Vía Zoom establecemos comunicación con Almería para conversar con los cuatro componentes de palmeras negras. Teniendo en cuenta su sonido, a medio camino entre Godspeed You! Black Emperor, Slint, Migala o Manta Ray, lo primero que sorprende es su juventud. Tres de ellos –Jesús Barrau (guitarra, voces y sintetizadores), Diego García (bajo) y Jesús Torres “Xexu” (guitarra)– andan en los primeros veinte. Y el mayor, Víctor Gutiérrez (batería), aún no ha alcanzado la treintena.
Su primer disco largo, “s/t” (Aloud Music, 2024), es uno de los debuts más interesantes de los publicados el año pasado en España y su propuesta gana enteros en la traslación al directo. Pese a las dificultades, esperamos que la calidad se imponga y pueden presentar sus canciones mucho más allá de Almería, la ciudad donde residen y que parece servirles de inspiración en buena parte de su música. Teniendo en cuenta sus respuestas en el texto que viene a continuación, ese influjo se ejerce de un modo más profundo del que quizá ellos mismos sean conscientes. Este miércoles, 29 de enero, estarán presentando el álbum en la sala Wurlitzer Ballroom de Madrid.
Lo primero que quería preguntaros es el porqué del nombre del grupo.
Jesús: Las palmeras son algo muy autóctono de aquí, de Almería, es algo que existe aquí y que son inevitables. Pero es que además de que son malas, porque es una especie invasora, realmente aquí no debería haber palmeras. Cuando se piensa en ellas normalmente se asocia a vacaciones, a las Bahamas y estar a gusto tomándote un coco, ¿no? Piensas en palmeras y piensas en algo bueno, pero nuestra música se ve muy influenciada por la dualidad que Almería representa para nosotros, lo poco que nos gusta y lo mucho que le gusta al resto de la gente. Entonces era una forma... palmeras negras es como... Yo estaba una vez patinando en el skatepark que tenemos en la playa y cuando se pone el sol las palmeras las ves a contraluz, las ves negras, y el nombre viene de ahí. Viene simplemente de ver palmeras a contraluz. Pero me convenció porque era un elemento muy simbólico de aquí, un elemento que la gente asocia con algo bueno y nosotros asociamos con algo malo. Creo que todos aquí odiamos las palmeras, realmente.
Diego: Las asocias con el PP y el Real Madrid. Las palmeras en Roquetas de Mar se usaron para blanquear dinero. Y en Almería igual. Aquí no debería haber ninguna. Cada vez que hay viento, no pocas veces, se caen una o dos porque no están bien agarradas al suelo. Es un elemento que la gente asocia a lo bueno y nosotros asociamos un poco a todo lo malo que hay aquí.
Desde fuera parece que tiene también bastante que ver con el sonido que estáis desarrollando y que en origen viene de sitios bastante más oscuros, con un clima totalmente diferente. Estoy pensando en bandas que pueden ser referentes vuestros como Godspeed You! Black Emperor, con el frío de Canadá. O con Slint, en esas zonas rurales también de Norteamérica que han usado la música como vía de escape de un entorno hostil. ¿Es también vuestro caso utilizar la música como vía de escape a la realidad que vivís en vuestro día a día en Almería?
Jesús: En cierta parte, sí.
Xexu: Totalmente. Pero porque se ve esta provincia como una cosa muy luminosa y como una cosa que se relaciona mucho con el turismo, con el jolgorio y con los períodos vacacionales. Y realmente cuando empiezan a entrar los meses de octubre hasta marzo es una provincia absolutamente desolada. También las vacaciones la gente las hace en las zonas más costeras, que son las que están como más cuidadas institucionalmente. Y luego, cuando te metes en la ciudad, está todo un poco dejado, y nosotros lo que vemos es la ciudad a lo largo del año. Al final es un poco un escaparate, pero ya en otoño las playas están desoladas. Esos sitios que mencionas tienen climas más opresivos, por así decirlo, pero al final el contexto cultural y social de esta provincia también es bastante deprimente.
Diego: Casi todo lo que escuchamos son bandas extranjeras que aquí ni llegan. O sea, que son bandas que a lo mejor dan un concierto cada año en España. Por esto decimos que le debemos todo a internet y también que todas las movidas que tenemos en la mente y por las que hacemos este tipo de música también son por culpa de internet.
