Con intención de cepillar a contrapelo nuestro momento vital, ha aparecido “DUELO” (Estudio Mazmorra, 2023). Trece temas concebidos e hilados entre sí para escuchar del tirón, como se hacía antes. Y quizá en un futuro porque (esto debería saberlo el imperio de la inmediatez y la cultura del snack en forma de playlist), desde la cima del Coliseo, Roma también parecía eterna y al final solo hicieron falta un puñado de vándalos que esta vez vienen armados de voz, guitarra, bajo y batería.
Vale, puede que Eric Sueiro (voz y guitarras), Joan Morera (guitarras y sintes), Josep Peris (bajo y trompeta) y Marc López (batería) –los cuatro componentes de Medalla– no se hayan propuesto dinamitarlo todo. Pero hacer a estas alturas, cuarto de siglo, un disco conceptual se parece bastante a una declaración de intenciones. Autoeditado, “DUELO” trata de hacer algo muy difícil: acompañarnos en el que puede que no sea nuestro momento más boyante en un mundo que nos demanda constantemente la mejor versión de nosotros mismos. Y lo consigue al mismo tiempo que nuestra escucha va prestando atención, moneda cara, y sumergiéndose en las distintas etapas emocionales que pone el álbum sobre la mesa. “Saldremos mejores”, dijo alguien en la pandemia. Lo cierto es que ya es mucho salir arropado de cuarenta minutos de música. A nuestra cita van viniendo uno a uno, los cuatro. Todo parece funcionar en Medalla. Y uno cree intuir la primera clave.
Os veo bromear entre vosotros y me transmitís que aquí hay un grupo de amigos en un buen momento creativo. Y eso que el ritmo de producción es alto.
Eric: Creo que tenemos una filosofía de trabajo de no repetirnos mucho. Grabamos un disco y no tocamos esas canciones hasta que se presentan. Tenemos claro que el proceso creativo no se acaba en un momento determinado. Desde que grabas hasta que sale el disco pueden pasar tres meses y el local lo tienes pagado. Si te mola tocar no dejas de hacerlo.
Josep: Hay un compromiso entre nosotros que implica, por ejemplo, preparar temas en casa o llegar un poquito antes al ensayo.
Joan: Es una cosa conjunta, donde no pueden estar tirando tres de otro. Esto se hunde si no tira todo el mundo.
Eric: Venimos de haber tocado en otras bandas y aquí tenemos claro que tenemos que tener comunicación y que el hecho de que no haya un éxito comercial equis o que no se cumplan equis expectativas no es un impedimento para seguir creando.
Parece que en la música, como en otros aspectos de la vida, o lo petas o parece que no estás haciendo nada.
Eric: La industria te empuja a que haya inmediatez del éxito. Para mí es un arma de doble filo. Si hubiera sido un petardazo el primer disco, ¿qué estaríamos haciendo ahora?
Marc: Hay presión para los grupos. O lo consigues a un año vista o a otra cosa. También influye que las plataformas digitales incitan a eso, a cambiar de canción.
Joan: Pero y si más tarde lo consigues, ¿qué? Luego, dos años después, ¿dónde estás? Los grupos que más escucho son los que tienen una carrera. Lo bueno es que, para nosotros, petarlo tampoco es la intención.
Eric: Si no, no haríamos canciones largas.
Josep: Ni un elepé con temática conceptual con guitarras ahora.
¿Por qué un álbum como “DUELO”?
Eric: Es un disco que te pide que te tomes las cosas con calma, que abraces tus emociones, que te escuches. En nosotros nunca va la letra y la música por separado. Hay cosas, por ejemplo, que Marc hace con la batería por una palabra que se dice en la estrofa. La idea de que el duelo fuera el hilo conductor viene de hacerse mayor y mirar un poco hacia dentro. Esto nos ha motivado para probar diferentes registros. La idea fuerza es el duelo y lo que orbita alrededor: la tristeza, la ansiedad, el vacío existencial, la aceptación, la decepción. Pero el disco no está construido como si fuera el índice de un libro. Forma parte del duelo en sí mismo ese no saber en qué punto estás.
¿De qué situaciones personales ha salido el disco?
