En 1979, tal día como hoy (no recordamos si lluvioso), vio la luz el segundo disco de Javier Patricio Perez Álvarez, alias Gato Pérez (1951-1990). Lo tituló “Romesco”, la salsa tradicional catalana original de Tarragona. El delicioso sabor de este condimento le sirvió para quitarse la decepción que supuso la edición de su álbum de debut, “Carabruta” (1978), hoy en día elevado a los altares.
“Romesco” tampoco supuso un éxito masivo, pero dejó muy claro su enorme potencial como compositor y, además, le sirvió para, a partir del siguiente disco, fichar por EMI. El cambio fue sustancial. Aunque tuvo que luchar, ese mismo año, con el impacto que supuso entre una minoría selecta la aparición de “La leyenda del tiempo”, de Camarón, muchos críticos ensalzaron “Romesco” y lo elevaron a la categoría de obra maestra, adjetivo nada exagerado.
El disco –que hoy cumple 45 años y en el que participaron Luigi Cabanach, Agustí Fernández, Miquel Rubió, Jordi Vilella, Quinito Béjar, Carles Benavent y J. L. Soler, en el apartado musical, más el dúo formado por Moto Clúa y Manel Joseph a los coros– lo componen nueve canciones sin mácula, que representan todo el ideario poético-musical que vivía en el privilegiado cerebro del genial artista argentino que revolucionó un estilo –la rumba catalana– y nos llenó el alma con sus versos sentidos y hermosos.
A la hora de escoger una canción del conjunto, la tarea se hace casi inviable. Podría ser “El mismo de antes”, “La curva del Morrot” (recuerdos de aquella Barcelona que ya no existe) o “Rumba dels 60s”, composición que detalla su llegada a Barcelona, narrando de modo entrañable y sumamente descriptivo el ambiente que respiraba la ciudad en aquellos años.
Pero la balanza se ha inclinado hacia el lado de “El ventilador” por varios motivos. Es el tema que inaugura el disco, la canción del artista más conocida junto a “Todos los gatos son pardos”, la seguimos tarareando y bailando con la misma fuerza con que nació y su nombre se refiere al elemento básico del estilo que lo enamoró, marcó su vida y llegó a rescatarlo del olvido: la rumba catalana.
Para los que todavía no lo sepan, el ventilador es la batida rítmica que se ejecuta sobre las cuerdas de la guitarra, tocando el cuerpo del instrumento al mismo tiempo; un torbellino constante, el diabólico truco que Peret mostró a todo el planeta. Así lo definió el Gato: “El ventilador, amigos / es un invento que ha hecho furor / porque junta en la guitarra / la armonía y la percusión (...) este truco tan ingenioso / y de fácil ejecución / seguro que no conoce / ni el mismísimo James Bond / Todas las grandes potencias, ay / pretenden averiguar / hasta el Pacto de Varsovia, el Pentágono y la OTAN / El ventilador, ¡máquina! / el ventilador, ¡camina!”.
Han pasado casi cinco décadas y sigue tan vibrante como siempre. Va por ti, Javier. Felicidades. ∎