El proyecto empezó como algo unipersonal. Luego fuisteis un trío, después quinteto y ahora sois cuarteto. ¿Por qué este constante cambio de integrantes?
Jesús: Fuimos cinco porque después de grabar el disco nos dimos cuenta de que necesitábamos más gente, y ahora somos cuatro de nuevo.
Diego: Simplemente pensábamos que íbamos a poder abarcarlo y pensábamos que iba a ser más sencillo. Y al final es como tener una relación poliamorosa con cuatro personas y luego con cinco, y es todo mucho más complejo de lo que se planteaba al principio.
Jesús: Ojalá fuésemos nueve o diez. Nos encantan los grupos que son diez personas.
Diego: Al final tienes que poner de acuerdo cinco personas para todo. Para quedar, para tocar, para complementarse. Encima, la quinta persona se tiene que meter en el proyecto cuando ya nosotros tenemos todo avanzado, y eso es complicado. Al final decidimos seguir haciéndolo como sabemos y trabajar con lo que tenemos.
Jesús: Ojalá fuésemos quince, pero a ver quién nos llevaba de bolo. Si ya no entramos cuatro en los escenarios.
¿Y por qué esa necesidad de ir sumando miembros?
Diego: Por la secuencia, más bien. Si escuchas el disco, y siempre en nuestros conciertos, hay muchos elementos sonando. Y empezamos a pensar que esos elementos cada vez tenían que separarse un poco más del ordenador y que los tocara una persona. Lo intentamos, no cuajó y estamos intentando hacerlo nosotros intentando separarnos de la secuencia.
Jesús: Yo estoy tocando la guitarra y el teclado, o sea, estoy cantando y a la vez estoy tocando dos acordes, tocando el teclado, poniendo la guitarra. Diego tiene un sampler, va tocando el bajo y tirando samples… Entonces, claro, ojalá… Pero al final si somos cuatro y es complicado, imagínate cinco o seis. No sé cómo lo hacen estas bandas gigantescas, no sé cómo lo hacen Godspeed para ponerse de acuerdo.
Yo creo que renunciando a ser un grupo en el sentido democrático.
Jesús: Pero todo el mundo tiene sentimientos, es que ese es el problema.
Diego: Claro, ese es el problema, que no puede arrancarse el factor humano a una persona.
Pero puedes dirigirlo, como Michael Gira, por ejemplo.
Jesús: Pero es que Michael Gira es Michael Gira.
Xexu: Claro. Es que también, si hablamos de grandes figuras que hacen un montón de cosas y que son como eminencias, al final funcionan un poco así. Pero en la vida real tú juntas varias personas y cada uno es de su padre y de su madre. Y cada uno tiene unas condiciones y hay que ponerse de acuerdo siempre.
Escuchando el disco me da la sensación de que por un lado está todo muy trabajado en el local de ensayo, pero también parece que las canciones están muy pensadas antes de llegar a esto, que las estructuras están ya definidas de antes.
Diego: En realidad ha sido al revés.
Jesús: Yo creo que muy pocas canciones se han quedado con la estructura original, por no decir ninguna.
Víctor: Hay canciones que las hace un integrante y la lleva ya estructurada y luego sufre ciertos cambios. Otras que surgen, como también ha pasado aquí y están en el disco, que surgieron íntegramente en el local. Creo que eran diez canciones las que teníamos guardadas para el disco y se quedaron seis.
Diego: Iban a ser siete y al final seis.
Jesús: También es verdad que ha habido una metamorfosis de lo que nosotros llevábamos en el local a lo que grabamos y a lo que yo metí mano en la producción y destrocé.
Estábamos comentando que es un disco de seis canciones, pero en realidad cada canción podría ser varias, porque tienen un montón de partes. El hecho de que tengáis tantas partes en cada canción ¿es un reflejo de los gustos que tenéis cada uno por separado o es un reflejo de los gustos que tenéis en común?
Jesús: Las dos cosas, realmente.
Diego: Sí, yo creo que es un poco colectivizar lo individual. Es un reflejo de nuestro cerebro, que está roto. Necesitamos estímulos todo el rato y cambiar y volver y entrar y salir.
Xexu: Yo creo que es lo que nos sale natural.
