Pese a empezar media hora tarde (a la hora de inicio, los rezagados colapsaban los accesos de Razzmatazz), con algunos titubeos técnicos que obligaron a abortar y cancelar la inicial “Levitation” y con un sonido confuso donde la batería se comía a Victoria Legrand y Alex Scally, solo puede hablarse de triunfo para explicar el retorno de Beach House en sala a Barcelona. Potenciados por una mayor cercanía más adecuada a su etéreo repertorio y con una puesta en escena austera siempre abusando del contraluz, los de Baltimore se pasearon por su trayectoria llegando a rescatar canciones tan lejanas, pero fundamentales en sus primeros años, como “Master Of None”, “Gila” y “Silver Soul” de “Beach House” (2006), “Devotion” (2008) y “Teen Dream” (2010), respectivamente. La mejora del sonido en la segunda mitad del concierto permitió disfrutar plenamente del eterno contraste entre la languidez (menos brillante esta vez) de Legrand y los punzantes solos de guitarra (casi siempre con slide) de Scally que proveyeron la emoción y la intensidad melódica que caracteriza una carrera que ya se ha convertido en larga y muy consistente. La brillante “Myth” culminó la hora de concierto, que aún se extendería con tres canciones más. Con la platea entregada, en el bis se remontaron de nuevo a su debut con la cándida “Saltwater” y cerraron con la tenue psicodelia de la cadenciosa “Space Song” y la extensa “Over And Over” (de “Once Twice Melody”, 2022), que acompañaron con unas proyecciones mucho más luminosas. Half Nelson
Caribou cerró la primera gran jornada del Primavera Sound 2025 en el Fòrum con un directo expansivo y emocionalmente nítido. Dan Snaith subió al escenario acompañado de batería, bajo y sintetizadores, construyendo una experiencia donde la electrónica cobró cuerpo, textura y humanidad. Su último disco, “Honey” (2024), marca un giro luminoso respecto a “Our Love” (2014) o “Suddenly” (2020): aquí domina la euforia contenida, el groove cálido y un deseo claro de comunión colectiva. Temas como “Broke My Heart”, “Come Find Me” o “Volume” funcionaron como cápsulas de house emocional, con estructuras suaves y ritmos que respiraban funk digital. La música fluía con una cadencia magnética, capaz de conectar a desconocidos en un mismo latido. Los visuales, abstractos y envolventes, reforzaban esa sensación de tránsito sensorial. También se intuyeron guiños al trance noventero y al mítico “The Age Of Love”, como una caricia a la memoria rave. El clímax llegó con “Can’t Do Without You”, recibida como un verdadero himno. En su estribillo repetido late una verdad simple: amor, ausencia, deseo de rencuentro. Fue la banda sonora del festival en los años sin festival, y hoy sigue funcionando como puente entre generaciones y emociones compartidas. Más que un set, fue un estado colectivo. Una defensa de lo emocional en la pista de baile, del beat como refugio y del directo como acto de celebración radical del presente. Laia Marsal
Kelly Lee Owens dejó “Firestarter” de The Prodigy en la mesa de mezclas de la sala Apolo y allí estaba Dave P., familia ya del Primavera Sound y fijo del Primavera a la Ciutat para recoger cualquier testigo posible, subvirtiendo y fundiendo todo en un entramado de sintetizadores heredados del acid house pero tratados desde una perspectiva casi experimental, psicodélica incluso. La pinchada intrincada del de Filadelfia fue una manera estupenda de cerrar la jornada inaugural del Primavera Sound, algo alucinada, y de preparar el cuerpo para lo que se viene dentro de unas pocas horas. Diego Rubio
