Annie Clark está en su estudio de grabación, con unas gafas de sol gigantes que le cubren media cara y un abrigo de pelo sintético. De fondo, un par de paredes blancas en las que se alinean múltiples sintetizadores con un par de cuadros abstractos. “Este es mi home studio”, afirma. Bueno, quizá esté en su casa, pero no creo que le haga justicia al concepto democratizador que lleva tras de sí hablar de un estudio casero. Pronto lo reformará para incorporar un equipo de DJ: poco a poco, su faceta como pinchadiscos va ocupando más espacio en su vida y, en ese proceso, se está descubriendo a sí misma en otros géneros musicales que a priori no le interesaban tanto. St. Vincent se sitúa en un término medio entre ser la última gran rockstar o una de las grandes figuras del indie clásico, tan teatral como escurridiza: uno de sus últimos giros creativos (una deriva más natural de lo que pudiese parecer) es un capítulo discográfico enteramente en español.
“Todos nacen gritando” (Total Pleasure-Virgin, 2024) es la versión en castellano de “All Born Screaming”, su último álbum de estudio, publicado en abril de 2024. Inspirado en las pinturas negras de Goya y en la iconografía más sombría del catolicismo, el disco propone una exploración visceral de la vida, la muerte y el deseo, teñida de guitarras detallistas, atmósferas densas y versos cargados de simbolismo eclesiástico. La traducción al español no fue un mero ejercicio lingüístico: lo que empezó como un deseo egoísta por aprender una lengua extranjera acabó aportando algunos matices más goyescos que los originales, en un proceso de relectura que parece sugerir que, efectivamente, la forma en que concebimos la realidad viene determinada por la gramática y el vocabulario de nuestra lengua materna.
Fruto de un homenaje a sus seguidores hispanohablantes, la gira de “Todos nacen gritando” incluye un par de fechas en España: el 10 de julio actuará en el festival Cruïlla de Barcelona y el 12 en el Mad Cool de Madrid, donde podrá poner en práctica ese nuevo vínculo con el público hispano a posteriori de su inmersión lingüística.
Tu último lanzamiento, “Tiempos violentos”, es una colaboración con Mon Laferte que salió en mayo, en la que invitas a la artista a cantar una canción de su último disco. Sin embargo, el álbum en español salió en noviembre. ¿Como surgió esta colaboración ahora?
Bueno, con Mon… quiero decir, soy muy fan suya, y cuando decidí hacer un disco en español supongo que pensé “me pregunto si alguien querría colaborar, algún artista hispanohablante”. Y entonces simplemente pensé que “Violent Times” era la canción perfecta, porque tiene un aire de jazz, como si fuese un estándar, y a la vez es una torch song. Quería oír cómo la cantaba Mon, porque su voz es muy bonita y, además, canta como si llevara toda la historia del jazz dentro. Así que sí, se lo pedí y lo convertimos en una especie de dúo bilingüe.
Ella tradujo la canción de una forma distinta a como tú lo habías hecho. ¿Es una canción nueva para ti?
Sí, sí, totalmente. Creo que aportó por completo su punto de vista, y eso cambió la canción de forma fundamental, y muy guay.
En mayo estuviste en Sudamérica, y este mes tienes varias fechas en España. ¿Sientes que estás revisitando tu disco de otra forma ahora que estás más cerca del público para el que hiciste ese álbum?
Sí… Además creo que haré algo parecido a lo que hice en Sudamérica, que fue cantar algunas partes de algunas canciones en español. Aunque también, el acento… la traducción que hice y el traductor con que trabajé, mi amigo Alan Del Río Ortiz, que es de Monterrey, México. Así que, ya sabes, el disco se acerca más a la jerga mexicana que a la española. Aun así, me gusta hacer algún guiño, un pequeño homenaje.
De hecho, “Todos nacen gritando” es un disco que hiciste como un regalo para tus fans sudamericanos.
Creo que cada país hispanohablante en el que he estado ha tenido un público increíble, de verdad. En cualquier sitio, ya sea en España, en Sudamérica o en México. Cuando toqué en Argentina fue increíble y… bueno, cuando toqué en Chile, hice crowdsurfing y la gente me quitó los zapatos. O sea, me los quitaron. Creo que nunca voy a olvidar lo que pasó. Fue uno de mis conciertos favoritos de todos los tiempos. La gente empezó a cantar “¡Olé, olé, olé, olé! ¡Annie, Annie!”. Así que fue muy guay. Muy, muy guay. Creo que en los países hispanohablantes hay un romance y un amor por la música y la cultura mucho mayor.
¿Como si viviesen más intensamente el presente?
Creo que hay una energía concreta, que es no temer al amor. Se forma una energía muy especial cuando la gente no tiene miedo de amar. Y no es gente a la que le gusten las cosas por ironía o por aparentar que son cool. Les gustan porque de forma genuina les gustan. Y eso es tan puro, tan auténtico… Es lo mejor. Como cantante, no hay nada mejor.
Pero, al principio, fue un álbum que hiciste porque querías mejorar tu español. ¿Crees que lo has conseguido?