Jesús: Pero nunca hemos hecho el ejercicio de plantear “vamos a hacer una canción que tenga todos estos cambios y que cambie de género tres veces”. Simplemente hacemos música y lo que resulta es así.
A mí eso me indica que tiene que haber mucho trasiego de discos y de recomendaciones entre vosotros.
Jesús: Uy, sí, totalmente.
¿Sois muy eclécticos?
Víctor: Sí. Ellos quizá más que yo. Yo estoy un poco más estancado en lo mío. Yo soy más setentero. Ellos son mucho más modernos que yo a nivel de gustos musicales.
Parece que huís del formato de canción pop. ¿Esto es algo premeditado o estáis abiertos a que realmente surja en cualquier momento una canción con una estructura mucho más estándar?
Diego: Joder, yo pensaba que éramos superpop. Nos gusta mucho hacer cosas locas, pero que tengan algo que te enganche. O sea, veo que la melodía de las canciones y todo el contenido armónico es muy pop, pero luego es verdad que las estructuras sí que son un poquito más progresivas, por decirlo de algún modo.
Os quería preguntar también cómo ha sido el proceso de grabación. ¿Ha sido similar al del EP anterior, “ya no queda nada donde lo dejé” (2022), o ha diferido bastante?
Diego: Hemos estado en un espacio distinto, hemos grabado en una nave industrial. Eso yo creo que es lo más importante.
Jesús: Yo he trabajado también en un lugar parecido al de aquello, que es básicamente mi habitación.
Diego: Pero para el resto el espacio ha cambiado radicalmente. Porque antes era “venga, vamos a quedar en el cuarto de Barrau, cada uno graba su parte y nos vamos a la casa y ya está”. Ahora ha sido estar en un espacio abierto grabando de verdad, que no todo tenga que ir por línea siempre, estando todas las horas que queríamos trabajando.
Jesús: En la nave industrial había ruido hasta las once de la noche, por eso todas las horas de grabación han sido de once de la noche a cinco de la mañana. Y han sido durísimas, para lo bueno y para lo malo. Porque no hemos tenido que limitarnos con horarios de ningún estudio, ni trabajar con nadie. Hemos ido a nuestra bola. Podíamos tirarnos todo el tiempo que quisiéramos. Y eso también se ha visto reflejado en el proceso creativo. Porque en un estudio en el que pagas por horas no podríamos haber hecho la cantidad de locuras y de cambios que hemos hecho en el espacio que nosotros hemos tenido.
Sorprende para bien que lo hayáis hecho todo vosotros. El papel principal ha recaído en Barrau, ¿es así?
Jesús: Sí, sí, al final yo soy el que tiene un poco el conocimiento y la locura en la mente del sonido y de dedicarme al sonido y las herramientas. Yo tenía la microfonía, los conversores, los previos… Es verdad que el que estaba delante de la pantalla era yo, pero seguro que si no hubiesen estado ellos diciéndome cuándo estaba metiendo la pata hubiesen pasado cosas loquísimas en el disco, o sea, unas decisiones supererráticas. Al final ellos también me han puesto un poco el freno, porque yo ya había perdido un poco el punto. Sí, ha sido un trabajo mío, pero ellos han tenido mucho que ver también en el resultado al final, sobre todo limitándome a mí o diciéndome “por aquí no es”. He sido yo, pero con mucha ayuda.
¿Te has propuesto o te han propuesto grabar otras bandas?
Jesús: Aún no, pero aquí estoy para el que quiera. Si alguien me quiere llevar a producir un disco, yo me echo la mochila, cuatro previos, cuatro micros, un puñal de pedales y me planto en el AVE o en el Talgo o en un carromato a carbón porque, claro, a ver a quién nos saca de aquí. Me encantaría.
¿Hay algún tipo de escena ahí en Almería? ¿Conocéis bandas con las que tengáis cosas en común?
Diego: En Almería hay un par de bandas, pero ese par de bandas es como que… Es muy difícil salir de Almería y es muy difícil tocar porque no hay sitios en condiciones. Y apenas hay público, y el que hay es muy endogámico. Es la gente que toca música la que va a los conciertos de la gente que toca otra música.
Jesús: Pero sí que hay varias bandas que están guay. Monte Terror, con los que dimos nuestro primer concierto. O Adiós Caballos, que también molan. ∎