Herederos del dance punk neoyorquino pero también de Donna Summer y del house más hedonista y disfrutón, Fcukers se presentaron en la sala Apolo en formato cuarteto ante un público lujurioso, hambriento y deseoso, y sirvieron, claro que sirvieron. Con un sonido espectacular que reforzaba las sugerentes y rugosas cajas de ritmo 909, los bajos más gruesos y las ondulaciones más sexis, ofrecieron un concierto mucho más introspectivo de lo que podría parecer –con momentos trémulos y oníricos como las nebulosas de “I Don’t Wanna”–, presentando canciones inéditas e intercalándolas con distintas aproximaciones festivas a géneros electrónicos de los noventa y los dos mil, del dance masivo de “Homie Don’t Shake” a una arrancada punk en la que Jackson Walker Lewis se atreve a compartir las tareas vocales con Shannon Wise o un momentazo de freestyle. La expectación era grande, y también la calentura, y los de Nueva York cumplieron con creces en lo que preparaban el ambiente para el que fue el gran momento de la noche, y seguramente uno de los del festival: la climática “Bon Bon”. Qué ganas de que saquen el debut, porque tiene pinta de que va a estar a la altura. Diego Rubio
Hinds brillaron en la primera tarde del Primavera Sound en el Fòrum con un directo que reafirmó su sitio en la escena indie. Carlotta Cosials y Ana Perrote presentaron “VIVA HINDS” (2024) con un set vibrante y femenino donde sonaron temas como “Bamboo” y “Stranger”, envueltos en riffs nerviosos, coros en espanglish y una energía contagiosa. Dedicaron una canción a la amistad –“lo más importante que tenemos”, dijeron– y reivindicaron el feminismo desde el escenario con naturalidad y fuerza. Aunque Grian Chatten no apareció para acompañar en “Stranger”, como algunos esperaban, el dúo madrileño mantuvo la intensidad y la conexión con el público. Hinds demostraron que su evolución musical no resta autenticidad: siguen siendo cercanas, combativas y queridas. Laia Marsal
La Casa Azul iluminó Primavera Sound con un estallido de confeti, bengalas de fuego y emoción desbordada en la jornada inaugural del festival. Guille Milkyway, con camiseta de TSOP (The Sound Of Philadelphia), rindió homenaje al soul disco sofisticado de los setenta, cuyas armonías elegantes y espíritu bailable sobrevuelan su pop sintético. La camiseta era más que una prenda: una declaración de intenciones. Porque La Casa Azul bebe tanto del europop como del soul afroamericano hecho con corazón, cuerpo y arreglos brillantes. En escena, imágenes de Goku, una dedicatoria a “las mujeres fuertes” con guiños a Nina Simone, Tracy Chapman, Björk o The Ronettes, y la reivindicación de la “espontaneidad infantil que nos caracteriza”, enmarcaron un show que fue himno y catarsis. Con “La fiesta universal”, Guille reclamó amor, anarquía emocional y belleza sin filtros. Una noche de comunión pop en el Fòrum que celebró el arte menor a lo grande. Laia Marsal
Llum abrió la jornada inaugural de Primavera Sound en el Fòrum con una explosión de desparpajo, color y reivindicación queer. A las 17:30h, el escenario Estrella Damm se transformó en un espacio escénico vibrante, con más de veinte personas implicadas. La artista catalana rindió homenaje a Joan Manuel Serrat cantando “Mediterráneo”, convertido en himno de amor a “el nostre mar, el Mediterrani”. Dedicó “No Light” a “totes les persones queer” que han puesto su cuerpo sobre los escenarios y reclamó que sean muchas más. Acompañada por Fades y La Francesssa, tejió un show pop, olímpico y radicalmente comunitario, donde gesto político y celebración fueron de la mano. Un debut potente y sin miedo. Laia Marsal
Famoso por sus mixes y sus mash-ups al frente del radio show de la BBC Radio 6 ‘Indie Forever’, el paso de Nathan Shepherd DJ por la sala Apolo ofreció exactamente lo que se esperaba, nada más ni nada menos. Y la verdad es que no era mala idea: después de la apoteosis hedonista y nostálgica de Caribou encabezando la jornada inaugural, y mientras iban reuniéndose los valientes que buscan prorrogar cada jornada posible hasta el último aliento, su sesión de calentamiento se centró en la música que suena en esos tardeos que tan de moda se han puesto en las ciudades, pero desde una perspectiva genuinamente anglo, con canciones de Hot Chip, Yeah Yeah Yeahs… Como un Ochoymedio o una Razz cualquier sábado, pero bien. Pues ni tan mal, la verdad. Diego Rubio