Mi español era bastante bueno mientras estaba haciendo el álbum. Llegué incluso a pensar en español. Todo lo que veía, intentaba traducirlo mentalmente. Pero luego me vinieron otras cosas, estuve más ocupada… ya no pude practicar todos los días. Mi español es mejor que antes de hacer el disco, pero todavía me queda mucho por mejorar. Creo que es muy difícil llegar a hablarlo con fluidez.
También fue un disco inspirado originalmente en las pinturas negras de Goya. Así que quizá esa conexión ya estaba ahí antes que Duolingo.
(Se ríe). Creo que sí. Pero también porque bebo mucho de las imágenes católicas en este disco. En “Hell Is Near”, por ejemplo, en la que digo “Empty cup and a can full of marigolds” (“Taza vacía y una lata llena de caléndulas”)… La caléndula tiene muchísimos significados religiosos en las culturas mexicana y estadounidense. Creo que el contenido de este álbum, los temas, la imagen, tenían mucho más sentido en español. Porque España tiene toda esa tradición oscura del catolicismo.
¿Estabas cerca del catolicismo antes de hacer este álbum?
Toda la familia de mi padre es católica. Yo también soy católica y fui bautizada, soy bastante consciente de todas las tradiciones… Estoy muy cerca de todo eso, así que no creo que a nadie le pueda molestar. Para mí es un placer.
Cuando estaba escuchando “All Born Screaming” por primera vez trataba de traducir las canciones en mi cabeza. Por ejemplo, traduje el título como “Todos nacemos gritando”. Y ahora tú lo traduces como “Todos (ellos) nacen gritando”, que puede parecer algo nimio, pero el simple hecho de dejarte a ti fuera de esa ecuación o no puede tener muchos significados distintos. ¿Has descubierto otros matices en tus canciones debido a la traducción?
Sí, creo que hay un montón de diferencias. Pero una que pensé que era muy hermosa fue la palabra “reckless” en español. “Temerario” no quedaba muy bien con el resto de la canción. Así que se convirtió en “Salvaje”, que cambia el significado del tema, porque en la versión en inglés yo cantaba en primera persona “soy temeraria”. Me siento temeraria. Pero ¿salvaje? Cualquier cosa puede ser salvaje. Bueno, sí, me siento salvaje. Pero también el mundo es salvaje. Esto es salvaje. La muerte es salvaje... Hay otros ejemplos, como el de “La fruta más dulce”. En la versión en inglés, la fruta más dulce está “on the limb”. En inglés, esa palabra me parece un poco aburrida. Es un miembro del cuerpo, un brazo u otra cosa que se separa. Ni siquiera suena bonita. Pero en la versión en español, se convirtió en “La fruta más dulce está por las ramas”. Y eso me evoca a las parras, a la cultura de los vinos que tiene España. Es mucho más bonito. Ahora estoy pensando en el vino, en las bacanales de Dionisio y, en general, en cosas que se cultivan y crecen. Y creo que en cada instante que cambió se convirtió en un disco más sincero.
¿Crees que aprendes cosas nuevas sobre tu personalidad debido a la traducción?
Creo que sí. Creo que en inglés trato de ser mucho más ingeniosa, e incluso más grotesca. En español no tengo el conocimiento para expresarme de esta manera. Así que podía decir cosas mucho más dulces y menos oscuras, sin sentir que tenía que ceñirme todo el rato a un personaje.
Siento que ahora estás escuchando tú música de la forma en la que nosotros la hemos estado escuchando hasta ahora. No siempre me apetece hacer un esfuerzo para entender una canción que está en inglés y termino centrándome más en el sonido. Quizá, ahora has podido centrarte más en lo que dices sin cantar…
Sí, sí, totalmente. Porque sabía lo que estaba diciendo, pero no me sentía tan crítica con las palabras. Solo podía escuchar el sonido sin darle un significado y pensar si, simplemente, me hacía sentir algo por sí mismo. Eso cambió la forma en que escucho la música, pero también mi propia música. La música en español está muy orientada al baile, como el reguetón, las cumbias… Hay tanta música orientada al conjunto y al ritmo que solo me gusta cómo se siente, y por eso creo quizá que en estos géneros las letras le importan mucho menos a la gente. Me abstraigo y no analizo como Annie, la letrista. Ahora puedo disfrutar de la música de una manera muy distinta.
Tu gira actual es muy distinta a la anterior. “Daddy’s Home” tenía un tono más narrativo, más teatral o incluso más cercano a un pop más joven. Con esta gira, vuelves a los orígenes, ¿no?
Sí. Yo… claro que amo la música rock, y creo que hay algo ahí… toco la guitarra, que es muy del rock, ¿sabes? Todo el rock’n’roll se construyó en torno a la guitarra. Pero no pienso tanto en esos términos. He visto tendencias… no quiero decir “tendencias” en un sentido negativo, más bien olas. He visto olas que van y vienen: momentos en los que todo es muy electrónico, luego todo se vuelve muy acústico o influenciado por esto o aquello. Y ahora esas olas vienen mucho más rápido a causa de internet. También por eso el concepto de género se está rompiendo. Así que no me sorprendería que el año que viene el rock fuera lo más importante otra vez, ¿sabes? Porque he visto cómo todo vuelve. Pero sí, este show en particular, esta gira de “All Born Screaming”, es un show de rock. Es eso. Estirado, violento, sexi… espero que incluso algo peligroso. Todo vuelve, todo va en ciclos. ∎