace cuatro años y luego, aún ahora, lo uso esporádicamente para mirar recetas y así (dijo el cocinero). También para ver a un italiano que repara coches con hortalizas, imanes y cinta de carrocero, aunque también he visto cosas interesantes. Pero quitado el evidente potencial y brutal lado práctico de estas herramientas, todas ellas me dan un poco para atrás por razones obvias aburridas de explicar, mejor dicho de leer, por obvias. Algunas más que otras.

¿Hay alguna canción que te recuerde a tus padres?

Pues... me viene a la cabeza una mítica, una que cuando éramos chavales escuchábamos mucho en el coche, y que la teníamos grabada en un casete, de la radio. Era una canción mítica, de los míticos Oskorri. “Furra furra”. Es una canción muy alegre, aunque de irónica letra, y quizá por ello más alegre aún. Ya desde el inicio se convirtió en un clásico, y hoy por hoy aún sobrevive con mucha dignidad. A mí me recuerda mucho al aita, a mi hermano y a toda la familia, a los cuatro, y eso es muy agradable.

¿Y alguna música que ya no escuches más porque la has quemado o gastado?

Cientos de discos y casetes que no han sobrevivido, tal y como sugieres, más que por su calidad por la paliza que les habré dado, metiéndoles vuelta y vuelta. Hubo un tiempo en que me enemisté con unos cuantos –discos y bandas– aunque fue solo porque necesitaba tiempo. Era yo, no eran elles. Hoy por hoy somos buenos amigues de nuevo. No hay que olvidar de dónde venimos. Como dice nuestro gran amigo Axi… “¡Qué! ¿Ahora venimos todos de Fugazi? ¡También venimos de Potato!”.

Aparte de músico, ¿qué otros empleos u ocupaciones has tenido?

Antes de conseguir dinero para pagar mi alquiler trabajando como técnico de sonido grabando discos, trabajé con mi aita. Mi aita tenía un pequeño taller de vidriera artística, y allí hacía vidrieras emplomadas, básicamente. Me gustaba mucho aquel trabajo, y algo aprendí en aquellos años. En su momento tuve dudas de por dónde continuar. Entre otras, una de las cosas que me decantó por este otro camino fue que consideraba que él trabajaba muchas horas. Creo que no acerté.

¿Por quién te cambiarías, si es que te cambiarías por alguien?

Por cualquier buen hombre o mujer.

¿Eres feliz? ¿Podrías recordar los tres momentos en los que crees haber sido más feliz en tu vida?

Ufff... Difícil responder a ciertas preguntas sin ligereza, sobre todo cuando las preguntas –sus respuestas, quiero decir– conllevan contenidos profundos, y difícil, por el camino, no caer en ambigüedades. Solo se me ocurre, al hilo de lo que comentas, una pequeña reflexión, si cabe. La felicidad, además de ser un concepto relativo, ya muy viciado y sujeto a un contexto sociocultural y personal estrechamente unido al pensamiento crítico del individuo, desarrollado o experimentado en cada momento, va a depender, más allá de la latitud que nos toca, también y obviamente de cada momento puntual y de una serie de factores y enfoques. Entendería que parezca que no digo nada, pero, como diría el gran Rafael Berrio, yo ya me entiendo. Esta hoy casi necesidad imperiosa por el no-sufrimiento, por huir de la realidad en casi ansia de la no-verdad, nos hace obsesionarnos por esa “felicidad” de un modo antinatural, en direcciones erróneas a menudo y a cualquier precio. Cuando esa búsqueda de la felicidad, lógica, sucedía en los primeros años de la vida, al menos en un tiempo, se entendía como natural e instintiva. Hoy por hoy a menudo creo que nace o se inculca muy artificialmente y ya hasta viene casi preinstalada, a la fuerza, como una imposición, una obligación, y no se desarrolla de un modo natural o instintivo, sino significando otra manera de casi-anulación del individuo, pues transforma en negación del mismo cualquier resultado de no éxito, de no consecución. No está fácil, no. Volviendo a la pregunta... esos tres momentos... los recuerdo a futuro. La felicidad será cuando esta no se mida por el bienestar o ventaja del individuo, sino por el bienestar común o por la equidad entre todas y todos. La felicidad será que no se utilicen medios de propaganda y manipulacion para por medio de la sangre imponer un sistema económico y social, bajo otras excusas, que nadie se atreve a contradecir o frenar por miedo a represalias, aunque hubiera, por ejemplo, un genocidio de por medio. La felicidad será que la gente más desfavorecida no siga siéndolo –tan desfavorecida– y pueda restablecer su dignidad sin seguir a merced de gente mezquina que negocia con sus vidas sin elles saberlo. Sin, en el intento, parecer que estuvieran mendigando algo que no fuera su derecho más absoluto. Sin arrastrarse por derechos básicos, sobre todo los arrebatados en otras latitudes más desfavorecidas, y los que poco a poco en retroceso nos arrebatan por aquí, más cerca. Esos serían los tres momentos realmente felices en mi vida.

