No es lo que suena, es lo que representa. Foto: Danilo Pellegrinelli
No es lo que suena, es lo que representa. Foto: Danilo Pellegrinelli

Entrevista

William Basinski: desintegración y simbolismo

William Basinski, entre las máximas figuras de la música ambient internacional, visitará Barcelona para ofrecer en el Primavera Sound una versión orquestal de la que es considerada su obra cumbre, “The Disintegration Loops”. Nos cuenta todos los detalles por videoconferencia.

La discografía de William Basinski (Houston, 1958) es extensa y variada y todavía tiene varias grabaciones recientes y publicadas que no ha presentado en España. Hablamos de “Music For Abandoned Airports: Tegel” (Musex International, 2021), “… on reflection” (Temporary Residence, 2022), grabado junto a Janek Schaefer, y “Iceland Celeste” (Musex International, 2022) y “The Clocktower At The Beach” (LINE, 2023). En algunos casos, se trata de cintas antiguas rescatadas del olvido y manipuladas digitalmente para su recuperación. Pero lo cierto es que hay una pieza por la que el compositor y multinstrumentista estadounidense ha entrado en la historia: “The Disintegration Loops” (2062, 2003).

La historia de esa grabación está envuelta en un halo de simbolismo. En los últimos días del verano de 2001, arruinado y a punto de ser desahuciado del loft de Williamsburg con hermosas vistas a Manhattan en que vivía, Basinski, que entonces tenía 43 años, se puso a digitalizar las viejas cintas magnéticas de bobina abierta en las que había registrado grabaciones de finales de los años setenta y ochenta. Se dio cuenta de que habían envejecido en esos poco más de veinte años y de que, según las reproducía para transferirlas a formato digital, las partículas de óxido de hierro se iban despegando de la cinta magnetofónica que servía de soporte y el sonido se iba desintegrando, apareciendo glitches, retardos e incluso pequeños espacios sin sonido alguno. Cuando terminó el proceso toda su obra se había convertido en polvo analógico. Sin embargo, su nueva esencia se había transferido a un archivo digital de cinco horas de música que documentaba tanto su muerte como su resurrección.

“La gente dice que terminé ‘The Disintegration Loops’ el día que cayeron las Torres Gemelas, pero no es cierto. Todo ocurrió a finales de julio o principios de agosto de 2001, en dos días consecutivos. Y entonces ocurrió el 11-S y conseguí registrar esa última hora de luz con la cámara de vídeo desde la azotea. Después, todo cambió”

Lo más importante de esta música no estriba en lo que suena, sino en lo que representa: pocas semanas después de haber completado la operación de rescate, Basinski presenció desde la azotea de su loft el atentado del 11-S que derribó las Torres Gemelas. Quedó conmocionado, pero optó por contribuir como artista a la reacción colectiva ante la tragedia: filmó el humo y la nube de polvo que rodeaba el World Trade Center e hizo coincidir el vídeo con la música del primer bucle de cinta. Combinados con las imágenes del derrumbe, aquellos sonidos abstractos adquirieron un significado profundo y existencial.

“La gente dice que lo terminé el día que cayeron las Torres Gemelas –responde Basinski cuando le comento la leyenda que se ha generado en torno a la grabación–, pero no es cierto. Todo ocurrió a finales de julio o principios de agosto de 2001, en dos días consecutivos. Y entonces ocurrió el 11-S y conseguí registrar esa última hora de luz con la cámara de vídeo desde la azotea. Después, todo cambió. El mundo entero cambió. La música cambió, el significado cambió. Todos estábamos en shock. Lo que habíamos presenciado es algo que se supone que no puede suceder. Y a partir de ese momento, el disco se convirtió en una elegía”.

El “disco” era, en realidad, una obra de cuatro CDs que Basinski fue editando entre 2002 y 2003 en su propio sello, 2062, a partir del material rescatado de las seis bobinas originales, utilizando como portada capturas de pantalla que mostraban la transformación de la escena filmada del día a la noche. Cuando le pregunto qué sentido tiene volver sobre esas grabaciones en vez de ofrecernos material nuevo o incluso sobre su fabuloso “Lamentations” (Musex International, 2020), es cuando me sorprende: “¡Es el estreno en España de la versión orquestal!”.