Eric: El tema que da nombre al álbum es una carta a un amigo nuestro cuya madre falleció. La canción salió primero como una balada con guitarra española y después contribuimos todos para que no se quedara en algo solo intimista. Es el tema que vertebra el mensaje del disco. Por eso es importante que esté al final. Y “DARDO” está dedicada a un perro que nos atropellaron. Ese era su nombre.
Sé que es un tópico, pero os quiero preguntar si había algún disco que estuviera presente en la gestación del trabajo.
Eric: “Quique dibuja la tristeza”, de Los Hermanos Cubero. Es precioso y me destrozó. Las letras me movieron muchísimo. No es que lo tuviera como referente para escribir, pero sí estaba detrás de la cabeza, como un fantasma.
La canción “ABANDONARSE A LA TRISTEZA” casi parece resumir de qué va el disco.
Eric: Sí, “abrazar el fracaso te hará libre” es bastante aclaratorio. No hay que quedarse con el título, la canción es más que eso. El escenario en que se sitúan las canciones es en el plano emocional en el que estás en un momento muy bajo, pero la intención es buscar la luz partiendo de esa base. La clave está en ser sincero sobre cómo te sientes. La base instrumental también aporta al concepto de que te estás abandonado a la tristeza.
Joan: Además, el estribillo dice que te hará libre, te hará crecer, que son adjetivos bastante positivos. Es como “ríndete a la mierda porque habrá luz”.
¿Esta sociedad obliga a esconder la tristeza?
Josep: Sí, somos mucho de fingir y de no contar cómo estás. Siempre somos los mejores en el trabajo en LinkedIn, el más sociable en Instagram.
Joan: El más guapo en Tinder.
Marc: Es la época de tener muchas caras, y cuando llegas a casa te las quitas.
“HIMNO PARA LA DERROTA” recuerda que parece que hay que ganar todo el tiempo, superarse.
Josep: Es como que todo tiene que ser una oportunidad. Pero será una oportunidad si lo eliges tú. Como lo de salir de tu zona de confort. Es agotador vivir así.
Por momentos, este disco es como la voz de un amigo que te dice “llora, sácalo”.
Eric: Entre hombres es poco común.
Joan: Uno de mis amigos murió durante la creación del álbum. Nos conocemos desde los 14 años. Nuestra relación y la manera en que nos comunicamos ha cambiado mucho. El disco cobra ese sentido, el de abrirse y poder decir que estás mal. Para mí tiene ese significado añadido. Que se supone que somos personas más o menos deconstruidas, mileniales, pero nadie en quince años había dicho en grupo que no estaba bien. Es algo que nos cuesta mucho incluso con personas cercanas. Yo creo que la música, y especialmente la tralla, es la vertiente para vomitar cosas que te da vergüenza compartir de otro modo.
Eric: Para mí, el disco tiene un alto componente de catarsis.
Suena como muy de esta época.
Eric: Para mí, la sensación dominante en la sociedad es la ansiedad. Yo tenía la sensación de que íbamos en contra del momento. Es como que todo tiene que ser un poco Mr. Wonderful. Todo el mundo está llenando pabellones, vendiendo muchas entradas y es colega de todos. Hay que liberarse de los likes y las visualizaciones. Para nosotros, tiene mucho más valor que una persona se tome su tiempo para escribirnos diciendo que le ha gustado una canción que el número de reproducciones que tenga esta. A lo mejor hoy eso último tiene valor, pero ¿dentro de diez años? Yo me quedaré con que hemos hecho canciones que han conectado con la gente.
¿Por qué defenderíais que “DUELO” no es derrotista?
Eric: Porque no ahonda en que no hay nada que hacer. Lo importante del mensaje del disco es que no siempre se gana y, cuando se pierde, no pasa nada. No pasa nada porque estés mal. Darte cuenta de que la presión viene de tu entorno o de ti mismo es liberador. Es como estar en un momento muy presionado en el que un día petas, paras y dices “¿qué estoy haciendo?”. Eso sería una derrota en el sistema capitalista, como si el engranaje de esa máquina ya no funcionase. En cambio, es un punto de reinicio. Si esa derrota te ayuda a ser mejor persona, para mí es lo que da valor a que estemos aquí. Y creo que la música empuja a que no te quedes en la mierda. ∎