¿Qué pregunta querrías que te hicieran y nunca te han hecho?

De momento con esta sesión vamos bien servidos ;-) Aunque creo que al final voy respondiendo lo que me viene a la cabeza. Ya lo siento. Creo que las preguntas me las voy haciendo yo todas, en el fondo.

¿Cómo te definirías ideológicamente?

Los autodefinidos no me atraían mucho... Probablemente menos abierto de mente de como creo ser o digo verme. Más allá de esto, me consideraría una persona, eso sí, de clase obrera. Un trabajador política y socialmente comprometido aunque bastante menos de lo que quisiera. De pensamiento crítico, normalmente en revisión y renovación, aunque menor de la necesaria. Uno de los grandes triunfos del capitalismo, sin duda, es tenernos bien ocupados para así no poder apenas dar muchos pasos. Sigo sin descubrir nada, como verás.

Un motivo para creer (todavía) en los políticos.

Es triste la distancia que hay entre los políticos y la política en sí. La política –que debería ser aún el pasaporte para poder salvarnos, para aún poder organizarnos debidamente en nuestros modos de vida, mejorarlos en pos de una mejor justicia, equilibrio y equidad– poco tiene que ver en la praxis con los conductores de esta, con los políticos así llamados, que terminan siendo en su mayoría una serie de personajes, gestores mediocres que no han dejado paso a las personas que probablemente están realmente capacitadas (razones obvias). La gestión política se utiliza para todo lo contrario. Porque esa gestión política, excepto pequeños reductos más locales, no está en manos del pueblo sino del capital, y a través de una barata escenificación se crea una representación, por lo general grotesca, que se parece más a un plató de televisión casposa que a una asamblea de personas sabias. Solo ciertos movimientos –aún crecientes, que por fortuna van absoluta y necesariamente unidos a la lucha feminista y a la lucha contra el racismo y la xenofobia, y que a su vez entroncan con la lucha de clases– pueden recuperar y rearrancar un motor que a veces parece casi parado, de un pueblo al que se le va ahogando, apretando, como si de una prueba de resistencia de materiales se tratara. La salida, está claro, no está en los discursos populistas de ultraderecha que tanto ahondan en barrios castigados (etc.), sino en recuperar la conciencia social, sobre todo en las trabajadoras y trabajadores, en volver a tomar conciencia valiente y determinada. Podremos ser pobres, pero eso no nos debe convertir en gilipollas. La política es del pueblo, no del capital. Ahí está el error, y la única forma de dignificar el término es recuperar el control, eliminar la anestesia que nos debilita y nos separa y enfrenta. Retomar conciencia y poco a poco recuperar terreno. Ese es el camino y debería ser absolutamente infalible, sin abandonar la divergencia y la diferencia, pero teniendo claro que este debe ser el camino.

¿La canción que te gustaría que sonase en tu funeral?