Clásico extremo. Foto: Danilo Pellegrinelli
Clásico extremo. Foto: Danilo Pellegrinelli
En septiembre de 2011, con motivo del décimo aniversario del ataque, se organizó en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York un concierto de recuerdo y homenaje. Además de “Tenebrae”, de Osvaldo Golijov; “Fog Tropes II”, de Ingram Marshall, y “Collected Songs Where Every Verse Is Filled With Grief”, de Alfred Schnittke, estaba “Disintegration Loop dlp 1.1”, una versión orquestal de 40 minutos de la obra de William Basinski. “Mi amigo Maxim Moston, que es un maravilloso violinista y guitarrista, y yo nos conocimos formando parte de Antony And The Johnsons. Es quien realizó la transcripción para el concierto de la Wordless Music Orchestra. El estreno mundial de ‘Disintegration Loop dlp 1.1’ en el Templo de Dendur del MET fue absolutamente espectacular y el concierto de Barcelona es, para mí, la más emocionante de todas las fechas de mi gira de primavera”.

Aquel concierto supuso la “canonización” oficial de la obra de Basinski y se ha interpretado en varias otras ocasiones en ciudades de distintos países. Pero es, evidentemente, un espectáculo muy caro. “No puedes viajar con una orquesta a menos que tengas grandes presupuestos”, asegura. Por eso, en cada uno de los lugares donde se ofrece se interpreta con una orquesta local, que en el caso del Primavera Sound será Cordes del Món, formación que dirige el venezolano Ernesto Briceño.

“Todo está escrito en partitura. Todo lo interpretan músicos profesionales, porque es muy difícil de tocar: están tocando lo mismo una y otra vez, con muy ligeras variaciones. Es muy fácil desconcentrarte o perderte, sobre todo hacia el final, porque el espacio empieza a abrirse y tienes que estar muy atento para entrar en tu momento...”

Curiosamente, Basinski no hará nada en este espectáculo. “Max sí vendrá y trabajará con el director y yo podré presenciar el concierto y subir al escenario para presentar a Max. Me pondré guapo, me vestiré bien y haré una reverencia al final”, explica entre risas. Le pregunto cómo es eso y si no va a haber nada de electrónica de la que se pueda encargar él, y responde que no. “Todo está escrito en partitura”, dice. “Todo lo interpretan músicos profesionales, porque es muy difícil de tocar: están tocando lo mismo una y otra vez, con muy ligeras variaciones. Es muy fácil desconcentrarte o perderte, sobre todo hacia el final, porque el espacio empieza a abrirse y tienes que estar muy atento para entrar en tu momento... Además, solo hay un día de ensayo y luego la prueba de sonido, el día del show. Yo lo dirigí solo una vez, con el fabuloso Alter Ego Ensemble de Roma, en la Bienal de Música de Venecia en 2008”.

Aunque “The Disintegration Loops” tiene una duración total de unas cinco horas, el concierto que se podrá presenciar en Barcelona durará, aproximadamente, una hora. Cada una de las seis bobinas originales que forman “The Disintegration Loops” tiene su propia versión orquestal, explica Basinski. “Solemos hacer dos piezas para completar un programa de una hora. En el pasado lo hemos hecho empezando con ‘Disintegration Loop two’ y terminando con ‘Disintegration Loop one’, porque su final es increíble. ¡Te pone en trance! Rob Ames, de la London Contemporary Orchestra, hizo también una hermosa transcripción de ‘Disintegration loop three’. Esas tres ya han sido interpretadas. Jim Thirlwell ha hecho la número cuatro y Max también hizo la número cinco. Durante la pandemia puse a toda esta gente a trabajar. Mi amigo Michael Baxter, de Ámsterdam, hizo la número seis, pero estas tres últimas aún no se han estrenado”.

Para terminar, ¿crees que si no se hubiera producido esa tragedia, si no se le hubiera dado ese simbolismo espiritual al disco, “The Disintegration Loops” habrían alcanzado el estatus que han logrado con el paso del tiempo? “¿Que si creo que seguiría siendo un disco importante si lo de las Torres Gemelas no hubiera pasado? Definitivamente, sí”. ∎

Etiquetas
Compartir

Contenidos relacionados