Jerskin Fendrix

No es habitual que el pico de la temporada estival llegue con un cargamento audiovisual destacado. Menos aún que una de esas llegadas venga firmada por uno de los directores más solicitados y prolíficos del momento. Por si fuera poco, consiguen enrolar a una actriz que ocupa uno de los primeros renglones del Hollywood actual. El afortunado con tamaño equipo a su servicio es el cantautor Jerskin Fendrix, quien logra una pieza sorprendente de la mano del griego Yorgos Lanthimos.

Probablemente dirigida en un receso de su próximo estreno, esa “Bugonia” (2025) que lo vuelve a juntar con Emma Stone, quien interpreta aquí un pequeño papel. El clip de “Beth’s Farm” arranca como una postal bucólica de un granjero –interpretado por el propio músico inglés– cuidando de sus animales. Sin embargo, pronto la firma del principal autor asume el control manifestándose con una serie de extrañezas que siembran el desconcierto. La primera notable es la irrupción de una especie de ceniza negra donde antes pastaban los animales de esta granja anormal. El giro fantástico se recrudece cuando el preocupado granjero lanza un disparo de fogueo y su proyectil, al impactar en un solitario árbol, hace saltar de este al personaje de Emma Stone. Una suerte de hada-bruja que emprende la búsqueda de quien ha disparado la salva de socorro. Reunidos en la granja, ambos emprenden un extraño ritual que implica la quema de mobiliario del interior de la casa, vello y uñas, un baile y otras excentricidades. Las cenizas salientes de ese rito son abocadas a los montones de polvo negro. Una vez partido el personaje de la actriz de “La La Land” (Damien Chazelle, 2016), los animales están de vuelta, pero el granjero desparece y se convierte en ceniza negra.

La caligrafía del autor de “Canino” (2009) se filtra no tanto en la estética del vídeo sino en la construcción de un relato cortocircuitado por lo imprevisible. Un trabajo que teje puentes con “Langosta” (2015) y permite hasta interpretaciones en clave simbólica más allá de asistir a su sorprendente desarrollo. ∎