¿Esto es como el programa aquel de Canal+, que lo grababan con la gente aún viva y que se emitía cuando murieran? Rollo testamento... Bueno, me lo voy a pensar y ya os contaré. Algo divertido. Nada de “Agur Jesusen ama”. Cero dramas. Algo tipo second line, como diría un compadre mío. Vi imágenes del funeral de Shane MacGowan y me pareció brutal. Tan merecido... Shane MacGowan era un enorme. Un calavera. Pero era un enorme.

¿Cómo te ves y dónde dentro de 20 años?

Yo no sé si llego ya, tú. Sin ánimo de ser agorero, creo que ya habremos pasado por la anterior pregunta, por la canción divertida. Pero de ser así, de llegar, cualquier disciplina entre la calma y el delirio me parecerá apetecible y aceptable.

¿Te buscas a ti mismo en Google alguna vez?

Hace años puse una alarma en Google, cuando supe que se podían poner esas cosas. Es de lo primero que se me ocurrió poner. Al tiempo, pensando en ello, me dio vergüenza. Aunque tardé, lo quité al poco. “Para hacer el ridículo no hace falta público”, pensé.

¿Qué titular con clickbait te gustaría protagonizar?

He tenido que buscar lo que era. Claro… click, bait… ¡Qué lento! No me ha gustado la cosa. Me aburre eso.

¿Qué plato podrías cocinar ahora mismo con lo que tienes en la nevera?

Hoy está fácil, acabo de hacer compra. Pero luego quiero hacer algo que se puede hacer en cualquier momento, cualquier día prácticamente. Para honrar mis raíces italianas, prepararé unos spaghetti aglio e olio, pero de un modo muy interesante que vi el otro día; a ver... aglio, olio, peperoncino, parmigiano, buena pasta… simple pero sabroso. No puede fallar jamás. A ver con esta nueva fórmula cómo resulta. Esta semana ha hecho frío y ha habido mucha legumbre, pero hoy descansaremos.

¿De qué canción te gustaría hacer una versión que aún no hayas hecho?

No somos hábiles en esas batallas. Tenemos que entrenar más. Estaría bien hacer una versión de Pirritx, Porrotx eta Marimotots. No lo digo en broma. Son admirables. Son amor. Lo dan todo y más. Buena gente.

¿Con qué otro artista, de la disciplina que sea, te gustaría colaborar que aún no lo hayas hecho? ¿Por qué?

Hay mucha gente que admiras y con la que a veces imaginas hacer cosas, pero la viabilidad, siendo realistas, a menudo es complicada, por muchos motivos. Por ilusión o por admiración… pues con mucha gente, y no solo por una cuestión musical, sino por una cuestión también de vanidad. Si no, es difícil entender el sentido. Sería como un matrimonio de conveniencia. No sé para qué serviría eso. Ojalá surgiera la oportunidad de algún día volver a hacer otro disco de colaboraciones como aquel que hicimos hace 20 años, en 2005.

¿Qué aparece en la última foto que tienes guardada en el carrete?

Aparece la marca del paquete, sin abrir, de un cable que he comprado en un bazar. Marca: ExtraCalidad (casualmente, no funciona. Tambien ponía “CALIDAD GARANTIZADA”. ¡Mala suerte, oiga!).

¿Cuál es la última app que te has descargado?

Árabe para principiantes. (Arabic For Beginners).

Si tu próximo disco se llamara como tu último mensaje de WhatsApp, ¿cómo se titularía?

Es mensaje de Telegram. Mi WhatsApp esta un poco en la UVI. El mensaje es un titular de un canal de noticias. Dice: “El primer ministro israeli, Benjamin Netanyahu, ha defendido el uso del saludo fascista por parte de Elon Musk en un mitin a favor de Trump, al que ha calificado de ‘gran amigo’ de Israel”. Ufff... No lo veo como título, la verdad. Largo y deja como... olor a cerrado. Y como final de entrevista se me queda como algo desolador y triste. Casualidad, también. Creo que mejor terminar con un clásico pero muy sincero “hasta pronto y, como siempre, ¡muchas gracias!”. ∎

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